jueves, 29 de agosto de 2019

La vida como danza




Pequeña entrada intempestiva

Este pequeño texto que quiere honrar la memoria de Friedrich Nietzsche fue propuesto para su publicación en La Gaceta Universitaria de la Universidad de Guadalajara, se  me comunicó que había sido aceptado, pero no se me dijo cuándo se publicaría; de modo que va en este espacio tan especial para mí y no quiero hacerlo sin agradecer las atenciones de José Luis Ulloa y Antonio Ceja, esperando su aparición en La Gaceta de mi Alma Mater.

De manera simultánea el texto que sigue aparece en PlasmArte Ideas, dentro de la sección Al Filo del Café, por ser la filosofía uno de los ejes que se abordan en ella.



La vida como danza en la filosofía de Friedrich Nietzsche.

A manera de homenaje luctuoso, en el 119 aniversario de la muerte del filósofo más inquietante: ¡todavía hoy!


J. Ignacio Mancilla [1]



“La praxis, la vida humana, no es un proceso
(una actio), sino más bien un mysterion en
el sentido teatral del término,
hecho de gestos y palabras”.

Giorgio Agamben. Karman.


El domingo 25 de agosto del presente año se cumplieron 119 años de la muerte de uno de los filósofos más inquietantes, acaso el más perturbador para las buenas conciencias morales que todavía pululan en pleno siglo XXI; esto en el caótico mundo moderno y su ¿inminente catástrofe?


Va, pues, este pequeño texto, para honrar la memoria de un pensador que apostó, radical y trágicamente, por la vida y todas sus consecuencias; y lo haré retomando sus aparentemente simples reflexiones sobre el baile y la danza en el apartado Canción de baile de la segunda parte de Así habló Zaratustra, para mostrar cómo la “voluntad de poder” nietzscheana no significa otra cosa que “voluntad de vivir”, con todas sus contradicciones. ¿Podía ser de otro modo?


F. Nietzsche en 1882,
el tiempo de Así habló Zaratustra.


Primero acudiré a una o dos de sus expresiones referentes al baile y la danza, en Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie (la edición que manejo es la de Rafael Hernández Arias, Valdemar, Madrid, 2005), a las que añadiré mis propias cavilaciones y, después, a manera de un apoyo filosófico pertinente para nuestro tiempo, me valdré de algunas ideas de un pequeño libro de Giorgio Agamben, Karman. Breve tratado sobre la acción, la culpa y el gesto (Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2018), uno de los más importantes biopolíticos vivos, para aunar y anudar su propuesta a mi lectura del maestro de los aforismos y radicalizar, de ese modo, la concepción trágica nietzscheana sobre la vida misma y sus bellas metáforas sobre el  baile y la danza.


El apartado que estoy considerando viene precedido de La canción de la noche y le sigue La canción de los sepulcros, en los que la música aparece más que connotada y ocupa un lugar central en la reflexión nietzscheana (¡claro, Nietzsche era músico!, me acota la R).

El fragmento en cuestión inicia con la llegada de Zaratustra a un bosque en el que bailan varias muchachas, que al ver a Zaratustra dejan de hacerlo; por lo que el profeta nietzscheano (el primer inmoralista, antípoda del personaje histórico), las conmina a que no dejen de danzar y se los dice de la siguiente manera:

“<<¡No dejéis de bailar, encantadoras jóvenes! Ningún aguafiestas se ha acercado a vosotras con mirada de reproche, ningún enemigo de jovencitas.

Soy abogado de Dios ante el diablo: pero éste es el espíritu de la pesadez. ¿Cómo podría ser yo, ágiles criaturas, enemigo de bailes divinos? ¿O de pies femeninos de hermosos tobillos? […]>>” (p. 181).

Enseguida Zaratustra se equipara al bosque y a la oscuridad, para posteriormente ironizar sobre un pequeño Dios (¿Eros?) y solicitar a las jóvenes que bailen, no sin decirles que él mismo, Zaratustra, cantará “una canción de baile y de burla contra el espíritu de la pesadez”; que dicen es “El señor de este mundo”.

