J. Ignacio Mancilla*
“Os menciono tres transformaciones del
espíritu:
cómo el espíritu se transforma en
camello,
y el camello en león y, por último, el
león en niño”.
De las tres transformaciones. Así habló Zaratustra.
Un libro para todos y para nadie
Friedrich
Nietzsche
En su Infancia e historia. Destrucción de la experiencia y origen de la historia (2001, Adriana Hidalgo editora), libro fundamental para pensar la cuestión de la infancia, Giorgio Agamben, uno de los biopolíticos vivos más importantes, plantea tres preguntas esenciales, que quiero retomar aquí, en la presentación del excelente libro de Liora Stavchansky.
Dicen así:
“¿Existe algo que sea una in-fancia del hombre?”.
“¿Cómo es posible la in-fancia en tanto que hecho humano?”.
“Y si es posible, continúa, ¿cuál es su lugar?” (p. 64).
Por su parte Liora, después de un intenso recorrido, histórico y conceptual, pero sobre todo clínico, casi al final de su Autismo y cuerpo. El lenguaje en los trazos de la perfección (2015, Paradiso Editores), se formula dos preguntas sobre las que ha discurrido, con material histórico y clínico, para problematizar el tema de lo que nosológicamente se llama Trastorno de Espectro Autista (TEA) y que hoy nos quema, al tiempo que nos resuena el decir infantil que dice: Padre, ¿qué no ves que ardo?
Portada |
“¿Qué es entonces un niño?”.
“¿Cómo podemos definir el
niño y su sufrimiento?” (p. 127).
Por su parte Alain Badiou,
en un formidable análisis del mal-estar del mundo contemporáneo, en el que la
lógica neoliberal es hegemónica, nos advierte sobre la infantilización de los
jóvenes hombres y la prematuración (sexual) de las jóvenes mujeres, para
perpetuar, de ese modo, una dominación bélica, consumista y depredadora del
planeta con la que todas y todos sufrimos, no nada más los niños.
Y donde el problema
principal es el de que las mujeres ocupen el lugar de Uno, como reproductoras
del individualismo burgués.
Pero vamos al punto ético y
político del libro de Liora.
Se trata de lo que el mismo
Lacan, en Milán (Italia, 1972), llamó el discurso capitalista, como corolario del
desarrollo de sus cuatro discursos radicales (el del amo, el de la histérica,
el del analista y el universitario) que sustentó en su Seminario de 1969-1970,
que lleva por título El reverso del
psicoanálisis.
Posición a la que llega
después de haber escuchado a Michel Foucault en aquella conferencia magistral
de ¿Qué es un autor?
No obstante que el libro de
Liora es pequeño, 135 páginas, está plagado de muchas cuestiones y problemas
que no puedo desglosar aquí con el detalle que merece tan estimulante libro,
pues de hacerlo tendría que alargar demasiado mi intervención, cosa de ninguna
manera conveniente.
De modo que tomaré, para problematizar
su lectura, algunos de los puntos que más me han llamado la atención, e
invitarlos, de esta forma, a leer el libro, en el que se nos exhorta a
reflexionar y preguntar, todo el tiempo, sobre las singularidades que se
juegan, permítanme esta modalidad: ellos (los niños), juegan, pero también
sufren.
Ahora yo pregunto:
¿A quién conviene el
sufrimiento de todos?
¿Quién gana con el
sufrimiento de todos?
¿Qué tiene que decir el
psicoanálisis ante esa modalidad epocal de sufrimiento infantil llamada TEA?
Sufrimiento que quema,
insisto, no solamente a los niños sino a todas y todos nosotros.
Es aquí donde justamente
adquiere todo su valor (que de ninguna manera es poco) el libro de Liora, pues su
texto es una propuesta otra sobre el autismo; y también una clínica otra, donde
lo que más destacaría, es la escucha del decir y/o hacer de los niños con autismo.
Voy al libro.
Contraportada |
Abordaré, pues, solamente
algunas cuestiones, como ya dije.
Me interesa, pues, el
complejo nudo de la ética y la política.
Para también decir algo
sobre el cuerpo y la ideología tan pertinaz de su supuesta naturalización.
Bien, en el Capítulo 4. El a corporizado, discurso
capitalista y discurso autista, la autora, con una formidable capacidad de
lectura y de síntesis, se hace una pregunta clave:
“¿De qué modo y bajo qué
reglas el autismo puede leerse en la clínica como un síntoma de la época donde
hay que devorar todo, incluso el resto?” (p. 91).
Pero, ¿qué dijo Lacan en
Milán (Italia) sobre el llamado discurso capitalista?
Hago la cita tomándola del
propio libro de Liora.
