miércoles, 27 de enero de 2016

"Una manada medio rara" (Parte 2)


J. Ignacio Mancilla*





Tomada de: Dreamers.com


[El texto se gestó para un análisis crítico de la Red Analítica Lacaniana (REAL), que se auto disolvió el año 2012 con su XII Congreso en Guadalajara Jalisco; hoy formo parte de otra apuesta, la de la Escuela de la Letra Psicoanalítica, promotora del Encuentro sobre letra y escritura. Feria alternativa del libro en psicoanálisis, que se llevará a cabo en la Ciudad de México los días 5, 6 y 7 de febrero. Queda consignado. Por su extensión se publicó en dos partes, esta es la segunda. Ver la primera: aquí.] 


Sí, es el deseo y sus decisiones lo que une esa peculiar manada, la que en varios momentos de la dos películas aquí analizadas (lo mismo ocurre en la tercera secuela) vemos marchando a contracorriente de las distintas especies que conforman el todo de la vida animal, como es el deseo tras lo que corre, todo el tiempo, Scratt, la ardilla nerviosa que nunca puede estar en paz con la bellota, ya que, por una u otra razón, no puede tenerla para sí. Viéndose condenada, cual Sísifo metamorfoseado en ardilla, a perderla, de nuevo, una vez que la ha pesquisado.

Quizás esto sea una de las características más específicas de la comunidad humana.

Es posible que más de alguno le incomode esta consideración, pero es posible, también, que le reconforte; pues al hacernos pensar en la fragilidad de la comunidad, y no solamente en la fragilidad de la vida misma, tal vez apostemos más por una ética de la hospitalidad y la amistad, sabiendo precisamente del riesgo siempre presente de la hostilidad, como una ética que da cabida al otro en su concreta radicalidad e irreductibilidad en tanto es diferente.

Prójimo (Nebenmensch), le llamó Freud.

Y es que en su ser más interno, está latente, todo el tiempo, lo que podríamos nombrar como la fuerza a-social (Kant) de un ser que carga como segunda naturaleza, en tanto hablante (en la película los que no hablan son los humanos), su ser político, es decir, constructor de ciudades; de culturas y sociedades diversas, condenado a constituir lo que le es imposible: una comunidad que tiene que consolidarse cada vez, aún bajo la amenaza, latente, a cada rato, de su posible destrucción.

¿No es este nuestro riesgo más atroz?

¿No es esto lo que Freud, el creador del psicoanálisis, pone en el centro de la discusión en su famoso El Malestar en la cultura (1930)?

El mero hecho de ser hablante es lo que ha separado al ser humano de su estricta condición de animal; abriéndose ante él un abismo que estructura su más interno ser social y cultural: un abismo en el que la relación con lo animal es de lo más paradójico, ya que lo más interno, nuestra animalidad, pasa a ser lo más externo, tornándose, por ello mismo amenazante en tanto insiste en manifestársenos a cada momento de nuestra vida.

Es esa fuerza lo que hace que Ellie y Manfred decidan, contra natura, abandonar su familia de origen, los mamuts, una vez que los dos se han encontrado, para decidir quedarse con su manada “medio rara” y seguir, de ese modo, el reto de permanecer juntos contra todos los peligros que los amenazan: internos y externos.

Esa decisión, junto con otras, es lo que nos permite afirmar que esa “manada medio rara” es una excelente alegoría de la condición humana.

Existe una tercera película, como ya lo dije, también dirigida por Carlos Saldanha; incluso ya existe la cuarta entrega (2012); pero para nosotros lo más importante ya se ha jugado desde la primera película: el cómo se nos muestra el carácter imposible de la comunidad humana, ello a través de Sid, Manfred y Diego y lo que cada uno representa dentro de la lógica comunitaria.

