martes, 30 de enero de 2018

Qué es lo monstruoso, quién es el monstruo




J. Ignacio Mancilla*





Sinceramente creo que El laberinto del fauno (2006) es mucho mejor película que La forma del agua (The Shape of Water, 2017); lo que no le quita a esta última su belleza y hasta exquisitez cinematográfica.

También pienso que el cine, al igual que la literatura, es del orden de lo fantástico (por muy realista que sea); y, en ese sentido, el discurso del cine y el de la literatura se sostienen a partir de muy tenues y singulares relaciones con el mundo (la realidad), pues su lógica más bien es la de la fantasía (la de la “otra” realidad).


Monstruos de mar.
Ilustración antigua.


En La forma del agua hay que leer, por tanto, finalmente ese es su contexto narrativo, la “repetición” actual de la “guerra fría” como el trasfondo monstruoso de una bella historia de amor, imposible como todas los auténticos amores, si hacemos caso a la historia.

Es el Otro en su sentido más radical lo que está en juego, de ahí las preguntas que dan título a estas reflexiones: ¿Qué es lo monstruoso? Y, finalmente: ¿Quién es el monstruo?

No voy a hacer, aquí, ninguna teratología; pero sí caben las interrogantes para intentar diferenciar no el aspecto sino en particular el comportamiento de esa especie de animal/dios y al mismo tiempo ese celoso militar y burócrata de la seguridad nacional (léase interna, ja, ja, ja) de nombre Richard Strickland, actuado excelentemente por Michael Shannon.

Es sobre ello que me gustaría detenerme al comentar, aquí, en este espacio tan importante para mí, la última película de Guillermo del Toro; misma que está siendo bastante premiada y elogiada, merecidamente. Tiene 13 nominaciones al Oscar, quizás uno de los premios más mediáticos, no necesariamente el más significativo en el terreno del cine no comercial.

Bien. Todo parece indicar que el único “pecado” del monstruo, a los ojos de los militares y de Strickland es ser distinto y, además, ser adorado como un dios por un pueblo sudamericano, de ahí el intento de este último por someterlo y ganarse así su estrella de buen comportamiento de ciudadano americano modelo; cosa que nos sucede por el error de que el abominable es “sustraído” al estar bajo su custodia. Cuestión que lo exhibe como lo que verdaderamente es para el sistema, nadie, una simple pieza de un engranaje que lo único que pretende es reproducir su lógica de poder y de control de los otros; de los diferentes sobre todo. Sobre todo de los de abajo, las simples trabajadoras de la limpieza.

He aquí el más que relevante papel de Elisa (Sally Hawkins) y Zelda (Octavia Spe), mujeres singulares, como toda mujer; las dos, sencillas trabajadora: una, mujer negra y la otra solitaria y muda, que trata de manera distinta a la “bestia”, congraciándose con ella para terminar enamorada y atreverse, contra toda la lógica del contexto, la de la guerra fría (y la de un intenso espionaje entre rusos y americanos), por “secuestrar” al ente extraño y culminar, así, en una bella odisea de… amor en el agua.

Que la verdad se antoja, ja, ja, ja.

El final, entre posible e imposible, no hace otra cosa que reproducir la lógica fílmica en la que descansa el discurso cinematográfico; en particular la del cine de Hollywood, al que estamos, de este lado de la frontera, tan habituados. Donde la realidad parece ser, todo el tiempo, un gran set de actuación.

Hoy aquel que parecía un viejo contexto, se vuelve actualizar; en el que la “rusofobia” renace de nuevo, o por lo menos eso se quiere, con razones o sin ellas, allá y acá, de este lado de la frontera, como uno más de los pretextos de Muros de la infamia. Y pensar que creíamos que, desde 1989, ya no habría lugar para lógicas de discriminación y encierro.

Y… por cierto, cabe aclarar que no estamos de ninguna manera ante cine mexicano, sino ante cine hecho por un mexicano que ha aprehendido el oficio de manera excelsa y que ha adquirido una maestría en su oficio, por demás reconocida. En ese sentido los monstruos no son de ayer en ya considerable trayectoria fílmica de Guillermo del Toro. Pensemos en Cronos (1993) y Mimic (1997), pero sobre todo en Hellboy (2004) y la ya mencionada El laberinto del fauno (2006).

Al grado de que de ninguna manera esa disparatado establecer una relación entre el dios/animal de La forma del agua y Abraham “Abe” Sapien de Hellboy; y ya que estamos en las mediaciones, la escena, repetitiva, del cocimiento de los huevos, ¿tiene que ver con Blade Runner? ¿Es un homenaje a dicha cinta de ficción?

