sábado, 23 de diciembre de 2017

'Dekalog' y despedida de 2017




Inés M. Michel*



Este texto es un pre-texto en un sentido amplio y es también una despedida. Lo escribo para este espacio por las preguntas que me vengo haciendo desde el anuncio de la alianza de MORENA con PES, este último, un partido que se asume como cristiano evangélico y cuya estrategia es brincar de alianza en alianza desde hace años.

Así que lo que sigue es una antesala de algo que se publicará en enero -un decálogo político, social y humano- autoría de J. Ignacio Mancilla, a la par que una despedida del año que se nos va. (Mientras leía no pude evitar pensar en Kieslowski, cineasta polaco, y su Dekalog, serie concebida originalmente para televisión que terminó convirtiéndose en una especie de largometraje dividido en diez episodios, por eso esta entrada fue hecha con la misma estructura que utiliza el próximo texto a publicarse). 


Jan Tesarz (Dekalog V).
Fotograma tomado de: thesamecinemaeverynight.net


1. Tomando en cuenta que las redes, al menos en las que me muevo (sé que la segmentación es un hecho y que separa a los usuarios, mostrando solo ciertas cosas “afines” a cada uno, calculadas por un algoritmo) están incendiadas con el tema del rumbo que se está dibujando en la carrera electoral para 2018, van unas cuantas reflexiones:

2.  Qué camino nos queda cuando el neoliberalismo está a punto de colapsar (eso si es que no nos aventuramos a decir con Chomsky -u otrxs autores- que colapsado está).

3. Yo, sobre todo, tengo preguntas que no puedo agotar en una entrada. Es por eso la estrategia adoptada hace meses que implica ir escribiendo Apuntes, (me parece que es lo único que la vida con su finitud y su complejidad nos permite hacer, apuntes que se van -vamos- corrigiendo; con fortuna para algunxs estos se convierten con los años en un corpus literario al que ya otrxs se encargan de sumarle correcciones y anotaciones).

4.  Entonces: 2018.

5. ¿Por quién votar? Haré uso de Tomás de Aquino- y de su Summa theologiae para pensar por adelantado y responder posibles argumentos contra el voto -incluyendo aquellos que consideran inútil ejercerlo-. Votar no resolverá (ni por asomo) la problemática que vivimos en México (¿y en el mundo?).

6. Tampoco el que llegue tal o cual candidatx. (Tengo muchas reservas -muchísimas- con esa alternativa planteada como candidaturas independientes -no solo para presidente-; no desarrollaré más este punto por el momento).

7. Por otro lado, no creo que sucumbir a la desesperanza sea un camino (en ningún momento de la vida), ni en lo personal, ni en lo político (¿pueden separarse?).

8. ¿Es López Obrador una posibilidad real? He votado por él dos veces ya. No quiero argumentar aquí sobre si se le hizo fraude o no (Summa Theologiae, de nuevo), porque es un debate sin sentido (aunque no debería), donde mucha gente que se involucra de entrada llega gritando “¡chairos!” a diestra y siniestra o intercambia cualquier palabra altisonante con quien no comparte su postura, lo que a estas alturas, francamente, me hace perder los estribos y no estoy para ello en este bonito -casi- fin de año.

9. Lo siguiente sería: ¿Por qué renunciar a nuestro derecho al voto? -ganado con tanta sangre-. No quiero renunciar a él ni llamar a votar nulo (es ir contra mis principios cualquiera de las opciones). Tampoco votaré -ni recomiendo votar- por el PRI, PAN o PRD, por no mencionar otras “propuestas” que solo se suman a las grandes según lo dicte la conveniencia (¿qué son estos partidos? o, mejor planteado: ¿qué queda de ellos y de lo que alguna vez fueron?) El panorama es complicado. Nuestro país requiere urgentemente nutrirse de la acción ciudadana organizada y continua, votar es parte de ello pero es más que nunca necesario pensar más allá de los periodos electorales.
     
