Guadalajara
Jalisco, a 15 de mayo de 2017.
Tonatiuh Bravo Padilla,
Rector General de la Universidad de Guadalajara.
“The time is out of joint”.
(“El tiempo está
desquiciado”).
William Shakespeare,
Hamlet, Acto 1, Escena 5.
Me he dirigido a usted en
otras ocasiones, delicadas todas y solamente he recibido el silencio como
respuesta, lamentablemente; supongo que no es por desprecio, sino, espero que
así sea, por sus múltiples y complejas ocupaciones. (Lo mismo he hecho con
otros funcionarios de la Universidad de distintos niveles y el resultado ha
sido el mismo).
De ser así, entendería el no
mal gastar su tiempo ocupado (supongo homogéneo), para distraerlo en aras de
las demandas de un simple profesor de asignatura cuya temporalidad,
intempestiva por necesidad (el precario salario obliga), pero también por
convicción (la dignidad así lo demanda).
Hoy lunes 15, es el día del
Maestro, profesión que con orgullo he desempeñado por cerca de 40 años (ingresé
como profesor de la Universidad de Guadalajara allá por 1978, en la gloriosa
Escuela Preparatoria de Jalisco) y, en este día, que para mí como para muchas y
muchos de mis colegas es más que significativo (de hecho es vital), se gastarán,
lo sabemos, discursos y homenajes que poco o nada aliviarán la precariedad de
nuestras vidas, ¡qué le vamos a hacer!
Bien, como no puedo hacer aquí
el recuento de las veces y los motivos
por los que les he escrito (sí, hablo en plural), aprovecho la ocasión para
reiterarle mi extrañamiento por no haber tenido, hasta el presente, respuesta alguna
y que, no obstante ello, quiero expresarle
que a pesar de las adversidades (uno de mis nombres es Ignacio) no claudicaré en
esta noble tarea de trasmitir a las y los jóvenes universitarios, el amor por
el saber (¿sabe usted que soy filósofo de formación?), pues, así lo pienso,
será ésta la única pasión que en estos momentos podrá salvarnos, en la ausencia
de Dios, como nos corresponde a las mujeres y hombres modernos (y pienso no
solamente en lo terrible que vivimos en México sino, también, en lo siniestro
que se ha apoderado del mundo todo, cual si estuviéramos, como el tiempo,
desquiciados).
¿Paradójico, verdad?
Como la vida toda y que conste
que es algo que he aprendido de la filosofía y que esta enseñanza/aprendizaje es
la que me ha sostenido con fortaleza en medio de las precariedades impuestas
por los caprichos de la política (también la universitaria, mi candidatura
independiente a la Rectoría no fue un mero juego), otra de mis pasiones.
Me despido de usted enviándole
un saludo, a la espera de que esta vez sí alcance sus lejanos y distantes oídos,
desde acá abajo. Dicen que el sol (¡vaya, ahora es su nombre lo jugado!) sale
para todos, ¿será?
Atentamente,
J. Ignacio
Mancilla, profesor de asignatura. Departamento de Filosofía del Centro
Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).
[Ateo, lector apasionado,
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]