El cine tiene sus maneras de citar, cualquier cinéfilo lo sabe. Que cada quien se responda.

No podemos, aquí, detenernos a una mayor reflexión sobre los personajes y las actuaciones; destaquemos solamente la del hombre anfibio (Doug Jones), la del doctor Robert Hofstetler (Michael Stuhlbarg) y el general Hoyt, de cinco estrellas (Nick Searcy) y el solitario artista, también un marginado Giles (Richard Jenkins).


Monstruos de mar.
Publicación antigua.


Una última reflexión, El laberinto del fauno tenía que haber ganado el Oscar a la mejor película extranjera; no lo hizo por las declaraciones “políticamente incorrectas” de Guillermo del Toro en ese momento, ¿la Academia corregirá su error como lo ha hecho en otras ocasiones?

Ya lo veremos en la siguiente entrega de los Oscares, pueden hacer sus apuestas, ja, ja, ja. 

La academia siempre nos sorprende…




*J. Ignacio Mancilla.

[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]









martes, 23 de enero de 2018

SimulaQro en Querétaro


Inés M. Michel*




¿Cuándo dejó de ser la vida nuestra? ¿En qué momento decidimos hipotecarla por los sueños de alguien más, por los espejismos que ofrece el capital, ese que nos promete colores brillantes y paraísos espectaculares, siempre inalcanzables para la mayoría de los mortales?

Viajé a Querétaro la semana pasada con un doble propósito: redimir mi regalo de cumpleaños y asistir a la ponencia Transexualidad y psicoanálisis, dictada en el marco del Encuentro Letra, Libro y Escritura, organizado por la Escuela de la Letra Psicoanalítica en la Universidad Autónoma de Querétaro. 


MO-17 Hotel Boutique (2018), Querétaro, Qro., Méx.
Foto: Inés M. Michel


Una serie de situaciones me impidieron asistir a otras exposiciones, sin embargo, poder sentarme en primera fila a documentar y escuchar las palabras de la psicoanalista Eunice Michel, que es también mi madre, y participar del diálogo abierto al final, me posibilitó cerrar mejor un proyecto en el que estuve trabajando para una de mis profesoras de la Universidad Iberoamericana, espacio en el que se me presentó la oportunidad de pensar de manera distinta la literatura y el ejercicio de escritura; aún más lejos, en tan solo unos cuantos meses me llevó a repensarme, como escritora, como humana, demasiado humana...

Es así que quiero hablarles antes de que enero acabe sobre la pasión que nos habita, esa que es fuego aunque nos rodeemos de hielo. 

En la única vida conocida que tenemos, nos enfrentamos con variables no siempre fáciles de calcular, circunstancias adversas, retos continuos, pérdidas irreparables..., a su vez nos encontramos con instantes intensos que rememoraremos mucho tiempo después, personas radiantes que nos iluminan con su presencia, personajes que trascienden, de quienes nos place acordarnos de su nombre, incluso siglos después de su paso por la Tierra; hombres y mujeres que cual rayo nos alcanzan, dejándonos momentáneamente paralizados, sonrientes y que en algunas ocasiones nos acompañan transformando ese impacto en amor. 

Somos seres capaces de amar, a pesar de la miseria, de la maldad, de los hechos terribles que suceden a diario, todavía somos capaces de amar, de dar la vida por un hijo, por una abuela, por un esposo, por una sobrina, por un amigo, por una perra que quedó atrapada después de un temblor, como lo hizo Juan Pablo Irigoyen Ramírez el pasado 19 de septiembre tras el sismo sufrido en Ciudad de México y otras entidades.

Retomo el punto de la pasión y los deseos que nos mueven. 

Contrario al mercantilismo y al consumismo que nos dicen a diario lo que debemos querer, pasión y deseos no tienen mucho que ver con la posesión de determinados objetos materiales ni con la acumulación de papelitos. Desear una casa, un auto, un teléfono de alta gama, un collar de perlas..., son necesidades pasajeras, una vez cubiertas, si es que llegamos a ello, siempre habrá otras más, casas más grandes, autos más bellos, teléfonos mejores, collares que opacan al anterior; tristemente millones de personas nunca obtendrán ninguna de esas cosas, ni siquiera serán capaces de conseguir condiciones dignas para vivir, condenados a esperar anhelantes un golpe de suerte que cambie todo; el consuelo se refugia en la televisión, la publicidad, con sus promesas vacías y sus ventanitas dibujadas en programas de chismes, barras mañaneras y noticieros que desinforman. Por esos marcos fantásticos podemos asomarnos, mas nunca ser invitados, a las casas de los famosos, a la maravillosa vida de otros que no son nosotros, a otras partes del mundo que, dicen, están mucho peor o mucho mejor. 