Cabe aclarar que el mismo Cupido fue el que bailó con las muchachas.

No puedo ahondar, por los límites de espacio, en todo lo que Nietzsche juega en esa Canción de baile, por lo que solamente rescataré las dos ideas centrales que tienen que ver con la concepción trágica de la vida que sostuvo el creador de Zaratustra, el ateo.

Y para hacerlo lo citaré de nuevo.

“Hace poco he mirado, ¡oh vida!, en tus ojos, y me pareció hundirme en lo insondable”.

Después de hacer una compleja relación entre vida, sabiduría y verdad (además de él mismo), Zaratustra, en su canto, afirma con relación a las tres que:

Así están las cosas entre nosotros tres. A fondo, sólo amo la vida - ¡y, en verdad, sobre todo cuando la odio!” (p. 182).


F. Nietzsche en 1861.


De esta forma, el canto de Zaratustra, como la vida misma y como el propio texto de Así habló Zaratustra, es insondable; no obstante ello, habrá que entresacar algunas ideas directrices para intentar comprender las enseñanzas del filósofo de la angustia y leerlas desde la singularidad del mundo de ahora (para lo que nos valdremos, como ya lo dije, de algunas de las ideas de Agamben en el texto ya mencionado).

El apartado se cierra con la tristeza de Zaratustra ante la ida de las muchachas bailarinas y, todo en un tono de tristeza y melancolía del personaje (¿y de Nietzsche también?), se remata con las siguientes preguntas que involucran, precisamente, el sentido o sin sentido de la vida.

Es por ello que cito, completo, el final de este bello apartado de Así habló Zaratustra; para después enlazarlo con las reflexiones de Agamben sobre el sentido de la acción, la culpa y el gesto, como su propuesta para superar la dicotomía entre teoría y práctica y demás cuestiones relativas al pensamiento occidental.

Va, pues, el magnífico cierre de Canción de baile:

“Así cantó Zaratustra. Más cuando el baile terminó y las muchachas se habían ido, se puso triste.

“<<Ya hace tiempo que el sol se ha ocultado, dijo finalmente; la pradera está húmeda, de los bosques llega el frío.

“Algo desconocido está a  mi alrededor y mira pensativo.

¡Cómo! ¿Aún vives Zaratustra?

“¿Por qué? ¿Para qué? ¿Con qué? ¿Hacia dónde? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿No es una necedad seguir viviendo?-

“¡Ay, amigos  míos!, el atardecer es quien así me interroga. ¡Perdonadme mi tristeza!

Ha atardecido: ¡perdonadme que haya atardecido!>>

“Así habló Zaratustra” (p. 183).


Nietzsche con Lou-Andreas Salomé y Paul Rée
(una foto irónica y paradójica,
por razones que habría que detallar en otro texto).


La vida, pues, no es de color de rosa y, en ocasiones, su negrura perturba hasta el desquiciamiento; pero, no obstante ello, Nietzsche siempre fue una gran partidario y defensor de la vida toda.

Al grado que podemos decir que su filosofía es y sigue siendo una filosofía de la vida; una filosofía para la vida.

Ello independientemente de que su propuesta, que quiere ser una respuesta a los callejones sin salida de la modernidad y su acendrado nihilismo, no esté exenta de contradicciones, como de hecho no lo está ninguna.

Y sí, como muy bien lo ve Agamben, mucho del pensamiento occidental, desde Platón hasta nuestros días, se manifiesta ambiguo con respecto a la dicotomía entre pensamiento y acción y, sobre todo, con relación a la cuestión de la voluntad y de la imputabilidad de la responsabilidad del sujeto a la hora de actuar. Estamos hablando del asunto de la soberanía del sujeto y la cuestión de la libertad; además de otras cuestiones candentes para la filosofía.