La tercera película complejiza la historia de esta “manada medio rara” al incorporar los siguientes personajes: Morita, la hija de Manfred y Ellie; Buck, la comadreja tuerta, personaje por demás interesante, que persigue al tiranosuario, Ruddy, por haberle arrancado el ojo; Scratte, la ardilla hembra, que nos muestra que en el amor no hay Uno, sino dos (Alain Badiou) y, por supuesto, las locuras de Sid y su pretensión de conformar una familia con tres huevos de dinosaurios, hecho que hará que éste sea defendido por la tiranosaurio hembra ante las embestidas de Ruddy.

Es con esta historia que se nos hace reír; es decir, al reírnos de los animales nos estamos riendo de nosotros mismos, una vez que a través de esta alegoría se nos hace entender la condición imposible de nuestro singular “contrato social”, siempre precario y, por tanto, en riesgo. Como es más que evidente en el mundo de hoy y sus guerras, antes contra el comunismo, ahora contra el narcotráfico y el terrorismo.

Pero, pregunto, a manera de pro-vocación y para que pensemos: ¿Con quién nos identificamos en la película?

No estamos ante una cuestión boba, más bien, consideramos que se trata de una pregunta fundamental, ya que al responderla lo que hacemos es detallar lo que cada personaje juega en aras de la constitución o no de la comunidad que, insistimos, tiene que forjarse día con día; en los actos y decisiones de cada uno de sus miembros; así como en el hacer de la comunidad toda.

Si Sid es el pegamento de la sociedad, pensamos nosotros, Manfred es sobre quien recae todo el peso de la estructura social, de ahí que represente la fuerza y hasta el sacrificio.

¿No es él quien enseña a Diego la regla fundamental de la manada: aquella que dice que hay que arriesgar la vida en aras del grupo?

¿Acaso Diego no devuelve favor con favor, poniendo en riesgo su propia vida ante Soto (el macho alfa de la manada de los dientes de sable), esa especie de gran Otro que pide y exige el sacrificio de Pinky, como acto supremo de venganza ante la afrenta del rebaño humano, en tanto éste ha diezmado la manada de los dientes de sable?

Diego, el depredador, es la amenaza latente a lo humano, de hecho su misión es ir por el niño y llevárselo a Soto; pero las peripecias de la manada hacen que Diego termine por aceptar las reglas de esa su nueva manada, “traicionando”, de ese modo, su manada de origen.

Utilizo aquí “traición” no en un sentido moral sino, más bien, con Badiou, en el sentido de que las decisiones tienen que ver con la verdad que juegan los sujetos en tanto ésta, la verdad, tiene que ver con la lógica de los acontecimientos.

Es así como nuestros personajes terminan por constituir, al final de la historia de la primera película, esa “manada medio rara”, una vez que Diego se recupera de los estragos ocasionados por su lucha con Soto, lucha que emprende para salvar a Manfred.

La “traición” de Diego hay que entenderla, insisto, ligada al “proceso acontecimiental” de la constitución de “esa manada medio rara” a la que se incorpora; es decir, las decisiones y actos éticos hay que leerlos ligados a los procesos de verdad de los acontecimientos, tal y como lo hace el filósofo marroquí/francés ya citado, al que sigo en este punto.

Es pensando la lógica acontecimiental que Badiou plantea tres sujetos: el fiel, el reactivo y el oscuro.

Curiosa manada: un depredador, un animal que representa la fuerza y un perezoso, que representa el ingenio, pero también la torpeza y el espíritu lúdico, ¿acaso no es todo eso el ser humano?

Más depredador que cualquier animal; más fuerte en tanto los instrumentos técnicos que ha fabricado lo hacen el ser más poderoso y siniestro, según nos dice la tradición, sobre todo la tragedia griega; y más “perezoso” e ingenioso que cualquier perezoso.

¿Qué verdad o, mejor dicho, qué procesos de verdad están ligados al acontecimiento Red?

¿Al acontecimiento Red Analítica Lacaniana?

