sábado, 23 de diciembre de 2017

'Dekalog' y despedida de 2017




Inés M. Michel*



Este texto es un pre-texto en un sentido amplio y es también una despedida. Lo escribo para este espacio por las preguntas que me vengo haciendo desde el anuncio de la alianza de MORENA con PES, este último, un partido que se asume como cristiano evangélico y cuya estrategia es brincar de alianza en alianza desde hace años.

Así que lo que sigue es una antesala de algo que se publicará en enero -un decálogo político, social y humano- autoría de J. Ignacio Mancilla, a la par que una despedida del año que se nos va. (Mientras leía no pude evitar pensar en Kieslowski, cineasta polaco, y su Dekalog, serie concebida originalmente para televisión que terminó convirtiéndose en una especie de largometraje dividido en diez episodios, por eso esta entrada fue hecha con la misma estructura que utiliza el próximo texto a publicarse). 


Jan Tesarz (Dekalog V).
Fotograma tomado de: thesamecinemaeverynight.net


1. Tomando en cuenta que las redes, al menos en las que me muevo (sé que la segmentación es un hecho y que separa a los usuarios, mostrando solo ciertas cosas “afines” a cada uno, calculadas por un algoritmo) están incendiadas con el tema del rumbo que se está dibujando en la carrera electoral para 2018, van unas cuantas reflexiones:

2.  Qué camino nos queda cuando el neoliberalismo está a punto de colapsar (eso si es que no nos aventuramos a decir con Chomsky -u otrxs autores- que colapsado está).

3. Yo, sobre todo, tengo preguntas que no puedo agotar en una entrada. Es por eso la estrategia adoptada hace meses que implica ir escribiendo Apuntes, (me parece que es lo único que la vida con su finitud y su complejidad nos permite hacer, apuntes que se van -vamos- corrigiendo; con fortuna para algunxs estos se convierten con los años en un corpus literario al que ya otrxs se encargan de sumarle correcciones y anotaciones).

4.  Entonces: 2018.

5. ¿Por quién votar? Haré uso de Tomás de Aquino- y de su Summa theologiae para pensar por adelantado y responder posibles argumentos contra el voto -incluyendo aquellos que consideran inútil ejercerlo-. Votar no resolverá (ni por asomo) la problemática que vivimos en México (¿y en el mundo?).

6. Tampoco el que llegue tal o cual candidatx. (Tengo muchas reservas -muchísimas- con esa alternativa planteada como candidaturas independientes -no solo para presidente-; no desarrollaré más este punto por el momento).

7. Por otro lado, no creo que sucumbir a la desesperanza sea un camino (en ningún momento de la vida), ni en lo personal, ni en lo político (¿pueden separarse?).

8. ¿Es López Obrador una posibilidad real? He votado por él dos veces ya. No quiero argumentar aquí sobre si se le hizo fraude o no (Summa Theologiae, de nuevo), porque es un debate sin sentido (aunque no debería), donde mucha gente que se involucra de entrada llega gritando “¡chairos!” a diestra y siniestra o intercambia cualquier palabra altisonante con quien no comparte su postura, lo que a estas alturas, francamente, me hace perder los estribos y no estoy para ello en este bonito -casi- fin de año.

9. Lo siguiente sería: ¿Por qué renunciar a nuestro derecho al voto? -ganado con tanta sangre-. No quiero renunciar a él ni llamar a votar nulo (es ir contra mis principios cualquiera de las opciones). Tampoco votaré -ni recomiendo votar- por el PRI, PAN o PRD, por no mencionar otras “propuestas” que solo se suman a las grandes según lo dicte la conveniencia (¿qué son estos partidos? o, mejor planteado: ¿qué queda de ellos y de lo que alguna vez fueron?) El panorama es complicado. Nuestro país requiere urgentemente nutrirse de la acción ciudadana organizada y continua, votar es parte de ello pero es más que nunca necesario pensar más allá de los periodos electorales.
     
10. Andrés Manuel no deja de ser una posibilidad (a pesar de las críticas que pueden y DEBEN hacérsele). El resumen es que votar por él en 2018 es solo una de un conjunto de acciones civiles que tenemos que empezar a hacer desde ya, y no parar hasta el próximo sexenio (momento para tomar un respiro y empezar de nuevo, con las acciones, con la organización, con el compromiso cívico -¿es complicado? sí, lo es-). Así que solo apuntaré para cerrar por ahora (otra vez los apuntes) que en esta tercera ocasión el camino de la posibilidad está dibujándose distinto. Las mismas encuestadoras que en 2012 daban por perdedor a López Obrador, con un margen amplísimo a favor de Peña Nieto, entre once y veinte puntos porcentuales (¿es necesario recordar aquí que no sucedió así?), esta vez anticipan un triunfo para AMLO con márgenes de casi diez puntos. Puede ser una ficción el asunto de las encuestas, una más de las Ficciones (Borges) que vivimos todos los días (o diciéndolo con Orwell, puede que todo suceda al revés de como se supone debiera estar sucediendo). Estas Ficciones pasan frente a nuestros ojos, forman parte de la así llamada realidad (Ende).  

Por alguien se tiene que votar, leí en un post de Facebook, lo que nos lleva nuevamente al comienzo, o más concretamente al punto cinco...

Nos leemos en 2018.




Inés M. Michel.
@inesmmichel

I: inmichel

Ciudad de México, diciembre de 2017.