Cosas todas que Nitezsche supo entrever en su pensamiento y si no pudo resolver sus implicaciones es porque el pensar occidental se ha debatido, precisamente, en la dicotomía que establecieron Platón y Aristóteles entre teoría y práctica (salvo raras excepciones).

Todo esto es lo que analiza Agamben en el pequeño texto aquí convocado y en el que, en eso consiste su propuesta, plantea que para ir más allá de esas escisiones, es necesario poner en el centro lo siguiente: “(…) el gesto expone y contempla la sensación en la sensación, el pensamiento en el pensamiento, el arte en el arte, la palabra en  la palabra, la acción en la acción” (p. 160).

Sé que habría que hacer más mediaciones entre Nietzsche y Agamben, particularmente entre Así habló Zaratustra y Karman, pero en la medida en que este texto es un sincero al maestro de los aforismos en su 119 aniversario luctuoso, termino, provisionalmente,  con una pregunta:

¿Nietzsche era, de alguna manera consciente de todo esto, al darle a la danza y a la risa papeles tan protagónicos en su mayor obra filosófico-literaria?

Cierro aquí, dejando la pregunta abierta.


Pequeña bibliografía:

Nietzsche, Friedrich, Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie, Valdemar, Madrid, 2005.
Agamben, Giorgio, Karman. Breve tratado sobre la acción, la culpa y el gesto, Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2018.       




J. Ignacio Mancilla.
FB: Juan Ignacio Mancilla Torres 

[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]
        






    
      
      



[1] Profesor de asignatura del Departamento de Filosofía del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara en las materias del Seminario de Nietzsche y Filosofía de la Psicología.

Las negritas en el texto fueron colocadas en la edición de Cuerdas Ígneas para destacar puntos de lectura.

jueves, 22 de agosto de 2019

Luces y fuego: Hacer para vivir


¿Quién se atreve a afirmar que lo que nos gusta no nos consume, no nos da muerte placenteramente? Huyendo del trabajo no deseado, de esa oficina donde creíamos morir a cuentagotas, mientras el mundo y la vida sucedían allá afuera, planeamos renunciar y escapamos a esa otra realidad; ahora somos libres [¿existe la libertad?], pero, ¡oh, sorpresa!, hay que enfrentar también que las pasiones son llama que quema, ¿quién quisiera que las pasiones duraran eternamente?, si es esa pequeña muerte la que hace chispas, crepitando en la hoguera que somos, a veces más mansa, a veces más furiosa, otras tantas como un velo sutil que se apaga, se autocontiene, hasta que un viento, un crepitar ardiente revuelve el rescoldo y reanima aquello que casi se convertía en materia inerte, volvemos, aquí a la tierra, tierra que somos, que es nuestra, propia, finita, los fogones se apagarán algún día, mas no ahora, no en este momento, el fuego ahora es alto y alimenta nuestro sueño, nuestro llanto, el alma que no puede quemarse porque no es materia, resiste y sale avante, su esencia es ajena a esta corporalidad que nos contiene. 

No solo es hacer para no morir (en ese hacer coloco aquello que más nos gusta, que mueve las montañas de nuestra fe y nuestra existencia), sino hacer para morir bien, para que los tres minutos que dura la vida den cuenta de lo que fuimos, lo que creímos, lo que escribimos y nos escribe.


Foto: Víctor D. Magallón.

En ese tipo de escritura me encuentro y por ello el texto que hablará sobre la violencia y las mujeres, un texto que además ha sido pedido por algunas lectoras nuestras, deberá esperar un poco más para ser publicado. Porque tema tan transcendental debe ser tratado con cuidado. Puedo asegurarles que saldaré la deuda de esa escritura pendiente y que el texto que he titulado Apuntes sobre la violencia saldrá a la luz muy pronto, en este espacio ígneo que arde, consumiéndonos, que arde, con luz que alimenta nuestras vidas, y que al día de hoy no ha dejado que nos apaguemos.

Agradezco infinitamente su paciencia y sí puedo adelantarles que en mí también hay mucha rabia, y que algo habremos de hacer (y se está haciendo) para resistir en este país de muerte.