Así la hipoteca de nuestra vida funciona sin que lo sepamos, y, aún sabiéndolo, parece marchar inalterable. En cambio, las pasiones, los deseos permanecen alimentándonos, consumiéndonos, dando a cambio de su posible realización ideas y ganas de levantarse cada mañana. Nos habitan, nos pertenecen, nos emocionan. Hacer cine, escribir libros, diseñar casas, pintar cuadros, estudiar aquello que nos interesa, vivir en un país que soñamos, tener una familia (sin hijos o con ellos)..., son proyectos de vida para los que se necesitará dinero, empero, si son genuinos, si parten de las entrañas, no amainarán, buscarán salidas ante las contingencias que surjan, no estarán sujetos a perseguir únicamente fines económicos; y, una vez realizados o parcialmente completados, el factor dinero será una circunstancia como otras tantas, si hay poco, si hay mucho, se tratará de una herramienta para hacer o dejar de hacer, tan útil como un martillo cuando de colgar un cuadro se trata, inútil para otros muchos menesteres; no será el fin, nunca será el motivo. 

¿Cómo descubrir una pasión? ¿Cómo atender a nuestros deseos más auténticos? Podemos empezar por escucharnos, teniendo paciencia, creciendo, leyendo, pensando, deslindándonos de lo que papá, mamá o los abuelos quisieron para nosotros, resolviendo, en la medida de las posibilidades personales, las necesidades que nos permitirán ver el panorama con más claridad.

Recordé un pasaje de Momo (M. Ende, 1973, P.p. 38 - 39) mientras escribía estas líneas, trascribo un poco del capítulo cuatro titulado Una tempestad de juego y una tormenta de verdad, se trata de una conversación entre Momo, la protagonista y su amigo Beppo Barrendero:


Cada mañana iba, antes del amanecer, en su vieja y chirriante bicicleta, hacia el centro de la ciudad, a un gran edificio. Allí esperaba, con sus compañeros, en un patio, hasta que le daban una escoba y le señalaban una calle que tenía que barrer. 

A Beppo le gustaban esas horas antes del amanecer, cuando la ciudad todavía dormía. Le gustaba su trabajo y lo hacía bien. sabía que era un trabajo muy necesario.

Cuando barría las calles , lo hacía despaciosamente, pero con constancia; a cada paso una inspiración y a cada inspiración una barrida. Paso - inspiración - barrida. Paso - inspiración - barrida.

{...}

Después del trabajo, se sentaba con Momo, le explicaba sus pensamientos. Y como ella le escuchaba a su modo, tan peculiar, su lengua se soltaba y hallaba las palabras adecuadas.

- Ves, Momo -le decía, por ejemplo-, las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que nunca crees que podrás acabarla.

Miró un rato en silencio a su alrededor; entonces siguió:

- Y entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más deprisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer. {...}

- Nunca se debe pensar en toda la calle de una vez,  ¿entiendes? Solo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en la siguiente. {...}

- Entonces es divertido; eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser.



Haciendo con amor el trabajo que nos da para comer, vestir, vivir mejor, sea cual sea, barrer, contestar teléfonos, diseñar, escribir, e ir usando los recursos obtenidos para descifrar dónde queremos estar más adelante, aún si el recorrido se dibuja demasiado largo o hasta imposible de transitar, nos permite atrevernos a caminarlo, sin perder de vista el horizonte cuando la realidad nos parezca infranqueable.

{A partir de este punto sugiero acompañar la lectura con la siguiente canción}





En este simulacro donde la realidad quizá sea solo una proyección generada por una supercomputadora cuántica más vale hacer lo que deseamos, a nuestro propio ritmo, sin prisas fomentadas por quienes nos rodean, conscientes de que si se desconecta el servidor, al instante se acaba el simulacro, pudiéramos ser unos y ceros en otra simulación pero, ¿para qué arriesgarse a que no haya siguiente?

Vivamos de una vez, encontremos aquello que nos moverá a cambiar, a soñar, a amar la vida. Si alguien con las mejores o las peores intenciones pregunta durante el proceso algo como: ¿Y de qué vas a vivir? Una buena respuesta sería: De mi pasión. 