10. Andrés Manuel no deja de ser una posibilidad (a pesar de las críticas que pueden y DEBEN hacérsele). El resumen es que votar por él en 2018 es solo una de un conjunto de acciones civiles que tenemos que empezar a hacer desde ya, y no parar hasta el próximo sexenio (momento para tomar un respiro y empezar de nuevo, con las acciones, con la organización, con el compromiso cívico -¿es complicado? sí, lo es-). Así que solo apuntaré para cerrar por ahora (otra vez los apuntes) que en esta tercera ocasión el camino de la posibilidad está dibujándose distinto. Las mismas encuestadoras que en 2012 daban por perdedor a López Obrador, con un margen amplísimo a favor de Peña Nieto, entre once y veinte puntos porcentuales (¿es necesario recordar aquí que no sucedió así?), esta vez anticipan un triunfo para AMLO con márgenes de casi diez puntos. Puede ser una ficción el asunto de las encuestas, una más de las Ficciones (Borges) que vivimos todos los días (o diciéndolo con Orwell, puede que todo suceda al revés de como se supone debiera estar sucediendo). Estas Ficciones pasan frente a nuestros ojos, forman parte de la así llamada realidad (Ende).  

Por alguien se tiene que votar, leí en un post de Facebook, lo que nos lleva nuevamente al comienzo, o más concretamente al punto cinco...

Nos leemos en 2018.




Inés M. Michel.
@inesmmichel

I: inmichel

Ciudad de México, diciembre de 2017.

 *[Atea, vegana, feminista,
lectora irredenta,
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia.]


jueves, 14 de diciembre de 2017

Breves reflexiones sobre el pronunciamiento de Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México





J. Ignacio Mancilla*





El sábado 9 de diciembre de 2017, a muy temprana hora y en plena efervescencia de nuestros tiempos preelectorales con miras al 2018, Miguel Ángel Mancera (Jefe de Gobierno de la Ciudad de México) se pronunció públicamente, en el salón Murales del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, con relación a la candidatura presidencial de Por México al Frente; esto según la nota de Gabriela Romero en La Jornada virtual, publicada a las 09:58 horas.

Este hecho deja en entredicho al Frente mismo, del cual él, MAM, fue muy activo; pero una vez que no se dieron las condiciones que le permitieran ser el candidato presidencial, se desmarca de dicho Frente alegando dos cosas fundamentalmente (concedámosle el beneficio de la duda, por un momento): Mediante la primera, hablando en primera persona, dijo: “lamento profundamente que no se haya dado un método o un procedimiento para competir abierta y democráticamente”; con la segunda, mostrándose muy preocupado por la reconstrucción de la CDMX, sostuvo, también en primera persona, que su lugar estaba en la Ciudad “encabezando las tareas de reconstrucción de mi querida ciudad, sirviéndole a mi gente, hoy mi deber está aquí con sus habitantes, permanezco como primer responsable del restablecimiento de mi ciudad, a la que me debo, me quedo a cumplir”.


Magú.


La tercera cosa, y esto ya lo formuló en tercera persona, dijo: la única razón para dejar su desinteresada tarea en la Ciudad, sería la de: “servir a la nación, a mi país, por ello continuaré aquí en la ciudad de México con toda mi fuerza y dedicación”.

Es de llamar la atención el repentino amor por la Ciudad de alguien que se ha dedicado a desmantelarla, desde el punto de vista social y de la habitabilidad (recuérdense los estragos del sismo del pasado 19 de septiembre, por las corruptelas, “fenómeno natural” que lo cimbró como precandidato presidencial), ya que todo el tiempo que ha fungido como Jefe de Gobierno lo hizo para ponerse al servicio político de Enrique Peña Nieto, directa e indirectamente, traicionando así el voto que lo eligió y al propio PRD, por mucho que los propios perredistas sean hoy sus más grandes traidores.

Desde esta lectura y perspectiva, si bien su pronunciamiento no causa ninguna extrañeza, sí generó mucho asombro y hasta perplejidad, por lo menos a mí, que a ese posicionamiento político, a todas luces convenenciero, lo haya acompañado el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas; cuya imagen bastante deteriorada, más allá de su gran papel como uno de los principales constructores del Partido de la Revolución Democrática (PRD), como consecuencia de la ya lejana Corriente Democrática, hoy en franco declive en ese bastión de la CDMX y que fue tan importante en lo que pudo ser y no fue, gracias entre otras cosas a Marcelo Ebrard, pero sobre todo a Miguel Ángel Mancera.