Inés M. Michel.
@inesmmichel
I: @inmichel

Ciudad de México, agosto, 2019.

 [Atea, vegana, feminista,
lectora irredenta,
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia.]











jueves, 15 de agosto de 2019

Dos personajes, dos escenarios



¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Esa hermosa y poética pregunta da título a una novela corta del prolífico escritor estadounidense Philip K. Dick, quien, tristemente, obtuvo en vida muy poco reconocimiento por su obra. Fue tras su muerte que sus historias recuperadas por el cine lo pusieron en la mira de muchos críticos y fanáticos de la ciencia ficción. Aún así, su nombre no aparece tan frecuentemente cuando se habla de una de las piezas fundamentales de la cinematografía de ciencia ficción, estoy hablando de Blade Runner, filme de culto e influencia innegable del género para el resto de producciones posteriores, dirigida por Ridley Scott y basada en la distopía de Dick donde los androides (replicants) son más humanos que los humanos. Que quede esta pequeña introducción que da paso a un texto sobre un célebre actor que encarnó justamente a un replicante, y murió recientemente, como invitación a leer a Dick y sumergirnos en los mundos que creó. (Dato curioso: el actor mencionado murió justo el mismo año en que sucede el enfrentamiento clave de la película entre su personaje, Batty -Rutger Hauer- y Deckard -Harrison Ford- en un alterno noviembre de Los Ángeles, 2019).
Inés M. Michel



“[…] nos dábamos con todo, a veces no sentía,
solo me daba cuenta que comenzaba
a correr sangre en mi cara y ya”.

Perro Aguayo.


“Yo he visto cosas que ustedes no creerían”.
(“I've seen things you people wouldn't believe”). 

Roy Batty.


Voy a escribir esta vez sobre dos personajes distintos (radicalmente) que inscribieron su nombre propio en escenarios completamente diferentes.

Sí, voy a hablar de Pedro Aguayo Damián (nacido en Nochistlán, Zacatecas, el 18 de enero de 1946 y fallecido en Guadalajara, Jalisco, el pasado 3 de julio), mejor conocido como “El Perro Aguayo”. Luchador mexicano sin igual.

También escribiré sobre Rutgerus Oelsen Hauer (nacido el 23 de enero de 1944 en Breukelen, Países Bajos y fallecido el pasado 19 de julio en Beetsterwaag, Países Bajos), mejor conocido como Rutger Hauer, quien inmortalizó al famoso replicante (Nexus 6) Roy Batty, de la más que conocida Blade Runner (Ridley Scott, 1982); hoy una película de culto.

Los dos personajes fueron grandes actores: uno, el mexicano, del pancracio; el otro, el holandés, del cine. Ambos dejaron sendas huellas en sus profesiones, al grado de que el nombre propio de cada uno es, hoy, más que significativo en sus respectivos medios.

Va, pues, esta escritura alternada como un sincero homenaje de mi parte a estos dos grandes personajes; el primero tiene que ver con mi infancia y el segundo ya con mi edad adulta.

Hablaré primero del luchador y después del actor, por separado. Para, finalmente, hacer una reflexión conjunta sobre las diferencias y semejanzas de los escenarios en los que estos dos enormes personajes destacaron como lo que ahora son, aún a pesar de haber ya fenecido.


“El Perro Aguayo”




Originario de Nochistlán, Zacatecas, pero formado en la lucha en Guadalajara, Jalisco, por el famoso Cuauhtémoc el “Diablo” Velazco, formador de muchos e importantes luchadores; fue el último rival de altura del legendario Santo (el enmascarado de Plata). Ganador de muchas batallas, desenmascaró y quitó la cabellera a muchos rivales de prestigio.

No podemos hacer aquí, por el momento, ni siquiera un recuento sumario de sus múltiples triunfos en el cuadrilátero; bástenos, por el momento, decir que le quitó la máscara a Máscara Año 2000 y a Konnan, el luchador cubano y también hizo rapar a Ringo Mendoza (otro icono de la lucha libre de Guadalajara) a Cien Caras y a Máscara Año 2000.