No cualquiera se da el permiso de actuar de esta manera, el miedo de no poder realizarnos estará presente, intentarlo es lo que vale la pena. Valdrá la pena despertar cada mañana pensando que nadie nos dijo qué hacer, que hemos hecho lo que más nos gusta, con todo y las adversidades. Ser millonarios, pobres o clase media en el proceso, es circunstancial. 

Sí, el dinero resuelve detalles importantes, comer bien, vestirnos a nuestro gusto, viajar para respirar aire fresco; cada quien es responsable de atender el orden de sus prioridades, el resto que acompaña a las posibilidades infinitas de consumo y de derroche se presenta tentador, se muestra como indispensable, preguntémonos, ¿lo es para mí?




Inés M. Michel.
@inesmmichel
I: inmichel

Ciudad de México, enero de 2018.

 *[Atea, vegana, feminista,
lectora irredenta,
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia.]




martes, 16 de enero de 2018

Carta de un Rey no mago, venido a menos





J. Ignacio Mancilla*






¿Qué es bueno? – Todo lo que eleva en el
hombre el sentimiento de poder, la voluntad
de poder, el poder mismo de los hombres.

¿Qué es malo? –Todo lo que procede de la
debilidad. ¿Qué es la felicidad? El sentimiento
de que el poder crece, de que una resistencia
ha sido superada”


Friedrich Nietzsche, El Anticristo. Maldición sobre el cristianismo.





Inés, Isabel/ Isabel, Inés:


Hace mucho, ya, que dejaron de ser niñas, para convertirse en mujeres; esto en un mundo que no ha sabido darles su lugar. Corresponde a ustedes, también, luchar para darse uno y, a la vez, reivindicar en sí mismas a cada una de todas las mujeres.

Hoy no hubo regalos, como nos los hubo en navidad; así de precaria ha estado mi economía y mi situación. No más que la de muchas y muchos en este atribulado país, desmantelado por la plutocracia que dizque nos gobierna.

En fin… No es para eso que les escribo, sino para decirles que ustedes son mi fortaleza; que ahí donde flaqueo, es por ustedes que no me venzo y pienso que resistir y vivir valen siempre la pena, pues ustedes son mi mayor regalo de la vida, gracias a su mamá, la de cada una. Eunice Michel y Martha Inés Lara, las dos grandes mujeres.

Es por ello que escribo esta entrada conjunta sobre los valores, para, después, ir desgranándolos, uno por uno, de manera separada, dado que, aunque hermanas, las diferencias de edad y de mamá hacen de sus historias algo muy singular e irrepetible.

Va, pues.


Inés/Isabel. Tomada de álbum familiar.



Los valores

Hijas, no sé si conocen que el mundo en el que viven es producto de la crisis de la razón moderna y que, como tal, uno de sus mayores problemas ha sido, precisamente, el de los valores; en general y todavía más particularmente, el valor de la vida. Hoy tan depreciada y despreciada.

¿Qué sentido tiene, se preguntarán, al igual que muchas y muchos de sus amigas y amigos, seguramente, sostener los valores y la vida misma?

¿Acaso no es mejor no tener ningún valor y dejar de defender la vida?

¿Cuál es la razón que puede guiarnos, a todas y todos, en la vida y por qué hay que atrincherarse en su favor, a pesar de lo horrible que nos parezca, en ocasiones?

Es de esto que quiero hablarles, sucintamente, esta ocasión. Son mis ideas al respecto, lo que no quiere decir que sean la última verdad; son apenas una aproximación al problema en el que ustedes también tienen su punto de vista que seguramente defenderán, ante mí, frente a mí; incluso contra mí.

Bien, pues que comience el diálogo.

Se trata, por el momento, de un año crucial para México, pero también para el mundo; lo que pretendo es intercambiar nuestras maneras de ver los valores y la vida. De defenderlos ante un mundo que los hace trizas día con día. De decirnos, mutuamente, qué pensamos y qué es lo que más valoramos.

Este mundo moderno se caracteriza, según Nietzsche, por la “muerte de Dios”, es decir porque no hay nada que fundamente los valores. A esto el maestro de los aforismos lo llamó nihilismo.

¿Se puede salir del nihilismo? ¿Se puede vivir con él? Ese fue el mayor reto que se le presentó a Nietzsche, vital y filosóficamente. Su respuesta fue el superhombre (Übermensch).

El secreto es, pues, que uno mismo puede crear su tabla de valores. La dificultad está en soportar las consecuencias de esos valores que uno asume, en tanto la fuente está en uno mismo (en nuestras decisiones) y no ya en una fuerza extraña, ajena, llamada Dios; o la que quieran poner: economía, historia, sociedad.