¿Hemos sido fieles a los procesos de verdad ligados a ese peculiar acontecimiento?
Pero regresemos a la película y detengámonos en los personajes, escenas y diálogos, para por medio de ellos ahondar en nuestro análisis y lectura de esta peculiar cinta, que no pretende otra cosa que tratar de ilustrar lo que nos dice Roberto Esposito sobre el origen y destino de la comunidad humana; sobre la protección y negación de la vida; en pocas palabras, sobre la peculiar mutación de la biopolítica en tanatopolítica en los tiempos actuales.

Y nuestra Red, en tanto inmersa en la temporalidad actual, no es ajena, por supuesto, a todas las peripecias de la comunidad actual.

Es por ello que nosotros extrapolamos algunas cosas, para pensar mejor, eso esperamos, el origen y destino de nuestra Red; sus contradicciones, pero también su perseverancia, para bien y para mal.

Para pensar mejor los procesos de verdad a los que estamos ligados en tanto somos parte de este singular acontecimiento llamado Red Analítica Lacaniana; procesos de verdad que hemos puesto en juego en nuestro pasado X Congreso: La degradación de los lazos sociales. Y el golpe de timón que ese singular Congreso significó.

¿Cuál será el futuro inmediato y mediato de nuestra Red?

Va a depender de nuestros actos y decisiones.

Bien, esta es mi pequeña contribución para pensar nuestra Red; y para hacerlo, al tiempo que voy cerrando mi participación, quiero anexar la siguiente reflexión de corte económico, que aunada a la que he hecho sobre el problema del poder en la constitución de una comunidad, nos permitirá entender mejor las dificultades que hemos enfrentado y las que seguiremos enfrentando, como Red, tomado como pretexto la película la Era de hielo para hablar de mi y de nosotros, para hablar de nuestra Red.

Para pensarla críticamente.

¿Acaso no nos hace falta pensar críticamente el dinero?

En este punto es indispensable llevar más allá, radicalmente, las reflexiones del joven Marx; y también del viejo Marx.

Pero también tenemos que llevar más allá, radicalmente, lo que Freud y Lacan han elaborado con respecto al dinero.

Ahí está esa carta del 16 de enero de 1898, citada en el epígrafe, como exigencia en la medida en que el dinero poco o nada tiene que ver con ese deseo supletorio que Freud ubica en la prehistoria del sujeto.

¿Es indispensable que evoque, aquí, el fetichismo de la mercancía y todo lo que representan las relaciones alienadas del capitalismo basadas en el dinero?

¿Qué es el dinero?

¿El Moloch moderno al que se sacrifica, Marx dixit, miles y millones de vidas concretas?

Se sabe, por ejemplo, que mueren 28 mil personas diarias de hambre; es decir,

¿Qué papel queremos que desempeñe el dinero, más allá o más acá de la fuerza inercial de las exigencias de nuestro tiempo?

Que nuestras decisiones y actos hablen por nosotros.

Es nuestra Red la que está en juego.



México D. F., a 5 de agosto de 2011. (Fecha original).




    *J. Ignacio Mancilla


[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]









jueves, 21 de enero de 2016

"Una manada medio rara"

REFLEXIONES SOBRE LA (IMPOSIBLE) CONSTITUCIÓN DE LA COMUNIDAD HUMANA, A PARTIR DE LA PELÍCULA ICE AGE (LA ERA DE HIELO), DE CHRIS WEDGE Y DE ICE AGE 2 (LA ERA DE HIELO 2), DE CARLOS SALDANHA)


J. Ignacio Mancilla*



Tomada de: Fanart.tv



[El texto se gestó para un análisis crítico de la Red Analítica Lacaniana (REAL), que se auto disolvió el año 2012 con su XII Congreso en Guadalajara Jalisco; hoy formo parte de otra apuesta, la de la Escuela de la Letra Psicoanalítica, promotora del Encuentro sobre letra y escritura. Feria alternativa del libro en psicoanálisis, que se llevará a cabo en la Ciudad de México los días 5, 6 y 7 de febrero. Queda consignado.] 


“Yo no sé qué piensen ustedes,
pero somos una manada medio rara”.