También incursionó en el cine.

En fin, nos encontramos, pues, ante una leyenda de la lucha libre; el creador de la famosa La Lanza  (Zacatecan double diving foot stomp) y La Silla (flying chair from apron to ringside).

Y si bien es cierto que el arte del Pancracio tiene mucho de actuación, los golpes eran muy reales, como puede apreciarse en la frente del famoso “Perro Aguayo”.


Rutger Hauer, mejor conocido como Roy Batty (el mítico personaje de Blade Runner)




Actor de más de cien películas y ganador del Globo de Oro, quizá la actuación más emblemática del actor holandés sea la del replicante Roy Batty, un ciborg (Nexus 6) que la empresa Tyrell anunciaba como más humano que los humanos.

Al igual que con el “Perro Aguayo”, no puedo detenerme en los innumerables filmes y personajes que caracterizó Rutger Hauer; más bien me concentraré en el más que famoso monólogo final de Blade Runner, en el que el hasta entonces despiadado ciborg (que ha cometido incluso "parricidio") pondera la vida mejor que cualquier humano, precisamente segundos antes de perderla.

Por la exigencias de este pequeño homenaje, transcribiré ese más que emblemático monólogo y haré una pequeña reflexión final, a manera de corolario, de este franco homenaje a dos de mis héroes de vida; uno de la infancia, como ya lo dije, y el otro de mi vida adulta.

Va, pues, el monólogo, con el que se cierra, en un nivel de clímax, la película de ficción que ha marcado toda la historia del cine:

“Yo he visto cosas que ustedes no creerían. Naves de ataque en llamas más allá del hombro de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”.

(“I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched C-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate. All those moments will be lost in time, like tears in rain. Time to die”).
Roy Batty




Todo un canto a la vida que conviene recordar, hoy, cuando estamos a punto de echar a perder ese bello experimento con el que nos donó el universo, la vida.

No podemos concluir, pues, este sentido homenaje más que rindiéndonos ante la excelsitud de estos dos grandes personajes; el luchador (mexicano) y el actor (holandés), que tienen más cosas en común de lo que uno pensaría, ello sin dejar de considerar las diferencias, que no son pocas.

Pero detallaré más sobre el tema en una próxima entrega de Cuerdas Ígneas, en la que me ocuparé con más detenimiento de la vida de estos dos seres tan emblemáticos, cada uno en su campo: el de la lucha libre y el cine, respectivamente.

Que permanezcan, pues, los dos, en la memoria. Por lo menos mientras sigamos existiendo.      




J. Ignacio Mancilla.
FB: Juan Ignacio Mancilla Torres 

[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]
        






    
  

jueves, 8 de agosto de 2019

Acerca del 'tempo'



En la música como en la vida mucho es acerca del tempo, condenado tempo, que tantas veces nos aleja/nos acerca de personas, lugares, situaciones.

But every beat is a violent noise…

[Sugerencia musical para continuar la lectura]



Cada cual a su tempo, podrá sentir que se atrasa o se adelanta respecto a la pareja, las amistades, la familia, el mundo. Esta comparación solo es posible hacerla cuando se tiene un punto de referencia, ahí la clave: ¿respecto a qué, respecto a quién creemos que no vamos a tiempo?

Were you rushing or were you dragging?




La mejor respuesta para la vida cotidiana y para aliviar la crisis existencial que (nos) me llega es que NO vamos a destiempo, vamos cada quien a su tempo, a su propio tiempo, con sus propios compases, en su particular ritmo.

Partiendo de ahí se aligeran algunos pesos, ¿los suficientes? Esperemos que sí.

[¿Por qué no he comprado mi propio departamento, ¿por qué tarda tanto esta mudanza -continua- Guadalajara-México, una progresión donde cada tanto regreso a mi tierra a cargar y llevar pedacitos de hogar, de alma, de un lado para otro?, ¿por qué no he logrado alistar las últimas correcciones de mi libro?]