Este es el drama de los sujetos modernos; es decir, este es nuestro drama. Nos guste o no. Lo que no quiere decir que podemos hacer todo y que hay, siempre, fuerzas ajenas a nosotros.

Creo, modestamente, que este es el reto más grande de las mujeres y los hombres del mundo de ahora.

Saber que hay fuerzas que nos desbordan, el mundo, la sociedad, la economía, la historia; al tiempo que no podemos ceder en cuanto a tomar nuestras decisiones y asumir sus consecuencias sin responsabilizar a nadie, pues somos nosotros mismos los que vamos forjando, sabiéndolo o no (repitiendo, muchas veces, historias que nos preceden), lo que va determinando nuestras vidas.

¿Qué lugar darle a los otros y al Otro en todo esto? He aquí un bonito problema, nada fácil, pues el mismo Nietzsche no nos ofrece una solución adecuada. Son otros los pensadores a los que hay que acudir, como Karl Marx. Pero no sin Sigmund Freud y Jacques Lacan. Y tantos otros y otras.

Es sobre esto que quiero hablarse, ahora sin regalos…

Ya lo iremos haciendo, poco a poco; sí, hablaremos de la vida y de los valores: uno por uno.

De modo que me gustaría, en el siguiente texto, hablar del valor del bien,

Pero, se preguntarán: ¿Existe el bien?

Ya lo veremos, mientras tanto, cuídense mucho y feliz día de reyes.

El chocolate y la rosca se les debo, como les debo tantas cosas.






Su papá, un rey venido a menos, que las quiere mucho.

Guadalajara Jalisco, a 6 de enero de 2018. [Fecha original].






*J. Ignacio Mancilla.

[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]









   


martes, 9 de enero de 2018

En busca de la palabra perdida




Inés M. Michel*




No necesito haber pasado hambre para sentir empatía por aquellxs que la padecen a diario, para conmoverme hasta las lágrimas al conocer una de las millones de historias de pobreza donde unos cuantos pesos habrían hecho la diferencia.

Es un grave error argumentar cualquier cosa esgrimiendo frases como “tú no sabes porque no eres...” o, “tú qué opinas si tú nunca...” Claro, la experiencia configura un nivel de entendimiento que puede resultar inaprehensible para quien no ha sobrellevado una situación concreta. Sin embargo, no precisamos haber estado en un campo de concentración para (por lo menos) intuir el horror de esa realidad. En la misma línea de ideas, no hay que ser por fuerza políticos para hablar de política, o cineastas para opinar sobre una cinta, compartiendo nuestras impresiones sobre la experiencia que tuvimos al asistir a verla. (Terminando de escribir mi entrada aconteció el triunfo de Guillermo del Toro en los Golden Globes como Mejor director por The Shape of Water, no puedo dejar pasar la oportunidad de hacer una breve mención de esto, puesto que suscribí muchos de los comentarios que Guillermo hizo hace muy poco -todavía sin saberse ganador- sobre las maneras de edificar una carrera y una pasión, en cine o donde nos estemos desenvolviendo; ya que de alguna manera tiene que ver con el tema que atañe a mi texto recomiendo mucho el video del Festival de Cine de Morelia -edición XV- donde, en la primera Master Class de este encuentro, habla de su última película y de su filmografía en general, algunos puntos, los retomó brevemente en el discurso al recibir el globo).



Fotograma de The Shape of Water
(G. del Toro/V. Taylor, EU, 2017).

Hay opiniones desinformadas y otras con más sustento, eso es un hecho. Lo que quiero apuntar hoy es que no desenvolverte en determinada actividad o no haber pasado por un escenario particular, no descalifica per se ninguna postura. No sé si suene obvio, el punto es que esa manera de argumentar es usada frecuentemente para descalificar a lxs otrxs sin detenerse apenas en sus palabras, atacando a la persona. (Revisemos las falacias argumentativas y nos daremos cuenta de lo raro que resulta encontrar gente -en política, religión, vida diaria...- que no las use; dejo un bonito artículo de Cazadebunkers.com que deseo sirva tanto para neófitxs como para iniciadxs.)



Tomada de: cazadebunkers.wordpress.com

Recordando de pasada la polémica de un mes atrás cuando el legislador panista Javier Lozano calló (o intentó callar) a Gael García Bernal vía Twitter mientras el actor escribía en esta red sobre la Ley de Seguridad Interior, abono la conversación que sigue para poder ejemplificar sucintamente lo que expongo.