Sid

“Felicidad es el cumplimiento supletorio
de un deseo prehistórico. Por eso la
riqueza nos hace muy poco felices;
el dinero no ha sido un deseo infantil”.

Carta de Sigmund Freud a Wilhelm Fliess, 16-I-1898.





A manera de justificación

Ice age (La era de hielo) es, a su modo, una excelente alegoría de la condición humana.

En la presente reflexión, vamos a tomar esa película como pre-texto para pensar la sociedad humana en su sentido más general y, particularmente, para decir algunas cosas sobre cómo visualizo esa peculiar sociedad psicoanalítica llamada Red Analítica Lacaniana a la que pertenezco con mucho orgullo.

Esto como un aporte personal y crítico respecto de las dificultades que nos habitan, en su sentido más contradictorio, como comunidad psicoanalítica, es decir, como Red, en la medida en que ésta es la estructura que nos hemos dado. Esa fue la decisión de los fundadores, entre los que me encuentro.

El sentido, por supuesto, es aportar algunos elementos que coadyuven a superar lo que yo llamo las dificultades inherentes a toda constitución comunitaria; dificultades que no son privativas de las sociedades de psicoanalistas, por supuesto.

Bien, a partir de estas consideraciones generales, pasemos a nuestro asunto.


En primer lugar, los personajes

El núcleo de los personajes protagónicos de Ice age (La era de hielo) son los siguientes:
Sid, el perezoso.
Manfred, el mamut.
Diego, el tigre dientes de sable, y
Pinky, el niño.


Breve síntesis de la historia

La historia es muy sencilla, ya que nos cuenta la constitución fortuita (¿existe otro modo?) de una manada bastante peculiar, en medio de todas las especies de animales, donde lo que destaca es la incorporación accidental del niño en las vidas de Sid (un perezoso) y Manfred (un mamut) en su obligada migración; así como el ambivalente papel de Diego (un tigre dientes de sable) en esa historia y, finalmente, cómo llega éste a ser parte de la manada compuesta por Sid y Manfred. Además de que se nos narra el cuidado, pero también acecho, del niño y la entrega final de éste a su padre y su  “rebaño” humano.

Como suele suceder con las películas exitosas, la gran aceptación de Ice age (La era de hielo) trajo, como secuela, una segunda película: Ice age 2 (La era de hielo 2), dirigida por Carlos Saldanha, codirector de la primera parte; esta segunda saga se centra en la historia de la incorporación de otros tres elementos, Ellie (la mamut que se cree zarigüeya) y las zarigüeyas Crash y Eddi (que representan, creo, el espíritu lúdico y juguetón de los niños en tanto “pequeños salvajes”), a esa manada tan singular compuesta por Sid, Manfred y Diego: un perezoso, un mamut y un tigre dientes de sable.

Esta historia, además, nos cuenta las peripecias de la “rara manada”, y cómo las distintas especies migran ante los rigores del hielo.

En la segunda parte de lo que se salvan es del deshielo. ¿Advertencias desde la ficción de lo que está ocurriendo en el mundo nuestro, debido al calentamiento global? Dejo la pregunta abierta para pensar con profundidad lo que ocurre con nuestro mundo.


Mi lectura de esta peculiar película infantil

Insisto, Ice age (La era de hielo) es una alegoría de la condición humana, narrada a través de lo que acontece con los animales, en particular con el mamut, ya extinto (en la película en peligro de extinción), el tigre dientes de sable, también desaparecido (en el filme no es así), y el perezoso; es decir, se nos habla de los animales, pero en realidad el cuento que se cuenta es sobre nosotros los seres humanos.

Es, pues, sobre nosotros, como dijera un clásico, que se cuenta el cuento.

Esa manada tan peculiar, que día con día se constituye y nada garantiza que el día de mañana siga como tal, es, pues, una fábula (ficción) sobre nosotros mismos.