Fotograma de Whiplash (d./g. Damien Chazelle, EU, 2014).

Es justo decir que en esa multiplicidad de tiempos humanos podemos perdernos; también existe la posibilidad de salir avante, un camino es asumir que yo voy a mi tiempo -y tú-, que las prisas pueden resultar en detrimento de nuestro ritmo, que solo tenemos prisa cuando vamos caminando respecto a alguien más, o algo más, sobre todo en este sistema que ha hecho de la precariedad la regla: corriendo para alcanzar el camión, corriendo para evitar el embotellamiento de las 8 a. m., corriendo para no desperdiciar la hora de la comida en la oficina, esa hora que nos permite por sesenta minutos salir de la rutina; entonces no hay tiempo de comer, de disfrutar, solo hay espacio para engullir y masticar; corriendo para volver a casa y acostar a los niños y niñas, besar al marido, a la compañera, a la pareja (a veces ni el beso ocurre, ya no digamos el amor), porque hay que dormir para que al día siguiente corramos de nuevo.

El sistema, el mundo, la economía, están sumergidos en un problema estructural donde todo lo que sustenta nuestra vida apunta a esa inmediatez y a esa carencia, auxiliada por los acontecimientos -trágicos- que se suscitan sin parar alrededor del globo. Siempre hay algo pendiente, algo que resolver, algo que explotó (nos explota la cabeza con las noticias, los tiroteos, las huelgas, los huracanes), siempre un hecho al minuto siguiente, al instante siguiente, que acapara titulares y atención de la opinión pública y es tendencia en Twitter, un hecho detrás de otro en un remolino sin final de tragedias, opiniones, insultos, todo sin aparente fin ni solución (¿y lo bello?, ¿y la calma?, ¿y la tempestad que amaina?). Instagram, Snapchat, WhatsApp, Facebook, Tinder, una red de instantes por millares, otro, otro, otro, otra imagen, otro tuit, otro carácter formado dando paso al siguiente y al siguiente…


Fotograma de Whiplash (d./g.  Damien Chazelle, EU, 2014).

Intercaladamente la comida, la preparación de la ropa limpia para salir al trabajo se suceden en mañanas que engullen al hoy y dejan un sabor a perpetuidad de que mañana (otro mañana) será mejor, aunque quién sabe, ese mañana prometido no llega, pues hay que hacer lo que no alcanzamos a hacer hoy: lavar, ir al mercado, arreglar el carro, levantarse e ir al gym (mañana quizá pueda pensar en el sinsentido de todo esto que se sucede sin control), [stop!] ¿es posible parar y apartarse a un lado a observar?, bajar el beat,
[but every beat is a violent noise] cualquier día: te detienes, te bajas del coche, caminas tu ciudad, respiras (aire que ya casi en ningún lugar citadino es fresco) y piensas: ¿dónde estuve ayer y antier? (todos esos ayeres y antieres), ¿comí o engullí? ¿amé, perdí?, ¿dónde puse los sueños en pausa que esperaban todavía ayer en la congeladora cuando les prometí que volvería pronto de mi viaje en metro, ese que me lleva a ganarme la vida? Todo sigue ahí, está vigente, ese tiempo primigenio, esa manera de pensar no está del todo perdida -la mía, la tuya, la personal-, podría ser cercana a la de la infancia -ese modo de ser sin apresurarse, de disfrutar sin autocensurarnos, de tomar-se EL tiempo-. 

La vida se va, se está yendo en presente continuo, no es que se vaya a cuentagotas sino a raudales, aquí estamos en ese torrente de vida -de muerte-, ¿vale la pena? ¡Vale la pena! Vale detener el tiempo y asumir nuestro propio tempo.

'Cause morning rolls around
And it's another day of sun...


[Sugerencia musical para finalizar la lectura e irnos a disfrutar otro día de sol]





Inés M. Michel.
@inesmmichel
I: @inmichel

Ciudad de México, agosto, 2019.