Cárdenas con Mancera.


Mucho es lo que habría que escribir sobre esta singular historia de un movimiento que se configura en partido y cuya pretensión fue la de una revolución democrática y que, hoy, ni siquiera es la cabeza de una contrarrevolución antidemocrática, sino la cola, dejándole al Partido de Acción Nacional (PAN, otros que también han traicionado su historia y principios), precisamente, la cabeza; es decir, la candidatura presidencial.

Es por eso que duele mucho ver al ingeniero haciendo semejantes papeles, ya que, como dice la canción de Juan Gabriel, pero ¿qué necesidad?

Todavía, creo, nos hace falta un análisis político detallado de la historia de los gobiernos de la Ciudad de México del PRD, entre ellos por supuesto el de Andrés Manuel López Obrador; pero lo que queda claro es la enorme distancia entre el primero de ellos, el del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y el último, el de Miguel Ángel Mancera, no se nos olvide que la sucesora del ingeniero Cárdenas, Rosario Robles hoy está del otra lado de la trinchera.

Es por ello nuestro pasmo y extrañeza, pues el primero representó la esperanza de un movimiento social que venía del ya reconocido fraude electoral de 1988 y el último no significa otra cosa que la claudicación y la traición por intereses personales que seguramente le redituarán grandes beneficios a MAM, pero que han hecho que el PRD pueda perder no solamente la Ciudad de México sino incluso su perspectiva de partido político, ya no digamos de movimiento alternativo al priísmo.

¿Cuál es el juego político del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en todo esto?

2018, que ya está aquí a la vuelta de la esquina, nos despejará estas dudas y desconciertos; para bien y para mal, seguramente.

Pero cuento, aquí, de paso, una interesante historia. Mucha conmoción me causó Carlota Botey y Estapé (1943-2011) cuando, allá por 2004 me dijo que quería renunciar al PRD y así lo hizo, públicamente, por medio de una carta publicada por La Jornada; en dicha misiva, de manera por demás sintética y elocuente, daba sus razones por las que no veía otra salida que la de dejar el partido que ella, junto con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, había coadyuvado a construir.

Cuento este asunto porque es parte, menor, es cierto, pero parte al fin, de un relato mayor que todavía está a la espera de ser narrado.

En fin… ya iremos desgranando esa memoria en la medida en que los acontecimientos del 2018 nos orillen a hacerlo.

Por lo pronto felices fiestas y, ¿qué decir del año venidero?


Lo esperaremos con temor y temblor, pero por supuesto que también con esperanza.       




*J. Ignacio Mancilla.

[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]









   





 

martes, 21 de noviembre de 2017

La unánime noche

(Apuntes sobre Ayotzinapa, tres años después)


Inés M. Michel*





“…lo que tenemos por parte del Estado y del gobierno es la injusticia, la atrocidad y el terror.
Lo que tenemos por parte de los estudiantes sobrevivientes de esa noche
y las familias de los 43 estudiantes desaparecidos es un ejemplo desgarrador de lucha y dignidad”.


John Gibler.




La noche del 26 de septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero se abrió una herida inmensa en el pueblo mexicano, una que a tres años de lo ocurrido tras la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, sigue sangrando y que, dolorosamente, no parece que vaya a sanar pronto.

Este episodio atroz continúa sin respuestas y sin solución para todos los familiares de los desaparecidos que siguen buscando justicia. Se sabe que en él participaron tanto policías municipales como federales e, incluso, el ejército[1]. Una operación conjunta que dio como resultado la pérdida del rastro de estos jóvenes que hoy podrían haber estado dando clases en un aula.

Ibero, la revista de la Universidad Iberoamericana, dedicó su número 52 (octubre-noviembre 2017) a rememorar lo ocurrido, consultando a diferentes especialistas y activistas para que dejaran constancia en sus páginas de lo poco que ha avanzado el caso, la importancia que tiene y el papel de las instancias gubernamentales que han funcionado como un obstáculo para encontrar el paradero de los muchachos. Titulado Ayotzinapa: 3 años sin verdad y sin justiciaresulta un documento que con gran responsabilidad y claridad expone los hechos en torno a la fatídica noche de septiembre, las investigaciones que han llevado por su cuenta las familias afectadas, la absurda “verdad histórica”[2] con la que se pretendió zanjar el asunto por parte de las autoridades, desmentida contundentemente por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), designado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), así como las claves que no debemos olvidar “… puesto que las y los desaparecidos son nuestros desaparecidos”[3].  