El peligro acecha todo el tiempo; es así como Sid conoce a Manfred, ante la amenaza de los rinocerontes, enojados porque Sid les había arruinado su comida, quien le salva la vida, forzado por las circunstancias y no precisamente porque quiera hacerlo.

A partir de ahí, Sid seguirá a Manfred, pues los suyos lo han abandonado ¿por molesto? Y no se le despegará, pasando a ser, con su conducta y actos, esa “cosa pegajosa y chiclosa” que constituye y une a la manada, cosa que el propio Diego reconocerá en algún  momento de la historia que nos narra la película.

Sid es el “cemento” de esa sociedad animal tan singular, para decirlo en términos gramscianos, aunque suene hoy un poco anacrónico. Es, en alguna medida, la carga que tiene que soportar Manfred y también Diego en esa peculiar comunidad, hecha de diferencias, como cualquier otra comunidad, por ejemplo la nuestra.

De este modo, los roles que juega cada personaje son muy importantes para comprender cómo una sociedad, en este caso la “manada” compuesta por Manfred, Sid y Diego, los tres pertenecientes a la especie de los mamíferos, pero provenientes de distintas familias, no está constituida de por sí, sino se tiene que ir constituyendo en cada acto particular de su vida cotidiana; no sólo ante las amenazas externas sino también las internas.

Dialéctica de la comunidad y de la inmunidad, llamará a esta dinámica Roberto Esposito, filósofo italiano, uno de los más importantes teóricos de la biopolítica.

En esta reflexión nos valdremos también de él, ya que, como lo dije, ha escudriñado la lógica comunitaria en su sentido positivo (constitutivo), pero también en su dimensión negativa (destructiva) no como dos momentos contradictorios sino, más bien, complementarios e inseparables.

Lo que hace de Sid el artífice de esa “manada medio rara” es precisamente su carácter “pegajoso” en tanto persiste, entre el humor y el hartazgo, en mantenerse junto a Manfred; aún contra la voluntad de él.

La virtud de Sid es potenciar las diferencias en aras de la cohesión de su manada, cosa en la que tiene éxito, es así como le ayuda a Diego a superar su complejo ante el agua, no obstante que por momentos es sometido a la violencia de Manfred y de Diego; y también, en ocasiones, de los extraños.

Cuestión que nos plantea la necesidad de pensar en el papel de la violencia en la constitución y funcionalidad de todas las sociedades; aunque históricamente sabemos de las diferencias culturales e históricas con respecto al papel que ha jugado la violencia.

¿Cuál es, por ejemplo, el lugar de la violencia en la sociedad contemporánea?

¿Es indispensable la guerra contra el narcotráfico?

En este contexto, pasemos a la parte donde Sid es considerado por los perezosos como dios del fuego y que lo lleva a su casi sacrificio; es por demás interesante pensarla desde la perspectiva de la lógica social en tanto ésta aleja la violencia, precisamente, convocando la violencia sacrificial, según el decir de René Girard.

Por una cosa o por otra, la amenaza de que esa manada se disuelva está latente todo el tiempo, ya sea Diego, Manfred o el propio Sid son los candidatos a salir de ella. Lo que nos muestra la dialéctica deconstructiva de la comunidad en tanto ésta se destruye y reconstruye en todo momento, sin que nada esté asegurado de antemano.

Sabemos, por Freud, que en toda sociedad hay dos fuerzas antagónicas que la estructuran: Una tendiente a la cohesión, y que el famoso médico vienés, siguiendo a Empédocles, llamó Eros; y otra de carácter destructivo, que es el odio de Empédocles, pero que el creador del psicoanálisis bautizó como pulsión de muerte; subvirtiendo de este modo la propia teoría psicoanalítica, para escándalo de los psicoanalistas y de sus seguidores.  

Metapsicología le llamó Freud a todo esto.

Esas dos fuerzas acechan todo el tiempo no sólo la vida de Sid, de Diego y Manfred, sino que, acechan la estabilidad de toda la manada en tanto habitan a cada sujeto, en toda su singularidad, “pulsionando” hacia la destrucción de sí y la destrucción del todo social.