 *[Atea, vegana, feminista,
lectora irredenta,
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia.]


jueves, 14 de diciembre de 2017

Breves reflexiones sobre el pronunciamiento de Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México





J. Ignacio Mancilla*





El sábado 9 de diciembre de 2017, a muy temprana hora y en plena efervescencia de nuestros tiempos preelectorales con miras al 2018, Miguel Ángel Mancera (Jefe de Gobierno de la Ciudad de México) se pronunció públicamente, en el salón Murales del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, con relación a la candidatura presidencial de Por México al Frente; esto según la nota de Gabriela Romero en La Jornada virtual, publicada a las 09:58 horas.

Este hecho deja en entredicho al Frente mismo, del cual él, MAM, fue muy activo; pero una vez que no se dieron las condiciones que le permitieran ser el candidato presidencial, se desmarca de dicho Frente alegando dos cosas fundamentalmente (concedámosle el beneficio de la duda, por un momento): Mediante la primera, hablando en primera persona, dijo: “lamento profundamente que no se haya dado un método o un procedimiento para competir abierta y democráticamente”; con la segunda, mostrándose muy preocupado por la reconstrucción de la CDMX, sostuvo, también en primera persona, que su lugar estaba en la Ciudad “encabezando las tareas de reconstrucción de mi querida ciudad, sirviéndole a mi gente, hoy mi deber está aquí con sus habitantes, permanezco como primer responsable del restablecimiento de mi ciudad, a la que me debo, me quedo a cumplir”.


Magú.


La tercera cosa, y esto ya lo formuló en tercera persona, dijo: la única razón para dejar su desinteresada tarea en la Ciudad, sería la de: “servir a la nación, a mi país, por ello continuaré aquí en la ciudad de México con toda mi fuerza y dedicación”.

Es de llamar la atención el repentino amor por la Ciudad de alguien que se ha dedicado a desmantelarla, desde el punto de vista social y de la habitabilidad (recuérdense los estragos del sismo del pasado 19 de septiembre, por las corruptelas, “fenómeno natural” que lo cimbró como precandidato presidencial), ya que todo el tiempo que ha fungido como Jefe de Gobierno lo hizo para ponerse al servicio político de Enrique Peña Nieto, directa e indirectamente, traicionando así el voto que lo eligió y al propio PRD, por mucho que los propios perredistas sean hoy sus más grandes traidores.

Desde esta lectura y perspectiva, si bien su pronunciamiento no causa ninguna extrañeza, sí generó mucho asombro y hasta perplejidad, por lo menos a mí, que a ese posicionamiento político, a todas luces convenenciero, lo haya acompañado el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas; cuya imagen bastante deteriorada, más allá de su gran papel como uno de los principales constructores del Partido de la Revolución Democrática (PRD), como consecuencia de la ya lejana Corriente Democrática, hoy en franco declive en ese bastión de la CDMX y que fue tan importante en lo que pudo ser y no fue, gracias entre otras cosas a Marcelo Ebrard, pero sobre todo a Miguel Ángel Mancera.


Cárdenas con Mancera.


Mucho es lo que habría que escribir sobre esta singular historia de un movimiento que se configura en partido y cuya pretensión fue la de una revolución democrática y que, hoy, ni siquiera es la cabeza de una contrarrevolución antidemocrática, sino la cola, dejándole al Partido de Acción Nacional (PAN, otros que también han traicionado su historia y principios), precisamente, la cabeza; es decir, la candidatura presidencial.

Es por eso que duele mucho ver al ingeniero haciendo semejantes papeles, ya que, como dice la canción de Juan Gabriel, pero ¿qué necesidad?

Todavía, creo, nos hace falta un análisis político detallado de la historia de los gobiernos de la Ciudad de México del PRD, entre ellos por supuesto el de Andrés Manuel López Obrador; pero lo que queda claro es la enorme distancia entre el primero de ellos, el del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y el último, el de Miguel Ángel Mancera, no se nos olvide que la sucesora del ingeniero Cárdenas, Rosario Robles hoy está del otra lado de la trinchera.

Es por ello nuestro pasmo y extrañeza, pues el primero representó la esperanza de un movimiento social que venía del ya reconocido fraude electoral de 1988 y el último no significa otra cosa que la claudicación y la traición por intereses personales que seguramente le redituarán grandes beneficios a MAM, pero que han hecho que el PRD pueda perder no solamente la Ciudad de México sino incluso su perspectiva de partido político, ya no digamos de movimiento alternativo al priísmo.

¿Cuál es el juego político del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en todo esto?

2018, que ya está aquí a la vuelta de la esquina, nos despejará estas dudas y desconciertos; para bien y para mal, seguramente.

Pero cuento, aquí, de paso, una interesante historia. Mucha conmoción me causó Carlota Botey y Estapé (1943-2011) cuando, allá por 2004 me dijo que quería renunciar al PRD y así lo hizo, públicamente, por medio de una carta publicada por La Jornada; en dicha misiva, de manera por demás sintética y elocuente, daba sus razones por las que no veía otra salida que la de dejar el partido que ella, junto con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, había coadyuvado a construir.

Cuento este asunto porque es parte, menor, es cierto, pero parte al fin, de un relato mayor que todavía está a la espera de ser narrado.

En fin… ya iremos desgranando esa memoria en la medida en que los acontecimientos del 2018 nos orillen a hacerlo.

Por lo pronto felices fiestas y, ¿qué decir del año venidero?


Lo esperaremos con temor y temblor, pero por supuesto que también con esperanza.       




*J. Ignacio Mancilla.

[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]