Y es que no solo se trata de 43 sino de miles de personas de las que se desconoce su paradero. Ayotzinapa se convirtió en el ejemplo de cómo la impunidad impera en el sistema de justicia mexicano y de la poca o nula capacidad que tienen las instancias correspondientes para investigar y lograr resultados en los casos de desaparición en todo el país.

Jan Jařab escribe, “Tres años después de los hechos la tragedia de los estudiantes sigue siendo también un símbolo poderoso, dentro y fuera de México, un caso emblemático… Tal y como ocurre con algunos nombres de otros pequeños lugares de nuestro planeta, sitios humildes, anteriormente desconocidos fuera de sus propios países, ‘Ayotzinapa’ e ‘Iguala’ estarán por siempre en la conciencia de la humanidad vinculados con una injusticia que trasciende lo cotidiano”[4].

Monumento a La Bandera, Iguala, Guerrero.
Tomada de: flickr.com


La tragedia sigue viva, Ayotzinapa no hizo más que evidenciar la grave crisis que vivimos en México desde hace más una década, es el símbolo de una realidad que cuenta con más de treinta mil personas desaparecidas solo en cifras oficiales, que dan cuenta en números cerrados de trece mil desaparecidos durante el sexenio de Felipe Calderón y en lo que va del correspondiente a Enrique Peña Nieto, dieciocho mil (activistas como Javier Sicilia manejan una cantidad total cercana a los doscientos mil)[5]. Los datos son estremecedores.

La unánime noche (tomando prestado el término que utiliza Borges al inicio de Las ruinas circulares) en que los estudiantes desaparecieron es todas las noches… A manera del fantasma que describe Guillermo del Toro en voz del personaje de Federico Luppi en El espinazo del diablo se trata de un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez, esta y cada una de nuestras noches. Los familiares de los desaparecidos, de los 43 y de todos los otros miles, continúan sin descanso, las fosas clandestinas, que no han parado de salir a la luz en las averiguaciones que las propias familias han llevado a cabo, siguen llenas de cuerpos sin identificar, cada día amanecemos con más muertos e historias de hombres y mujeres que no se sabe dónde están.

43 jóvenes con sus rostros y apellidos pusieron nombre a ese horror y, para nuestro pesar, este no se irá ni lo hará mientras no haya justicia, por todo ello esta pequeña contribución a la memoria que debemos mantener viva frente a la muerte, la desolación y el terror de esa unánime noche que vuelve a estremecernos cada vez que viene al recuerdo y al presente.







Inés M. Michel

Ciudad de México, noviembre de 2017.

 *[Atea, vegana, feminista,
lectora irredenta,
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia.]

@inesmmichel
I: inmichel















[1] PATRÓN, Sánchez, Mario E., Ayotzinapa: desmontar el pacto de impunidad. [Ibero, núm. 52].
[2] “Esta versión señala que los jóvenes habrían sido confundidos con narcotraficantes, asesinados en un basurero, cremados a cielo abierto y sus restos tirados a un río por un cartel del narcotráfico…”, BERISTAÍN, Carlos, Martín, Nacimos de una herida. La experiencia del GIEI y sus principales conclusiones sobe el caso Ayotzinapa. [Ibero, núm. 52, P.p. 11-13]
[3] RUIZ, Reyes Jorge, Ayotzinapa y los retos para la implementación de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas y Desaparición Cometida por Particulares. [Ibero, núm. 52, p.15]
[4] JAŘAB, Jan, Ayotzinapa, tres años después. [Ibero, núm 52, p.9]
[5] La cifra fue tomada de Contra la mentira y el silencio, la resistencia y el reclamo de justicia. Ágora: 17 voces sobre el caso Ayotzinapa. [Ibero, núm. 52, p.25]

domingo, 12 de noviembre de 2017

Carta abierta a Matías Almeyda, entrenador de las “Chivas” del Guadalajara


J. Ignacio Mancilla*





Guadalajara Jalisco, a 12 de noviembre de 2017.
Día del Cartero.




