jueves, 4 de julio de 2019

Primer Informe de AMLO




Primer Informe de Andrés Manuel López Obrador (AMLO)[1]


“El 15 de febrero de 2018 el periódico Reforma
publicó una encuesta sobre las elecciones
presidenciales: <<Así cierran las precampañas:
Lidera AMLO, Acelera Anaya, Se rezaga Meade>>.
Las cifras de intención de voto eran AMLO 42%;
Anaya 32%; Meade 18%; otros candidatos 8%.
Para el 1 de julio, día de la elección, la ventaja
de AMLO sobre Anaya se había triplicado. ¿Qué pasó
en esas semanas para que AMLO pasara de
tener 10 puntos de ventaja a tener 30?”.

Jorge Buendía/Javier Márquez. 2018: ¿Por qué el tsunami?
(Nexos No. 499, julio de 2019).


El próximo 1 de septiembre, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como todos los anteriores presidentes, estaría obligado a presentar ante el H. Congreso de la Unión su primer informe de gobierno. Sin embargo, el lunes 1 de julio, a un año de su triunfo electoral, AMLO decidió en pleno zócalo adelantar dicho ejercicio y nos presentó (rompiendo formas de alguna manera), a todas y todos los mexicanos, su primer balance de actividades; a siete meses de ejercicio y celebrando su primer año de haber sido electo.

Independientemente de que también revisaremos el que por obligación dará ante las y los legisladores del Congreso, adelantamos aquí, con lo presentado por el propio Andrés Manuel, nuestra reflexión sobre los primeros siete meses del régimen ya denominado de la cuarta transformación (4 T).

Lo primero que salta a la vista es el cambio de formas, AMLO ha decidido darle un giro a su balance de actividades y presentarlo en la principal plaza pública de nuestro país, el zócalo de la Ciudad de México. Igual hizo cuando se supo ganador y se presentó en la misma plaza para dar no solamente su posicionamiento ante el triunfo, de alguna manera (in)esperado, sino para esbozarnos sus compromisos ya como presidente electo.

Informe de actividades, Andrés Manuel López Obrador.
Foto: La Saga.


¿Qué tanto se ha avanzado en lo prometido y qué tantas son las dificultades reales que todavía habrá que vencer? He aquí las dos preguntas fundamentales, según mi punto de vista, desde las que habrá que juzgar al presente régimen.

Me gustaría, antes de dar respuesta a esas dos acuciantes cuestiones, hacer explícita una apreciación que creo no es solamente personal, acerca del momento que nos ha tocado vivir con este cambio en marcha, aún con todas sus contradicciones.

Y es que… de alguna manera sabíamos que habría muchas dificultades y de que el país estaba hecho un desastre, pero nunca nos imaginamos el grado de descomposición social, económica y política –además de otras esferas que han las timado el tejido social- al que llevaron a nuestro pueblo y nación los dos últimos sexenios; estoy hablando de Felipe Calderón Hinojosa y de Enrique Peña Nieto, sin dejar de apuntar, también a Vicente Fox Quezada.

Al grado de que estamos remando a contracorriente y muchos esfuerzos habrá que hacer, todavía, para apenas poner las condiciones mínimas para que se transforme realmente el país. Pero, ¿estamos seguros que la 4 T es la mejor vía?

En esas estamos y para ello voy a entrar al análisis de lo planteado por nuestro presidente y confrontarlo con la realidad, la simple y a veces dura realidad. Esto en términos muy sintéticos. 
    
Para hacerlo quiero iniciar citando un texto del mensaje de AMLO, ya casi al final sostuvo que:

Se han cumplido 78 de los 100 compromisos que hice en esta plaza hace siete meses, 78 de 100. Posiblemente nunca al comienzo de un gobierno se haya hecho tanto en tan poco tiempo; sin embargo, tenemos pendientes”.

¿Es así? Bien, yo por mi parte me detendré en algunas cifras (en pocas, muy pocas, a manera de ejemplos ilustrativos) para, partiendo de ellas hacer una reflexión sobre lo que está en juego en los tiempos de la llamada cuarta transformación (4 T). Sobre el sentido o no de esta última ya me expresé aquí mismo, en este Blog (entrada del 6/20/19).

Avanzo, pues.

Tomaré tres datos a manera de ejemplos, para analizar todo lo que se cierne alrededor de las cifras y su significación.

En primer lugar, en el mensaje se nos dijo:

Foto: Notimex.


