Exactamente dentro de un mes, el próximo miércoles 28 de
noviembre, a las 12:30 horas, estará entre nosotros António Lobo Antunes, el
escritor portugués, creador de una de las narrativas contemporáneas más
importantes. Esto en el contexto de la Feria Internacional del Libro (FIL) de
Guadalajara, que este año está dedicada a Portugal. En el auditorio Silvano
Barba del Centro Universitario de Ciencias Sociales y de Humanidades (CUCSH) de
nuestra Universidad de Guadalajara. Va, a un mes antes de su presencia y a
manera de invitación a su lectura, el siguiente texto.
Una trilogía más que impactante: Tratado de
las pasiones del alma (1990/1995), El
orden natural de las cosas (1992/1996) y La muerte de Carlos Gardel (1994/1997), de António Lobo Antunes
J. Ignacio Mancilla*
“La familia del Juez de Instrucción
vivía al otro lado de la plaza de
la feria (que visitada años después
era mucho más pequeña de lo
que de niño le parecía) […]”.
El comienzo de Tratado de las pasiones del alma.
“[…] Jorge que si estuviese vivo diría,
negándose a saludarte, molesto
por tus varices, tus chancletas,
tus errores de gramática, Claro
que
tenías que casarte con una
cocinera, era de esperar, felizmente
que madre ya no está aquí para
asistir a una vergüenza semejante […]”
A la mitad de la
narrativa de El orden natural de las
cosas.
“[…] y comprendí lo que hasta entonces
no había sido capaz de entender,
incluso desde fuera del Jardín
Zoológico,
a pesar de los dolores, de los mareos,
del peso en las piernas y de la sensación
de desmayo, lo vi, a través de las
rejas,
empujar con los brazos extendidos,
hacia atrás y hacia adelante,
un columpio vació”.
Final de La Muerte de Carlos Gardel.
Imposible dar cuenta, en pocas
líneas, de esta inmensa trilogía de la literatura contemporánea, más que
impactante. Sin embargo va, sabiendo de antemano que quedarán muchas cosas
fuera de este apretado texto; que escribo más que nada como una sugerencia ,y
una invitación a que se animen a leer la singular narrativa de António Lobo
Antunes, nada fácil, antes bien muy difícil. Pero, ¿por qué la literatura
tendría que ser fácil? La narrativa de Lobo Antunes nos dice mucho de la complejidad
de la vida humana, su alma y sus recovecos. Todo el tiempo tocada por la muerte,
como lo sabemos bien, todas sus lectoras y lectores.
Esta trilogía, publicada a lo
largo de 5 años, traducida y editada por Editorial Siruela, nos ofrece, en un desquiciante
estilo de voces múltiples, en vértigo, que se comunican e incomunican entre sí,
el carácter aporético de la vida de los
sujetos modernos. Nada más, pero nada menos.
Foto de la trilogía de António Lobo Antunes, tal y como hice la lectura la primera vez. |
En el primer texto de la
trilogía, Tratado de las pasiones del
alma, el odio y el amor hacen su aparición a través de los dos personajes
principales: el Juez y el Terrorista, viejos conocidos desde la infancia y que,
ya como adultos, se confrontan legalmente; careo inusitado que toma el complejo
camino de los resentimientos, de clase y no. Y, por tanto, también como enfrentamiento
desde lo político e ideológico. Y sin ningún tipo de miramientos… con todo el
encarnizamiento posible, llevado a su violencia extrema, que les viene desde el
amor/odio de la infancia marcada, profundamente, por las diferencias de clase.
En la segunda novela, El orden natural de las cosas, la vida y
sus enfermedades, corporales y del alma, hacen acto de presencia mediante una
narrativa casi alucinante y muy angustiante en la que, como en un coro
polifónico, las voces aunque se juntan, no se confunden; antes bien nos cuentan
del entreveramiento de los sujetos ahí en sus dimensiones más vitales, pero más
mortales también. Para mal y para bien. Dándosenos cuenta, así, de la grandeza
y la pobreza, las dos cosas a la vez, en las que transcurre toda la vida
humana. Como un caleidoscopio vital y mortal en el que, como sujetos, nos vemos
proyectados en los momentos más grandes y más miserables de nuestras vidas.
Tanto desde la perspectiva psíquica como corporal. ¡Ay, la vida humana!
Las última entrega, La muerte de Carlos Gardel, en una
especie de explosión de ese estilo de
escritura dislocante, pero bella, incluso estetizante, nos confronta
ante los sujetos en vilo que viven y se desviven en esa imposibilidad de la
vida humana misma, en tanto condenada a vivir y morir, siempre; sin redención y
en agonía perpetua. Eterna y profanamente. En lo que es, todo el tiempo, la
vida humana que, como decía Nietzsche, es demasiado humana. Así, de manera
magistral, Lobo Antunes cierra su trilogía dedicada a la muerte tan inhumana,
pero demasiado humana, al final de cuentas. Así nada más.
Breve aclaración. Me topé con
António Lobo Antunes por pura casualidad, como lo he hecho con no pocos de los
autores que más me gustan y que más han influido en mi manera de pensar y no sé
si en mi forma de escribir. La primera novela que leí fue El orden natural de la cosas, y no lo hice ni al primer ni al
segundo intento y ni siquiera al tercero;
con mucho trabajo a la hora de su comprensión. Inmediatamente me percaté que
dicha novela era parte de una trilogía y me di a la tarea de leerla y releerla
completa y ya en el orden establecido. Con todas sus dificultades de por medio.
Que no son pocas, porque la narrativa de Lobo Antunes nos toca muy de cerca el
alma, a cada momento y nos hace cimbrar, todo el tiempo, el cuerpo entero y
toda el alma.
He releído una y otra vez estas
novelas, al igual que otras del autor lusitano que me fascina; no sin
inquietudes y angustias profundas, movilizadas por sus letras y estilo que,
como escalpelo, no solamente nos abre el cuerpo sino que nos raja el alma, en
una especie de autopsia de nuestra subjetividad, quedando ésta descarnada y
exhibida, sin importar que es de los otros y no de nosotros sobre los que se
escribe y se habla. Pero…
… Al fin de cuentas, también sobre
nosotros se cuenta el cuento.
Foto de la trilogía tal y como fue publicada, orden que hice en mi relectura, aunque también la he releído de modos distintos. |
He aquí el gran valor de la
literatura más que actual de António Lobo Antunes, que es como un espejo de la
vida, pero también de la muerte.
Sea dicho esto en un tiempo en
que se imponen, en el mercado, las narrativas fáciles y de autoayuda, sin
ninguna trascendencia más que la de la ganancia y el sosiego narcisista de las
y los lectores que buscan una literatura para tranquilizar sus conciencias.
La literatura de António Lobo
Antunes es otra cosa, algo radicalmente distinto.
Una experiencia a la que el
lector y la lectora de nuestro tiempo tiene que enfrentarse, realmente, si su
preguntar(se) tiene que ver con su (nuestra) condición humana. La única que
tenemos, hasta nuevo aviso. Esto en un mundo cada vez más inhumano.
*J. Ignacio Mancilla.
[Ateo, lector apasionado,
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]