“La crisis no es del
discurso del amo, porque el discurso capitalista la sustituye y es abierta […]
No les digo en absoluto que el discurso capitalista sea débil, al contrario, es
astuto. Astuto pero destinado a reventar, porque es insostenible” (p. 110).
¿Y por qué no lo reventamos?
¿Por qué dejamos que
reviente a nuestros niños y a nosotros?
¿Por qué seguimos
sacrificando niños y humanos en general a ese Moloch moderno hecho con dinero y
capital?
He aquí una cuestión ética,
pero también política y clínica, sí; y en esto radica todo el valor del libro
que ahora presentamos.
Se trata de una propuesta
clínica, que gira en torno a una ética, la del deseo y que, como tal, se
posiciona políticamente en dirección de la causa del deseo, que no es sin
límites, sin falta, como todas y todos sabemos.
Pero, ¿en qué dirección
a/punta, en sus reflexiones finales, el libro de Liora?
Retomo, para ir cerrando
esta mi intervención, el final del libro de Giorgio Agamben:
“[…] la vida humana en
cuanto ethos, en cuanto vida ética.
Buscar una polis y una oikía que estén a la altura de esa
comunidad vacía e imposible de presuponer es el deber infantil de la humanidad
que viene” (p. 222).
Casi diría que es el único
imperativo categórico digno todavía de enunciarse, a estas alturas, en lo que
todavía sigue siendo, para bien y para mal, la modernidad.
¿Aceptamos el reto?
¿Se trata de una nueva
utopía?[1]
Es más bien una a/topía en
la que, y aquí cruzo problemáticamente a nuestra autora con otros autores,
algunos de ellos referidos en el libro, es el caso de Giorgio Agamben y Alain
Badiou, otros no, aunque me consta que los ha trabajado, me refiero a
Byung-Chul Han y su crítica al neoliberalismo; aunque quizás le haga falta un
posicionamiento más claro contra el capitalismo tardío.
Es, pues, la a/potencia de
nuestros cuerpos lo que se juega: ¿jugamos el juego o nos dejamos que nos
reduzcan a meros espectadores y consumidores, para seguir reproduciendo, así,
un sistema que nos aliena y nos explota?
Una última cuestión.
Hay en el texto algunas indicaciones
negativas con respecto a la metafísica y la ontología, al tiempo que se
apuntalan algunas cuestiones éticas sustentadas en Freud y Lacan, pero no sin
apoyos filosóficos; mismos que se han desarrollado deconstruyendo,
precisamente, la metafísica y la ontología.
Posibilitando, así, otra
lectura del cuerpo, que viene desde Spinoza, por lo menos, en la que la
incorporación subjetiva del cuerpo desborda, con mucho, el biologismo tan
defendido por las neurociencias y que sirve como caballo de batalla contra el
supuesto anacronismo del psicoanálisis.
En este punto, el Capítulo 5. El goce desbocado, con el
que se cierra el libro de Liora, no tiene desperdicio.
Retomo la pregunta de gran
calado que se hace y nos hace Liora con respecto al autismo, pero que puede
perfectamente extenderse a una reflexión más general sobre el cuerpo:
“¿Cuál es el enigma del
cuerpo cuando se trata de autismo?” (p. 121).
Dejo de lado que toda esta
problemática está muy bien articulada con las cuestiones nada fáciles de la función
paterna y función materna estructuradas también con la Ley y el falo.
¿Estamos hablando, de una otra
estructura, la autista, según el decir de Jacques Alan Miller?
¿Puede el psicoanálisis
convertirse en un autismo de dos?
El riego está, todo el
tiempo.
Aquí es, pienso, donde la
a/topía agambeniana, si la cruzamos con Nietzsche y por supuesto con Freud,
(aquél que sostuvo que el dinero nunca fue un deseo infantil), adquiere toda su
radicalidad.
Y el libro de Liora
Stavchansky, así lo pienso y así lo leo, no camina muy alejado de este
horizonte.
Si lo leen, y las y los
invito a hacerlo, creo que también lo entenderán de ese modo.
Es por ello que termino con
una interrogante:
¿Por qué Nietzsche, más que
el Súper hombre (Übermensch), no sostuvo al niño (como santo devenir) como la
figura más importante de su a/topía?
Mucho falta, todavía, por
reflexionar en torno a ese lugar problemático del niño.
Muchas gracias.
P. 45 |
Guadalajara Jalisco, a 19 de mayo de
2016.
(Hotel
Aranzazu). [Fecha original].
*J. Ignacio Mancilla
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]
[1]
Desde el título juego con el tema de la utopía, que escribo con a para referir,
de ese modo, al objeto a causa del deseo propuesto por Jacques Lacan.
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