 


¡Cuán limitado sería el mundo si solo pudiéramos hablar a partir de nuestra experiencia propia y fronteras personales! ¿Dónde quedaría la capacidad de imaginar, de pensar, de soñar, por no decir la ciencia, las ideas que se adelantan a su tiempo, la inventiva o los descubrimientos?

Permíteme hablarte de tú querida lectora, querido lector. No toleres que los poderosos o “los que saben” (ni cualquier otra persona) te señalen con sorna y te digan “tú que sabes si...” Nuestro derecho a la palabra es un derecho fundamental (como el de la comida o la justicia...) si nos entendemos como una especie que se rige por el lenguaje de un modo que (hasta ahora) ninguna otra parece hacerlo (hay que poner atención a los delfines y diversos grupos animales que cuentan con un lenguaje muy avanzado y complejo con posibilidades de comunicación que los humanos aún no logramos comprender del todo).


Fotograma de Eyes Wide Shut (S. Kubrick/F. Raphael, EU/Reino Unido, 1999).
Tomado de FilmAffinity.com.


No podemos renunciar a la palabra, pero, alto aquí, no hablo de cualquier palabra, para entendernos mejor diré que me refiero más bien a una búsqueda, ¿cuál? la de la palabra propia, informada, libre (con todo y las reservas que genera el último adjetivo), una que se abra camino a pesar de la religión que profesemos, de las enseñanzas de papá y mamá, de la sociedad en que vivamos (a pesar y con cada una de ellas), palabras que no se detengan en la moral de su tiempo (aunque la observen o la compartan) ni en los castigos de sus contemporáneos. Palabras que miren hacia el horizonte inalcanzable y que en las noches, mientras el sueño se revela, se planteen alternativas imposibles y se imaginen tocando el amanecer rojizo.


Tomada de Instagram: inmichel.




Inés M. Michel.
@inesmmichel
I: inmichel

Ciudad de México, enero de 2018.

 *[Atea, vegana, feminista,
lectora irredenta,
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia.]





martes, 2 de enero de 2018

Decálogo político, social y humano en pro de Andrés Manuel López Obrador (AMLO)


J. Ignacio Mancilla*





Queridxs lectorxs:



Con esta entrada (ilustrada con algunos fotogramas pertenecientes a otro Dekalog) inauguramos nuestro año de publicaciones 2018, periodo en el que nos hemos propuesto algunas metas para continuar este proyecto que iniciamos en abril de 2015. Una de ellas implica cambios en la dinámica del blog, así como la apertura de algunos espacios en redes sociales que nos permitirán dar un mejor seguimiento a las entradas. Pronto les compartiremos más sobre ellos para que puedan sumarse y dejar sus comentarios. En lo que respecta a los textos, les informamos que podrán leernos cada martes, de forma intercalada, a mi padre y a mí. Ya expresamos en otros momentos la fortuna que es para nosotros poder tender estas Cuerdas y con ello posibilitar una comunicación que nos permite hablar con aquellos que, sin conocerles necesariamente en persona, entran a leernos. Bienvenidas sean las opiniones diversas, afines, contrarias, todas las inquietudes; bienvenidas las discrepancias pues ahí está la semilla del diálogo que pretendemos (uno que respeta a las personas y debate sobre las ideas), no en la reafirmación constante de lo que expresamos, sino en el intercambio de formas de pensar. Sus intervenciones, en ese sentido, son cruciales. 


Feliz inicio de año para todxs.




Inés M. Michel





1.- Es más que patente que las elecciones presidenciales del 2018 no resolverán los problemas de fondo de México, sobre todo considerando el desastre en el que dejará al país (social, económica, política y humanamente) la administración de Enrique Peña Nieto (2012-2018).


Póster de Dekalog I (K. Kieslowski).


2.- No obstante ello, es más que indispensable tomar una posición clara con respecto a dicho proceso electoral, pues lo que se juega de manera inmediata y mediata es de suma importancia para la Nación toda.


Fotograma de Dekalog II (K. Kieslowski, 1988).


