Primer
Informe de Andrés Manuel López Obrador (AMLO)
“El 15 de febrero de 2018 el periódico
Reforma
publicó una encuesta sobre las
elecciones
presidenciales: <<Así cierran las
precampañas:
Lidera AMLO, Acelera Anaya, Se rezaga
Meade>>.
Las cifras de intención de voto eran
AMLO 42%;
Anaya 32%; Meade 18%; otros candidatos
8%.
Para el 1 de julio, día de la elección,
la ventaja
de AMLO sobre Anaya se había triplicado.
¿Qué pasó
en esas semanas para que AMLO pasara de
tener 10 puntos de ventaja a tener 30?”.
Jorge Buendía/Javier Márquez. 2018: ¿Por
qué el tsunami?
(Nexos No. 499, julio de 2019).
El próximo 1 de septiembre, Andrés Manuel López Obrador
(AMLO), como todos los anteriores presidentes, estaría obligado a presentar
ante el H. Congreso de la Unión su primer informe de gobierno. Sin embargo, el
lunes 1 de julio, a un año de su triunfo electoral, AMLO decidió en pleno
zócalo adelantar dicho ejercicio y nos presentó (rompiendo formas de alguna
manera), a todas y todos los mexicanos, su primer balance de actividades; a
siete meses de ejercicio y celebrando su primer año de haber sido electo.
Independientemente de que también revisaremos el que por
obligación dará ante las y los legisladores del Congreso, adelantamos aquí, con
lo presentado por el propio Andrés Manuel, nuestra reflexión sobre los primeros
siete meses del régimen ya denominado de la cuarta transformación (4 T).
Lo primero que salta a la vista es el cambio de formas,
AMLO ha decidido darle un giro a su balance de actividades y presentarlo en la
principal plaza pública de nuestro país, el zócalo de la Ciudad de México.
Igual hizo cuando se supo ganador y se presentó en la misma plaza para dar no
solamente su posicionamiento ante el triunfo, de alguna manera (in)esperado,
sino para esbozarnos sus compromisos ya como presidente electo.
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Informe de actividades, Andrés Manuel López Obrador. Foto: La Saga. |
¿Qué tanto se ha avanzado en lo prometido y qué tantas son
las dificultades reales que todavía habrá que vencer? He aquí las dos preguntas
fundamentales, según mi punto de vista, desde las que habrá que juzgar al
presente régimen.
Me gustaría, antes de dar respuesta a esas dos acuciantes
cuestiones, hacer explícita una apreciación que creo no es solamente personal,
acerca del momento que nos ha tocado vivir con este cambio en marcha, aún con
todas sus contradicciones.
Y es que… de alguna manera sabíamos que habría muchas
dificultades y de que el país estaba hecho un desastre, pero nunca nos
imaginamos el grado de descomposición social, económica y política –además de
otras esferas que han las timado el tejido social- al que llevaron a nuestro
pueblo y nación los dos últimos sexenios; estoy hablando de Felipe Calderón Hinojosa
y de Enrique Peña Nieto, sin dejar de apuntar, también a Vicente Fox Quezada.
Al grado de que estamos remando a contracorriente y muchos
esfuerzos habrá que hacer, todavía, para apenas poner las condiciones mínimas
para que se transforme realmente el país. Pero, ¿estamos seguros que la 4 T es
la mejor vía?
En esas estamos y para ello voy a entrar al análisis de lo
planteado por nuestro presidente y confrontarlo con la realidad, la simple y a
veces dura realidad. Esto en términos muy sintéticos.
Para hacerlo quiero iniciar citando un texto del mensaje de
AMLO, ya casi al final sostuvo que:
“Se han cumplido 78 de los
100 compromisos que hice en esta plaza hace siete meses, 78 de 100.
Posiblemente nunca al comienzo de un gobierno se haya hecho tanto en tan poco
tiempo; sin embargo, tenemos pendientes”.
¿Es así? Bien, yo por mi
parte me detendré en algunas cifras (en pocas, muy pocas, a manera de ejemplos
ilustrativos) para, partiendo de ellas hacer una reflexión sobre lo que está en
juego en los tiempos de la llamada cuarta transformación (4 T). Sobre el
sentido o no de esta última ya me expresé aquí mismo, en este Blog (entrada del 6/20/19).
Avanzo, pues.
Tomaré tres datos a manera
de ejemplos, para analizar todo lo que se cierne alrededor de las cifras y su
significación.
En primer lugar, en el
mensaje se nos dijo:
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Foto: Notimex. |
“Se redujo el robo de
combustibles en 94 por ciento; y con eso nos vamos a ahorrar 50 mil millones de
pesos. Se resolvió el problema de abasto de gasolinas y, como ya dijimos,
prácticamente se acabó con el famoso huachicol”.