 [Atea, vegana, feminista,
lectora irredenta,
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia.]









jueves, 1 de agosto de 2019

Manifiesto minimalista: Aumento del pasaje



Manifiesto minimalista contra el aumento del pasaje en el transporte público de Guadalajara




El hombre valiente no es el que no siente miedo,

sino aquel que lo conquista”.

Nelson Mandela.

“No es la muerte lo que un hombre debe temer.
Debe temer que nunca empiece a vivir”.

Marco Aurelio.

 

Ya había empezado a escribir otra entrada para este Blog, tan importante para mí, cuando se suscitaron los eventos alrededor del incremento de más de 35 por ciento del transporte; de modo que, este texto, es una respuesta im-pensada contra dicho aumento y en particular contra el estilo FEG-oso (relativo a la siniestra ex Federación de Estudiantes de Guadalajara) de gobernar de Enrique Alfaro que ha usurpado la política como una actividad ciudadana, ello bajo el nombre del partido que lo llevó al poder (Movimiento Ciudadano), gracias a la alianza con el autodenominado Grupo Universidad que ilegítimamente controla los destinos de la Universidad de Guadalajara, la segunda Universidad del país por su tamaño.
  
De modo que una disculpa por anticipado, ya retomaré ese texto iniciado sobre dos personajes recientemente fallecidos, para honrar su memoria, que son tan significativos para mí.

Después de esta aclaración, va pues este pequeño Manifiesto minimalista (perdón por la redundancia).

1.- Como todas y todos, estoy en contra del ilegal e ilegítimo incremento de más de 35 por ciento al transporte público de Guadalajara, por lo que hago un llamado a repudiarlo pacíficamente, bajo todas las modalidades que a nuestra inventiva imagine.


Tomada de Tráfico ZMG.

2.- Como todas y todos, me expreso en contra de un gobierno que procede de formas ilegal e ilegítima, golpeando “eficientemente” a ciudadanos manifestantes en contra del aumento, sobre todo cuando ha sido absolutamente ineficiente en contra del crimen -organizado y no- que, lamentablemente, ejecuta cada vez víctimas y ya no solamente ciudadanas y ciudadanos sino, incluso, a personas miembros de su propio gobierno. Es por ello que lo conceptuamos como un gobierno insensible y autoritario, además de mentiroso, pues ¿cuántas veces han aumentado el transporte público, prometiendo mejorarlo, como lo hacen ahora de nuevo?

3.- Comparto cabalmente la inquietud de la o el escribiente anónimo que cuestiona sobre el aumento del salario en la foto tomada en el tren ligero el día que entró el incremento en vigor (mostrada abajo) y en el que se dieron los sucesos aquí cuestionados, el sábado 27 de julio. Pero le pregunto extendiendo la cuestión a todas y todos: ¿sabe que el incremento salarial no depende del gobierno local sino del federal y es consciente de que en el actual sexenio se incrementó el salario precisamente en la cifra que escribió (16 por ciento), como no se había hecho por lo menos desde 2012? En este proceso, que va para largo, tenemos que tener claras nuestras prioridades y, sobre todo, saber que un real proceso de organización a mediano y largo plazo conlleva un reto para todas y todos. Tenemos que obrar inteligentemente. Solamente así podremos lograr que el gobierno -local y federal también- estén al servicio de sus ciudadanos y no contra sus intereses y vidas cotidianas, como hasta ahora, cuando nos vemos afectados por voraces incrementos que no se justifican ni legal ni legítimamente.


Tren Ligero, en línea 1, 27 de julio de 2019.
Foto: Inés M. Michel.


¡No al incremento del transporte público en Guadalajara!

¡Sí a la resistencia civil y pacífica!

¡Tenemos que encontrar, ya, los modos civiles y pacíficos de parar tantas burlas y atropellos de nuestros malos gobernantes! 
  
O, ¿para qué los votamos?

¿Y si los botamos?



J. Ignacio Mancilla.
FB: Juan Ignacio Mancilla Torres 


[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]