Como acechan toda sociedad, sea ésta psicoanalítica o no. Esté conformada como Red o tenga una estructura piramidal.

El hecho de que estos miembros provengan de familias distintas, hace más evidente las dificultades que tienen que enfrentar si quieren permanecer juntos, haciendo comunidad día con día.

¿No es esto una excelente metáfora de cualquier comunidad humana, independientemente de la forma que ésta adquiera: Imperio, República, etcétera?

¿No es el problema de las diferencias entre cada sujeto, en tanto los sujetos provienen de familias distintas, lo que hace casi imposible la constitución de la comunidad humana como tal?

¿Pero no es esa imposibilidad la que se juega, a cada momento, en toda comunidad?

¿Acaso no es, según el decir de Esposito, esa imposibilidad misma lo que la estructura?

Esto es, creo, lo que se pone de manifiesto en la segunda película, cuando se nos cuenta la naciente relación entre Manfred y Ellie; ya que, Manfred sostiene, “no tenemos que estar juntos porque debemos, sino porque queremos”.


[Continuará...]

México D. F., a 5 de agosto de 2011. (Fecha original).



    *J. Ignacio Mancilla


[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]











miércoles, 13 de enero de 2016

Las mujeres de Star Wars

Inés M. Michel* 

 

 



Resulta que aquí estoy, a semanas del estreno de la esperadísima Star Wars VII: The force awakens, cinta que vi duante la premiere de media noche, acompañada de David, fan de hueso colorado de la saga creada por George Lucas en 1977.

Toda una legión de fanáticos esperaban, contando los días, este capítulo que continúa la historia tras décadas de lo visto en The return of the jedi (1983). 

Nunca me he sentido particularmente atraída por estas películas, pero sí, las he visto todas, y gracias a David, conozco muchos más detalles sobre Lucas y este universo, de los que hubiera averiguado por mí misma. 

Estoy lejos, muy lejos, de saber tanto como él, o de considerarme seguidora de estos filmes, lo que no me impidió disfrutar bastante de la película dirigida por J. J. Abrams, la primera, desde que la franquicia fue vendida por su creador, a The Walt Disney Company, la segunda compañía de medios de comunicación y entretenimiento más grande del mundo, por una nada despreciable cantidad cercana a los 4 mil millones de dólares.

Aquí no haré una valoración sobre la cinta, hay miles, y creo que hay muchas personas más informadas y con más elementos que yo para elaborar una crítica sobre ella. Me interesa hablar de un punto en particular, las chicas de esta historia. Fue una muy grata sorpresa encontrarme con que Rey (Daisy Ridley), es la protagonista del séptimo capítulo de una aventura cinematográfica que se ha consolidado como ninguna otra en la historia del cine.

Fue para mí, una cualidad encontrada en esta nueva propuesta, (y esto, va muy conectado con mi última entrada para este blog, titulada Nos faltan heorínas... y villanas también);  me dije, estamos avanzando rápido, otra heroína en otra superproducción, una que en varios diálogos hace hincapié en su capacidad de ser independiente, en lo pequeño y en lo grande, por ejemplo, señalando a Finn que no tiene por qué tomarla de la mano, pues ella puede correr sola.

Sé que le falta mucho a Rey para consolidarse como personaje, y lograr un peso que se equipare a otros de entregas pasadas, pero ver a esta joven actriz, prácticamente desconocida, encarnando a una chica que se va convirtiendo en heroína, fue muy gratificante.