Apreciadísimo Matías:




No tengo el gusto de conocerlo y le verdad me encantaría poder hacerlo, pero antes que nada quiero manifestarle mi agradecimiento, satisfacción y respeto por lo que ha hecho con el equipo más popular y reconocido de México, dicho así, de manera clara; por más que les duela a los americanistas (sobre todo al “Ruso”, su paisano). Dicho entre paréntesis, me dejan perplejo las declaraciones de Paco Jémez en cuanto a que el Cruz Azul es el segundo equipo más popular después del América, ¡vaya!

Antes que nada quiero recordar, a todos sus pupilos, sé que es algo innecesario pero lo haré, la forma en que jugaron cuando ganaron el campeonato, en el torneo pasado, frente al equipo “favorito”, los “Tigres” de la Universidad Autónoma de Nuevo León (independientemente del penal mal marcado, ¡ay el arbitraje mexicano!), con todas sus figuras extranjeras y todo su poderío económico.




Mucho vino a resarcirnos contra la identidad negativa del mexicano que, por razones históricas y complejas que no puedo desmenuzar en esta carta (motivo de una larga charla), nos estorban mucho a la hora de la verdad; no solamente en el fútbol, por supuesto.

No quiero, en esta misiva, caer en meras zalamerías, por lo que me veo obligado, también, a decir algunas verdades incómodas, más que para Usted, para los jugadores y también para su dueño (el señor Vergara).

¿Por qué la inconsistencia? ¿Acaso se les subió a la cabeza el éxito? De ser así, se comprueba que uno tendría que cuidarse más de los logros que de los fracasos. Los últimos, bien asimilados, terminan por enseñarnos más que los primeros.

El torneo que está a punto de culminar ha sido, desde la perspectiva deportiva, un fracaso para “Chivas”, algo que Usted ha asumido con valor y con una capacidad de autocrítica poco común en el medio futbolístico; aunque no solamente en ese medio el análisis reflexivo y crítico brilla por su ausencia. Su carencia pesa incluso allí donde menos se esperaría, ¡en las universidades!, lamentablemente. Sobre todo en la Universidad de Guadalajara.

Bien, sé que tuvo mucho factores en contra: lesionados sobre todo; además de seleccionados desorientados por un entrenador (me refiero al de la selección nacional, un tal Juan Carlos Osorio) que juega a inventar el fútbol en cada partido, con todas las consecuencias negativas señaladas por muchos comentaristas más capaces que yo en este oficio, y que los directivos de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) se niegan a escuchar; ya veremos lo que dicha sordera nos acarrea en el próximo mundial de Rusia.

A pesar del tan comentado empate, producto de las individualidades, sigue sin verse un juego de conjunto consistente. ¿Se logrará con Osorio?

Pero regreso a nuestras “Chivas”.

Causaron un verdadero dolor, tristeza y vergüenza en su juego de Copa contra un equipo de la liga de ascenso, el Atlante y no menos en su último juego de Liga contra el Atlas. ¿Podrán recuperar un poco su nivel futbolístico en su última aparición de este torneo, contra el León?

¿Qué hubo de Usted, como entrenador, me pregunto y lo cuestiono, que no estuvo a la altura de la hazaña lograda, más allá de las lesiones y de no haber tenido los refuerzos necesarios, cosa que no le posibilitó ya no digamos repetir la proeza del torneo pasado, sino ni siquiera que su equipo, que es el equipo de millones y millones de mexicanas y mexicanos (¡otro dolor para el América!), jugara con la misma enjundia y consistencia?

De repente esa capacidad afloraba, pero por ratos, para desvanecerse, rápidamente, en esfuerzos individuales y desesperados, pero sin consistencia del equipo que apenas la pasada competencia fue campeón. ¿Es aquí donde Usted también falló?




Esto es algo que me intriga, viendo la seriedad con la que asume su puesto y la honestidad con la que ha venido dirigiendo a uno de los grandes del fútbol mexicano; sino es que el más grande.