En términos mucho más
concretos esto significa que esos 50 mil millones de pesos equivalen a
prácticamente 4 años de presupuesto de la Universidad de Guadalajara,
considerando los 13 mil millones de pesos de este año. Sé que otra cosa es lo
que realmente hace nuestra Universidad con ese dinero y toda la cuestión de los
altos sueldos de los funcionarios y las
dobles y hasta tiples plazas; y, hay que decirlo, la miseria de salarios de las
y los maestros de asignatura, que son más del 50 por ciento de la planta
docente de nuestra alma mater. Pero…
En segundo lugar se planteó
que:
“Se suprimió la pensión de cinco millones de pesos mensuales a
los expresidentes de la República”.
Y:
“Ya no hay atención médica
privada ni cajas de ahorro especial para los altos funcionarios públicos; sólo
con estas dos medidas nos ahorramos 10 mil millones de pesos”.
Es decir, casi el
equivalente de un año de subsidio de la Universidad de Guadalajara; para seguir
con la misma comparación.
En tercer lugar y ya por
último (haré un análisis más general cuando presente su informe ante el
Congreso, el próximo 1 de septiembre), otra de las medidas que se tomaron en
este gobierno, se enunció del siguiente modo:
“Ya se canceló la
condonación de impuestos a potentados e influyentes”.
¿Cuánto representa en
términos reales dicha cancelación? Van mis cálculos, ello a partir de algunas
consideraciones de diversos medios y periodistas. Y aquí sí estamos antes
cantidades estratosféricas, que apuntalaban un régimen demasiado inequitativo
y, por tanto, injusto.
Pero, ¿se acaba la
injusticia con la medida anterior y todo lo que ha hecho el presidente? Por
supuesto que no, esto apenas empieza. No esperemos que todo lo haga él, ¿y nosotras
y nosotros? ¿qué haremos para no perder la oportunidad de que cambien realmente
las cosas en nuestro país y para evitar que el viejo régimen vuelva?
Esta es la verdadera
cuestión. Y depende solamente de nosotras y nosotros. ¿Nos queda claro?
Bien. Un dato que se
manejó fue el de 400 mil millones de pesos. Para las y los humanos comunes que
somos, estas cifras nos rebasan absolutamente, pues nuestro uso cotidiano del
dinero no va más allá de nuestras raquíticas quincenas. Pero para que nos demos
una idea clara al respecto, considerando el mismo patrón, los 13 mil millones
de pesos anuales del presupuesto de la Universidad de Guadalajara. Esa
cantidad, la de 400 mil millones de pesos (independientemente de que haya sido
mayor, como otros medios manejaron; algunos elevaron la cifra a 600 mil
millones de pesos), equivale a 31 años de presupuesto de la Universidad de
Guadalajara; es decir, se pudo haber financiado a la Universidad de Guadalajara
desde 1988 hasta el presente año (2019). De ese tamaño es la estafa de las
grandes firmas y sus grandes tasas de ganancia. ¿A costa de quiénes?
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Rectoría General de la Universidad de Guadalajara. Foto: La voz de Jalisco. |
Esto es lo que se ha
hecho, y sí falta mucho por hacer, pero… la pregunta de fondo es, ¿qué estamos
haciendo nosotras y nosotros para que México cambie realmente? Por ejemplo,
¿qué estamos haciendo en nuestra Universidad de Guadalajara para que se acabe
la impunidad y la corrupción? Y, finalmente, ¿está solo el presidente en su
“loca pasión”? ¿Y el gabinete? ¿Y las y los legisladores? ¿Todas y todos
estamos a la altura de la cuarta transformación (4 T)? O… ¿Se podrá avanzar en
el camino andado si no se castiga, legalmente, a quienes tanto dañaron al
pueblo todo y a la nación misma? O… ¿con el perdón basta?
Son algunas preguntas que
quedan pendientes y que habrá que confrontar con la dura realidad conforme pase
el tiempo; la que está más allá o más acá de los discursos. Para bien y para
mal. Pero tengo la impresión de que aparte de las “normales” reacciones en
contra del cambio, dentro de la burocracia misma, hay sectores “oscuros” (uso
el término en el sentido de la teoría del sujeto de Alain Badiou: sujetos
fieles, reactivos y oscuros; siempre relacionados al acontecimiento y al verdad), que están haciendo una singular “guerra
sucia” para que pronto vuelva la “normalidad” y se extinga al anhelo de cambio
de los 30 millones de votos que llevaron a Andrés Manuel a la presidencia.
P. D.
El mismo lunes 1 de julio
fue publicada una entrevista que hizo La Jornada a Andrés Manuel López Obrador
(AMLO) por parte de Roberto González Amador, Luis Hernández Navarro, Pedro
Miguel, Alonso Urrutia y Miguel Ángel Velázquez. En ella el presidente no
contestó varias de las cuestiones formuladas por La Jornada, precisamente
aquellas que tienen que ver con las grandes contradicciones en las que se mueve
el régimen de la 4 T, es decir, la Guardia Civil, el Tren Maya y, sobre todo,
el todavía sensible tema de la seguridad en la que poco, muy poco, se ha
avanzado. Lamentablemente. Esto mientras la “loca pasión” del presidente
apuesta por afianzar todo hacia el fin de año. ¿Será? ¿Y nosotras y nosotros qué hacemos y qué haremos al
respecto?