Tengo que decir, que aparte de lo ya mencionado, ciertos acontecimientos recientes, me hicieron querer escribir esto y hablar así de esta chica, y de otra mujer, la general Leia (Carrie Fisher), quien treinta y ocho años después, ha dejado el título de nobleza y ya no es más una princesa, sino la líder de la resistencia contra la Primera Orden, surgida de lo que fue el Imperio en la trilogía original. Uno de esos acontecimientos, es la ausencia de Rey en el Monopoly de Star Wars (Hasbro), lo cual ha desatado una enorme polémica que obligó a la compañía a pronunciarse al respecto (ver respuesta en: Cinemania). El asunto parece muy sencillo, el juego de mesa lanzado por Hasbro, presenta una variación del conocido Monopoly, donde se puede elegir entre Luke Skywalker, Finn, Kylo Ren y Darth Vader (personaje que de hecho, no aparece más que referenciado en The force awakens). ¿Y Rey? Nada, ausente en estas piezas del juego. ¿Dónde está Rey?

Justo este hashtag, #WheresRey, fue utilizado como parte de una campaña de presión en redes sociales, evidenciando la ausencia de ella entre los muñecos dedicados a los personajes centrales de esta película. Encontramos con facilidad a Finn, Kylo Ren o Poe, mientras que Rey, la protagonista de esta historia, no forma parte de las figuras de acción más promocionadas. ¿Por qué no es un personaje relevante en esta primera parte del merchandising? Y no, no es para nada banal preguntárselo, pues es justo el merchandising ligado a estas películas lo que ayudó a posicionarlas donde están,  lo que generó un fenómeno que después de Star Wars fue replicado por un sinnúmero de producciones.

Parece que no hemos avanzado tanto como pensé esperanzadoramente cuando vi el filme, aún hay que pelear por lo más básico, ser tomadas en cuenta. En esta ocasión, ¡ya están los personajes!, solo era cuestión de incluirlos, ERA OBVIO, jamás hubiera pensado que la ausencia llegaría después de lo más complicado, ya estaba una chica, se escribió un guion sobre ella, ese guion se llevó a la pantalla..., y ese último paso, el de llegar entonces a las jugueterías, y que niñas y niños pudieran identificarse, y jugar con una heroína, no llegó... aún.

Por otro lado, está Leia, otra de las chicas rudas de este universo, presente desde las primeras entregas. Aquí quisiera mencionar algunas cosas sobre Carrie Fisher, la actriz que la interpretó desde el principio y que ha vuelto, décadas después a ponerse en la piel de esta maravillosa mujer de Star Wars. Todo tipo de comentarios se han podido leer en las redes acerca de Carrie, muy pocos sobre lo más importante, su interpretación; se habla de su aumento de peso, de las exigencias de la producción para que bajara kilos, (algo que ella misma mencionó en entrevistas), de su aspecto a sus casi 60 años; algo que su coprotagonista, Harrison Ford, (sí, con mucha más trayectoria que ella), ha sufrido mucho menos, y por supuesto que los años le han pasado por encima, y con perdón de todos sus fans, pero está muy lejos del Han Solo que solía ser, algo que incluso se menciona a manera de chiste, en un diálogo entre Finn y Rey.


Tomada de: Ver aquí 

Todo va hacia lo que es una realidad aún frecuente, las mujeres estamos lejos de tener una representación equitativa en las historias que genera la industria, las actrices están lejos de aspirar a la misma cantidad de papeles que sus pares masculinos, entre más edad tengan, peor panorama, muy pocas logran traspasar los cuarenta y mantenerse en el mismo ritmo de trabajo. La edad, las arrugas, el peso, cobran una factura mucho más alta a las mujeres que a los hombres, estos últimos pueden ser muchas veces considerados atractivos, hombres de experiencia, y muchas cosas más, con sus años encima, las mujeres, parece que no, y las que están ahí son sumamente cuestionadas.

Faltan mujeres de este universo, una obvia es la reina Amidala, madre de Luke y Leia, así como otras que no menciono por centrarme en esta ocasión en lo planteado en la primera parte de la la trilogía anunciada por Disney, y más específicamente en Rey y Leia, dos mujeres con mucho peso en la historia. El tema da para más, me conformo por el momento, con haber puesto estas cuestiones sobre la mesa. 



Tomada de: Ver aquí




*La Otra I
 [atea, vegana, feminista,
lectora irredenta
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia]

Twitter: @inesmmichel