Pero la vida, cosa que también vale para el deporte, es muy compleja; el asunto es que hay toda una memoria de la que tienen, como equipo, que echar mano: la mediata e inmediata.

La que viene de lejos y que nos evoca al campeonísimo (otra dolencia para el América); pero también la de ayer, la que hizo posible el campeonato del pasado torneo, gracias no solo a su saber técnico-futbolístico sino, sobre todo, por lo menos así es como lo veo, por su capacidad de trasmitir y disponer mentalmente, en el mejor sentido de la palabra, a un grupo de jugadores exclusivamente mexicanos y jóvenes en su mayoría, para hacer posible lo que para la mayoría parecía imposible, ser campeones de nuevo y contra un equipo que todas y todos daban ya por campeón.

Esa es, creo, la memoria que tienen que rescatar y que Usted, como ningún otro, puede hacer que el equipo, y aquí espero que Vergara lo siga apoyando, pues en muchas cosas  se ha equivocado, y le posibilite hacerse de los refuerzos necesarios, para que así retome el juego con el que fue campeón de nuevo, para alegría de millones y millones de mexicanas y mexicanos. Estoy seguro que le fútbol mexicano saldrá ganando.




Sé que lo puede volver a hacer, ello mediante su enorme talento y capacidad de trabajo y dirección.

De eso no me cabe la menor duda.

Sin más se despide de Usted, respetuosamente.


*J. Ignacio Mancilla.

Profesor de asignatura del Departamento de Filosofía 
del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) 
de la Universidad de Guadalajara.

[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]









   


martes, 31 de octubre de 2017

Apuntes sobre la escritura creativa


Inés M. Michel*






"A la gente cuyo trabajo va más allá del campo de las ideas y penetra en la realidad material..."


Fragmento de la dedicatoria de Frank Herbert en Dune.




Hace unos meses terminé de leer Dune, apenas el primer tomo. Esta epopeya ecológica -usando el término que aparece en la portada- es una extensa obra del estadounidense Frank Herbert (1920 – 1986) a la que se le han ido añadiendo más volúmenes (cinco escritos por el mismo autor y dos más por su hijo, Brian Herbert, y Kevin J. Anderson, quienes usaron las notas del escritor, encontradas después de su muerte), además de contar con tres adaptaciones audiovisuales (cine y televisión), una de ellas muy famosa a cargo del realizador David Lynch (Dune, EU, 1984), quien ha renegado públicamente del trabajo –su primera y última superproducción- por considerar que se le fue de las manos y que no logró llevarlo a buen término.

Mientras leía este texto que está considerado como una obra maestra de la ciencia ficción (ganadora de los premios Nébula, Hugo e Internacional de Fantasía), fue creciendo en mí el asombro al ser testigo del universo tan complejo y vasto que Herbert fue capaz de plasmar con una minuciosidad paciente y laboriosa. Al finalizar la lectura encontramos un apéndice con datos que permiten entrelazar y comprender mejor lo narrado, incluyendo un glosario con la terminología del imperio, un mapa y notas cartográficas, así de minucioso es.

La historia nos cuenta sobre Arrakis, un planeta desértico donde el agua es el bien más preciado; en este lugar se suscitan una serie de disputas por el control del territorio, valioso porque en él se produce una droga que se comercializa en todo el universo, la especia Melange. Partiendo de esta premisa vamos conociendo el origen y linaje de las familias que se encuentran en el poder, las características de este mundo y de otros más que están bajo el control del Imperio Galáctico, así como particularidades del lenguaje de diferentes grupos. 

Seguimos a Paul Atreides, el protagonista, quien está destinado a ser un líder para los Fremen, seres que han logrado adaptarse al territorio desértico y que enfrentan numerosas amenazas, naturales y humanas. Heredero de un gran poder, este joven va forjando su carácter en tiempos de guerra y enfrentamientos, mientras reflexiona sobre los alcances de su fortaleza y la naturaleza de sus lazos familiares y su lealtad.