3.- Desde esta perspectiva, nos enfrentamos, en términos muy generales en la situación presente, solamente ante 4 alternativas posibles; esto desde la mera lógica del voto:

a) La del continuismo priísta, representada, esto sino ocurre algún tipo de contingencia política imprevista hasta ahora (a inicios del 2018), por el candidato oficial José Antonio Meade (nacido en 1969); quien ha ocupado altos puestos tanto en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) como en el de Enrique Peña Nieto. Y ha sido, en parte,  responsable de muchas de las cosas que hoy ocurre y no obstante ello ahora pretende la silla presidencial.

b) La de Por México al Frente, una especie de engendro ideológico conservador entre la derecha y la izquierda, cuyo candidato más probable será Ricardo Anaya (nacido en 1979), expresidente del Partido de Acción Nacional (PAN); otra forma del continuismo PRIANREDISTA establecido de facto a partir de la firma del Pacto por México, signado, precisamente, en el presente sexenio. Para mal de todas y todos. Los únicos beneficiados fueron las élites del poder económico y de los partidos políticos, tan distantes del pueblo todo.

c) La del o de la candidata supuestamente independiente, que serían, lo más seguro, Jaime Rodríguez Calderón (nacido en 1957) y gobernador actual del Estado de Nuevo León, cargo al que llegó como independiente y Margarita Zavala (nacida en 1967), esposa de Felipe Calderón y que nunca se ha deslindado de los crímenes de lesa humanidad cometidos por su cónyuge en su calidad de presidente y que ahora, por su cuenta, aspira a ser la primera presidenta. ¿Para qué?, nos preguntamos, ¿para continuar con (PAN con) lo mismo?

d) Por último, está la opción de Andrés Manuel López Obrador (nacido en 1953) y que compite por tercera ocasión; al que le han robado el triunfo en las elecciones de 2006 y en las del 2012, de manera por demás descarada. Si no nos equivocamos, esta candidatura es la única opción real y diferente (hasta cierto punto), lo que no significa necesariamente una alternativa radical al régimen. Más bien se trataría de una especie de reencauzamiento de la historia nacional en tiempos de plena globalización. Lo que genera muchas dudas sobre la manera en que realmente gobernará si es que se le reconoce, en esta tercera vez, su probable triunfo y, sobre todo, si somos capaces de defenderlo. Aquí se abren todas las incógnitas posibles. ¿Qué haremos?



Fotograma de Dekalog III (K. Kieslowski, 1988).


4.- Ante este panorama, la única opción sufragista e institucional que se nos presenta en términos reales a todas y todos los mexicanos es la de Andrés Manuel López Obrador (AMLO); cosa que de ninguna manera podemos asumir y menos proponer de forma acrítica, antes bien, ahora es más que indispensable un posicionamiento político claro de por qué, en todo caso, se llamaría a votar por él y a movilizarse en caso de un nuevo fraude. Exigiéndole un mínimo de cosas, en lo social, en lo económico, en lo político y en lo humanístico al propio AMLO si es el ganador y se logra su reconocimiento. Al respecto puede verse la carta abierta que le escribió Javier Sicilia en el Proceso del 31 de diciembre de 2017.


Fotograma de Dekalog IV (K. Kieslowski, 1988).

5.- Esta coyuntura plebiscitaria, que se da en medio de una de las más agudas crisis política, social y económica, además de humana (insistimos), tiene que impulsar un reacomodo de las izquierdas y de las fuerzas progresistas todas, más allá del oportunismo, para así poder redefinir las condiciones del futuro inmediato, mediato y lejano de nuestro país en el contexto internacional de grandes reacomodos mundiales. No podemos aislarnos del mundo, pero tampoco podemos someternos, como se ha hecho en los últimos 30 años al neoliberalismo más rapaz, salvaje e inhumano que hoy impera.


Fotograma de Dekalog V (K. Kieslowski, 1988).


6.- Cosa que, pensamos, no puede hacerse sin un balance crítico de la opción que ha presentado el Concejo Nacional Indígena (CNI) y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) a través de su candidata María de Jesús Patricio Martínez (nacida en 1963), mejor conocida simplemente como Marichuy. Se supone que como una alternativa real al mero juego electoral/institucional del sistema. Pero, nos preguntamos, ¿ha fungido realmente la candidata del CNI/EZLN como una opción de aglutinación del malestar social que atraviesa todo el país? Pensamos que no y mucho se debe al distanciamiento político e ideológico entre los zapatistas y los perredistas (desde los tiempos de AMLO) y toda la izquierda partidaria; incluyendo a MORENA. He aquí, pues, la verdadera necesidad de una reflexión crítica, en tanto dicha alternativa es por la que no pocos están apostando, pero tendrá pocos efectos en la composición del mapa político institucional del México actual, pues su llamado es por una lucha a largo plazo, pero, ¿existe el largo aliento sin el corto? Con toda la importancia que  ha tenido el EZLN en el México actual, su presencia se ha ido diluyendo y dejó de ser el gran atrayente que fue algún día; sin importar toda la pertinencia de sus planteamientos hechos desde el largo plazo.


