J. Ignacio Mancilla*
Queridxs lectorxs:
Con esta entrada (ilustrada con algunos fotogramas pertenecientes a otro Dekalog) inauguramos nuestro año de publicaciones 2018, periodo en el que nos hemos propuesto algunas metas para continuar este proyecto que iniciamos en abril de 2015. Una de ellas implica cambios en la dinámica del blog, así como la apertura de algunos espacios en redes sociales que nos permitirán dar un mejor seguimiento a las entradas. Pronto les compartiremos más sobre ellos para que puedan sumarse y dejar sus comentarios. En lo que respecta a los textos, les informamos que podrán leernos cada martes, de forma intercalada, a mi padre y a mí. Ya expresamos en otros momentos la fortuna que es para nosotros poder tender estas Cuerdas y con ello posibilitar una comunicación que nos permite hablar con aquellos que, sin conocerles necesariamente en persona, entran a leernos. Bienvenidas sean las opiniones diversas, afines, contrarias, todas las inquietudes; bienvenidas las discrepancias pues ahí está la semilla del diálogo que pretendemos (uno que respeta a las personas y debate sobre las ideas), no en la reafirmación constante de lo que expresamos, sino en el intercambio de formas de pensar. Sus intervenciones, en ese sentido, son cruciales.
Feliz inicio de año para todxs.
Inés M. Michel
1.-
Es más que patente que las elecciones presidenciales del 2018 no resolverán los
problemas de fondo de México, sobre todo considerando el desastre en el que dejará
al país (social, económica, política y humanamente) la administración de Enrique
Peña Nieto (2012-2018).
Póster de Dekalog I (K. Kieslowski). |
2.-
No obstante ello, es más que indispensable tomar una posición clara con respecto
a dicho proceso electoral, pues lo que se juega de manera inmediata y mediata
es de suma importancia para la Nación toda.
Fotograma de Dekalog II (K. Kieslowski, 1988). |
3.-
Desde esta perspectiva, nos enfrentamos, en términos muy generales en la
situación presente, solamente ante 4 alternativas posibles; esto desde la mera
lógica del voto:
a)
La del continuismo priísta, representada, esto sino ocurre algún tipo de contingencia
política imprevista hasta ahora (a inicios del 2018), por el candidato oficial
José Antonio Meade (nacido en 1969); quien ha ocupado altos puestos tanto en el
sexenio de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) como en el de Enrique Peña
Nieto. Y ha sido, en parte, responsable
de muchas de las cosas que hoy ocurre y no obstante ello ahora pretende la silla
presidencial.
b)
La de Por México al Frente, una especie de engendro ideológico conservador entre
la derecha y la izquierda, cuyo candidato más probable será Ricardo Anaya (nacido
en 1979), expresidente del Partido de Acción Nacional (PAN); otra forma del
continuismo PRIANREDISTA establecido de facto a partir de la firma del Pacto por
México, signado, precisamente, en el presente sexenio. Para mal de todas y todos.
Los únicos beneficiados fueron las élites del poder económico y de los partidos
políticos, tan distantes del pueblo todo.
c)
La del o de la candidata supuestamente independiente, que serían, lo más seguro,
Jaime Rodríguez Calderón (nacido en 1957) y gobernador actual del Estado de
Nuevo León, cargo al que llegó como independiente y Margarita Zavala (nacida en
1967), esposa de Felipe Calderón y que nunca se ha deslindado de los crímenes
de lesa humanidad cometidos por su cónyuge en su calidad de presidente y que
ahora, por su cuenta, aspira a ser la primera presidenta. ¿Para qué?,
nos preguntamos, ¿para continuar con (PAN con) lo mismo?
d)
Por último, está la opción de Andrés Manuel López Obrador (nacido en 1953) y que
compite por tercera ocasión; al que le han robado el triunfo en las elecciones de
2006 y en las del 2012, de manera por demás descarada. Si no nos equivocamos,
esta candidatura es la única opción real y diferente (hasta cierto punto), lo
que no significa necesariamente una alternativa radical al régimen. Más bien
se trataría de una especie de reencauzamiento de la historia nacional en tiempos
de plena globalización. Lo que genera muchas dudas sobre la manera en que
realmente gobernará si es que se le reconoce, en esta tercera vez, su probable
triunfo y, sobre todo, si somos capaces de defenderlo. Aquí se abren todas las incógnitas
posibles. ¿Qué haremos?
|
4.-
Ante este panorama, la única opción sufragista e institucional que se nos presenta
en términos reales a todas y todos los mexicanos es la de Andrés Manuel López
Obrador (AMLO); cosa que de ninguna manera podemos asumir y menos proponer de forma
acrítica, antes bien, ahora es más que indispensable un posicionamiento político
claro de por qué, en todo caso, se llamaría a votar por él y a movilizarse en caso
de un nuevo fraude. Exigiéndole un mínimo de cosas, en lo social, en lo económico,
en lo político y en lo humanístico al propio AMLO si es el ganador y se logra
su reconocimiento. Al respecto puede verse la carta abierta que le escribió
Javier Sicilia en el Proceso del 31 de diciembre de 2017.
5.-
Esta coyuntura plebiscitaria, que se da en medio de una de las más agudas crisis
política, social y económica, además de humana (insistimos), tiene que impulsar
un reacomodo de las izquierdas y de las fuerzas progresistas todas, más allá
del oportunismo, para así poder redefinir las condiciones del futuro inmediato,
mediato y lejano de nuestro país en el contexto internacional de grandes
reacomodos mundiales. No podemos aislarnos del mundo, pero tampoco podemos
someternos, como se ha hecho en los últimos 30 años al neoliberalismo más
rapaz, salvaje e inhumano que hoy impera.