Dune. Concept Art Illustration. Tomada de: conceptartworld.com


Todo esto me llevó a pensar en lo profunda que puede llegar a ser la labor de un escritor o escritora que se entrega a la creación de una diégesis en la que intervienen tantos factores. Tenía claro que la escritura es un proceso que se nutre de muchas experiencias y conocimientos, que como ejercicio conjunta una serie de saberes, y que en la maestría de quien narra radica la posibilidad de hacer una propuesta propia y diferente. Pero con Dune esto me fue confirmado y, además, fue aún más lejos mi experiencia como lectora al sumergirme en una obra que entreteje en forma de relato de ciencia ficción reflexiones sobre lo humano, la trascendencia, la ecología, la libertad y la supervivencia, por mencionar algunas cuestiones que se abordan en la narración.

Lo que me gustaría asentar aquí es que escribir literatura es más que imaginar personajes y situaciones. Todo aquello que podamos conocer y aprender, ya sea matemáticas, historia, pintura, biología, o cualquier disciplina, servirá en la tarea de narrar, y más que eso, nutrirá a la historia y aumentará la capacidad creativa y los alcances narrativos de quien escribe.

Es buen momento para recordar también que la literatura fantástica, tan denostada en muchos círculos intelectuales por, supuestamente, no ocuparse de asuntos trascendentales, no hace otra cosa más que hablar de la realidad y problematizarla. Con el pretexto de la ficción se pueden decir muchas cosas sobre nuestro mundo y las condiciones en que vivimos; la reflexión puede alcanzar múltiples niveles, es cuestión de leer con detenimiento y con la mente abierta.

Autores como Herbert que son capaces de crear un universo completo con distintos idiomas, geografías y tecnología, con una multiplicad de objetos que nombra y describe dejándonos claro su utilidad y grado de complejidad, muestran su erudición y capacidad de análisis. 

Dando una ojeada a su biografía, encontramos que se desempeñó en muy variados trabajos: camarógrafo, fotógrafo, locutor, pescador de ostras, analista... Tenía especial interés por la psicología y la ecología, siendo esto último algo evidente en su obra, además de llevarlo a residir durante sus últimos veinte años de vida en una granja biológica junto a su familia, donde eran autosuficientes y habitaban en contacto con la naturaleza.

Mientras lo leía me vino a la mente otro escritor, J. R. R. Tolkien, a quien he revisado muy poco, pero que de forma similar en complejidad logra edificar toda una mitología con El señor de los anillos, donde entre otros muchos detalles, dota a cada comunidad de su propio lenguaje y costumbres particulares.

No hay conocimiento que estorbe en la vida, mucho menos para quien se dedica a la escritura. Creo que una persona que escribe tiene más que nadie la necesidad de documentarse acerca de su mundo, enterarse de las noticias y hechos de actualidad, aprender sobre distintas materias y ser capaz de investigar por su cuenta sobre aquellos temas que le apasionan. Todo ello se verá reflejado en su obra. Si bien hay autores más complejos que otros, así como historias, es en la literatura fantástica y en la ciencia ficción donde he encontrado grandes reflexiones sobre la condición humana y las posibilidades con que cuenta la humanidad para afrontar las diferentes adversidades que se nos presentan y que son llevadas al límite en estos relatos, haciéndonos imaginar y pensar más allá de nuestras fronteras cotidianas, siempre para regresar al presente y a la realidad que nos rodea, asumiendo una postura distinta y meditando sobre los problemas que tenemos frente a nuestros ojos, como individuos y como sociedad.

Ahora que estoy embarcada junto con un amigo muy querido en la escritura de un relato fantástico, espero poder utilizar lo que he ido aprendiendo en la vida para volcarlo en esta creación con la que apenas hemos caminado algunos pasos y a la que todavía le resta mucho trabajo por delante.


En este sentido, lo que me dejan lecturas como Dune, es la necesidad de seguir aprendiendo. Es en el aprendizaje y la lectura atenta donde está lo que podemos después transformar en escritura creativa, ya sea sobre un desierto imaginado o sobre cualquier otro mundo del que queramos contar algo.



Inés M. Michel

Ciudad de México, octubre de 2017.

 *[Atea, vegana, feminista,
lectora irredenta,
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia.]

@inesmmichel
I: inmichel