Fotograma de Dekalog VI (K. Kieslowski, 1988).


7.- Todo lo anterior no puede hacerse sin dejar en claro la situación que guarda nuestro país desde lo económico, lo social, lo político; pero también desde la catástrofe humana que hemos vivido desde la guerra de facto impulsada por Felipe Calderón y que prolongó Enrique Peña Nieto y que, ahora, se pretende legalizar mediante la Ley de Seguridad Interior recientemente aprobada. ¿Cómo previsión ante el descontento social ante un nuevo robo electoral? He aquí, pensamos, la cuestión de fondo. Es sobre este nuevo escenario que tendremos que actuar con suma inteligencia y prestancia.


Fotograma de Dekalog VII (K. Kieslowski, 1988).

8.- ¿Cuál es la condición que guarda la nación, cuando prácticamente ha concluido la administración de Enrique Peña Nieto y de la que José Antonio Meade pretende ser la mera continuación, llamándole, no sabemos si inocente o cínicamente, la opción del “progreso” contra la del “abismo”, representada, según él y el sistema todo, por Andrés Manuel López Obrador? Mero chantaje ideológico y político ante una población asqueada por la grilla politiquera y, además, con un país llevado al abismo precisamente por el que ahora se nos presenta como nuestro salvador (¿Negan travestido, pero con su inseparable bate, “Lucille”?).


Fotograma de Dekalog VIII (K. Kieslowski, 1990).

9.- Aparte de la profunda crisis económica y política; además de social y humana, de ninguna manera podemos olvidar los más de 200 mil muertos y más de 30 mil desparecidos y los miles y miles de desplazados; todo ello como el corolario de una administración altamente corrupta e incapaz de resolver, vía la política y las instituciones los graves problemas nacionales que hoy nos agobian. ¿Acaso no son necesarias reformas profundas, como las emprendidas en los tiempos de Benito Juárez y no como las recientes, llamadas estructurales, y que han llevado al país, precisamente, al desastre actual?


Fotograma de Dekalog IX (K. Kieslowski, 1988).

10.- Por todo lo anterior, este decálogo político y social no quiere ser otra cosa que un llamado a la movilización electoral, pero también política; y por supuesto que también social y humana, para posibilitar no solamente el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador sino, sobre todo, hacer que se le reconozca, para, a partir de ahí, no sin un distancia crítica necesaria (volvemos a insistir en ello), poder emprender, entre todas y  todos los mexicanos de abajo y de en medio, un camino de justicia social, con paz y democracia y con un desarrollo igualitario; sin dejar de considerar la libertad, el techo, la tierra, la salud, el pan, la educación, el trabajo, la independencia y la dignidad. En suma los famosos once puntos del EZLN. Pensamos que esto es factible si todas y todos nos lo proponemos. ¿Acaso es imposible conjuntar la lucha de  largo plazo con la electoral? ¿Son acaso irreconciliables estos dos proyectos?

Esta es la razón de fondo del presente decálogo político y social en pro de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). ¿Qué otro candidato hará posible esto? Por supuesto que esto no se hará sin la presión social y política organizada. Pero sinceramente así lo consideramos, faltas tú, sin ti este esfuerzo no dará los frutos anhelados. ¿Estás dispuesto a ello? Pensamos que nos ha llegado la hora de organizarnos de manera eficiente e inteligente y no permitir más atropellos en ninguno de los rubros que priístas, con  la complicidad de muchos perredistas y por supuesto los panistas, nos han sumido en los últimos tiempos: la economía, la justicia, la democracia, los valores humanos, la dignidad, la salud, la educación, el trabajo, la paz, el hogar, la calle y un largo cúmulos de  etcéteras que no podemos, ya, dejar de lado. Ya no podemos aplazar las soluciones que los tiempos actuales nos exigen.

¿Están AMLO y el EZLN dispuestos a ello?

¿Lo estamos nosotras y  nosotros? ¿Te sumas?

Sin ti no lo lograremos. Tenemos que estar todas y todos.


Fotograma de Dekalog X (K. Kieslowski, 1988).



P. D.


No solamente es México sino la humanidad toda la que está en juego, como muy bien las y los zapatistas nos lo han mostrado con creces; de ahí que haya fuerzas e intereses que quieren impedir la conjunción de los dos proyectos que aquí hemos definido sucintamente. Mal haríamos en seguir perpetuando ese su juego.





*J. Ignacio Mancilla.

[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]