Fotograma de Dekalog V (K. Kieslowski, 1988). |
6.-
Cosa que, pensamos, no puede hacerse sin un balance crítico de la opción que ha
presentado el Concejo Nacional Indígena (CNI) y el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) a través de su candidata María de Jesús Patricio Martínez
(nacida en 1963), mejor conocida simplemente como Marichuy. Se supone que como
una alternativa real al mero juego electoral/institucional del sistema. Pero,
nos preguntamos, ¿ha fungido realmente la candidata del CNI/EZLN como una
opción de aglutinación del malestar social que atraviesa todo el país? Pensamos
que no y mucho se debe al distanciamiento político e ideológico entre los
zapatistas y los perredistas (desde los tiempos de AMLO) y toda la izquierda
partidaria; incluyendo a MORENA. He aquí, pues, la verdadera necesidad de una
reflexión crítica, en tanto dicha alternativa es por la que no pocos están apostando,
pero tendrá pocos efectos en la composición del mapa político institucional del
México actual, pues su llamado es por una lucha a largo plazo, pero, ¿existe el
largo aliento sin el corto? Con toda la importancia que ha tenido el EZLN en el México actual, su
presencia se ha ido diluyendo y dejó de ser el gran atrayente que fue algún
día; sin importar toda la pertinencia de sus planteamientos hechos desde el
largo plazo.
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7.-
Todo lo anterior no puede hacerse sin dejar en claro la situación que guarda nuestro
país desde lo económico, lo social, lo político; pero también desde la catástrofe
humana que hemos vivido desde la guerra de facto impulsada por Felipe Calderón y
que prolongó Enrique Peña Nieto y que, ahora, se pretende legalizar mediante la
Ley de Seguridad Interior recientemente aprobada. ¿Cómo previsión ante el
descontento social ante un nuevo robo electoral? He aquí, pensamos, la cuestión
de fondo. Es sobre este nuevo escenario que tendremos que actuar con suma inteligencia
y prestancia.
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8.-
¿Cuál es la condición que guarda la nación, cuando prácticamente ha concluido
la administración de Enrique Peña Nieto y de la que José Antonio Meade pretende
ser la mera continuación, llamándole, no sabemos si inocente o cínicamente, la
opción del “progreso” contra la del “abismo”, representada, según él y el
sistema todo, por Andrés Manuel López Obrador? Mero chantaje ideológico y
político ante una población asqueada por la grilla politiquera y, además, con
un país llevado al abismo precisamente por el que ahora se nos presenta como
nuestro salvador (¿Negan travestido, pero con su inseparable bate, “Lucille”?).
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9.-
Aparte de la profunda crisis económica y política; además de social y humana,
de ninguna manera podemos olvidar los más de 200 mil muertos y más de 30 mil
desparecidos y los miles y miles de desplazados; todo ello como el corolario de
una administración altamente corrupta e incapaz de resolver, vía la política y
las instituciones los graves problemas nacionales que hoy nos agobian. ¿Acaso
no son necesarias reformas profundas, como las emprendidas en los tiempos de
Benito Juárez y no como las recientes, llamadas estructurales, y que han llevado
al país, precisamente, al desastre actual?
|
10.-
Por todo lo anterior, este decálogo político y social no quiere ser otra cosa
que un
llamado a la movilización electoral, pero también política; y por supuesto que también
social y humana, para posibilitar no solamente el triunfo electoral de Andrés
Manuel López Obrador sino, sobre todo, hacer que se le reconozca, para, a
partir de ahí, no sin un distancia crítica necesaria (volvemos a insistir en
ello), poder emprender, entre todas y todos
los mexicanos de abajo y de en medio, un camino de justicia social, con paz y
democracia y con un desarrollo igualitario; sin dejar de considerar la libertad,
el techo, la tierra, la salud, el pan, la educación, el trabajo, la independencia
y la dignidad. En suma los famosos once puntos del EZLN. Pensamos que esto es
factible si todas y todos nos lo proponemos. ¿Acaso es imposible conjuntar la
lucha de largo plazo con la electoral? ¿Son
acaso irreconciliables estos dos proyectos?
Esta
es la razón de fondo del presente decálogo político y social en pro de Andrés
Manuel López Obrador (AMLO). ¿Qué otro candidato hará posible esto? Por
supuesto que esto no se hará sin la presión social y política organizada. Pero
sinceramente así lo consideramos, faltas tú, sin ti este esfuerzo no dará los
frutos anhelados. ¿Estás dispuesto a ello? Pensamos que nos ha llegado la hora
de organizarnos de manera eficiente e inteligente y no permitir más atropellos
en ninguno de los rubros que priístas, con
la complicidad de muchos perredistas y por supuesto los panistas, nos
han sumido en los últimos tiempos: la economía, la justicia, la democracia, los
valores humanos, la dignidad, la salud, la educación, el trabajo, la paz, el
hogar, la calle y un largo cúmulos de
etcéteras que no podemos, ya, dejar de lado. Ya no podemos aplazar las
soluciones que los tiempos actuales nos exigen.
¿Están
AMLO y el EZLN dispuestos a ello?
¿Lo
estamos nosotras y nosotros? ¿Te sumas?
Sin
ti no lo lograremos. Tenemos que estar todas y todos.
|
P.
D.
No
solamente es México sino la humanidad toda la que está en juego, como muy bien
las y los zapatistas nos lo han mostrado con creces; de ahí que haya fuerzas e
intereses que quieren impedir la conjunción de los dos proyectos que aquí hemos
definido sucintamente. Mal haríamos en seguir perpetuando ese su juego.
*J. Ignacio Mancilla.
[Ateo, lector apasionado,
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]
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