Se redujo el robo de combustibles en 94 por ciento; y con eso nos vamos a ahorrar 50 mil millones de pesos. Se resolvió el problema de abasto de gasolinas y, como ya dijimos, prácticamente se acabó con el famoso huachicol”.

En términos mucho más concretos esto significa que esos 50 mil millones de pesos equivalen a prácticamente 4 años de presupuesto de la Universidad de Guadalajara, considerando los 13 mil millones de pesos de este año. Sé que otra cosa es lo que realmente hace nuestra Universidad con ese dinero y toda la cuestión de los altos sueldos de  los funcionarios y las dobles y hasta tiples plazas; y, hay que decirlo, la miseria de salarios de las y los maestros de asignatura, que son más del 50 por ciento de la planta docente de nuestra alma mater. Pero…   

En segundo lugar se planteó que:

Se suprimió la pensión de cinco millones de pesos mensuales a los expresidentes de la República”.
Y:
“Ya no hay atención médica privada ni cajas de ahorro especial para los altos funcionarios públicos; sólo con estas dos medidas nos ahorramos 10 mil millones de pesos”.
Es decir, casi el equivalente de un año de subsidio de la Universidad de Guadalajara; para seguir con la misma comparación.
En tercer lugar y ya por último (haré un análisis más general cuando presente su informe ante el Congreso, el próximo 1 de septiembre), otra de las medidas que se tomaron en este gobierno, se enunció del siguiente modo:
Ya se canceló la condonación de impuestos a potentados e influyentes”.
¿Cuánto representa en términos reales dicha cancelación? Van mis cálculos, ello a partir de algunas consideraciones de diversos medios y periodistas. Y aquí sí estamos antes cantidades estratosféricas, que apuntalaban un régimen demasiado inequitativo y, por tanto, injusto.
Pero, ¿se acaba la injusticia con la medida anterior y todo lo que ha hecho el presidente? Por supuesto que no, esto apenas empieza. No esperemos que todo lo haga él, ¿y nosotras y nosotros? ¿qué haremos para no perder la oportunidad de que cambien realmente las cosas en nuestro país y para evitar que el viejo régimen vuelva?
Esta es la verdadera cuestión. Y depende solamente de nosotras y nosotros. ¿Nos queda claro?
Bien. Un dato que se manejó fue el de 400 mil millones de pesos. Para las y los humanos comunes que somos, estas cifras nos rebasan absolutamente, pues nuestro uso cotidiano del dinero no va más allá de nuestras raquíticas quincenas. Pero para que nos demos una idea clara al respecto, considerando el mismo patrón, los 13 mil millones de pesos anuales del presupuesto de la Universidad de Guadalajara. Esa cantidad, la de 400 mil millones de pesos (independientemente de que haya sido mayor, como otros medios manejaron; algunos elevaron la cifra a 600 mil millones de pesos), equivale a 31 años de presupuesto de la Universidad de Guadalajara; es decir, se pudo haber financiado a la Universidad de Guadalajara desde 1988 hasta el presente año (2019). De ese tamaño es la estafa de las grandes firmas y sus grandes tasas de ganancia. ¿A costa de quiénes?

Rectoría General de la Universidad de Guadalajara.
Foto: La voz de Jalisco.


Esto es lo que se ha hecho, y sí falta mucho por hacer, pero… la pregunta de fondo es, ¿qué estamos haciendo nosotras y nosotros para que México cambie realmente? Por ejemplo, ¿qué estamos haciendo en nuestra Universidad de Guadalajara para que se acabe la impunidad y la corrupción? Y, finalmente, ¿está solo el presidente en su “loca pasión”? ¿Y el gabinete? ¿Y las y los legisladores? ¿Todas y todos estamos a la altura de la cuarta transformación (4 T)? O… ¿Se podrá avanzar en el camino andado si no se castiga, legalmente, a quienes tanto dañaron al pueblo todo y a la nación misma? O… ¿con el perdón basta?[2]
Son algunas preguntas que quedan pendientes y que habrá que confrontar con la dura realidad conforme pase el tiempo; la que está más allá o más acá de los discursos. Para bien y para mal. Pero tengo la impresión de que aparte de las “normales” reacciones en contra del cambio, dentro de la burocracia misma, hay sectores “oscuros” (uso el término en el sentido de la teoría del sujeto de Alain Badiou: sujetos fieles, reactivos y oscuros; siempre relacionados al acontecimiento y al  verdad), que están haciendo una singular “guerra sucia” para que pronto vuelva la “normalidad” y se extinga al anhelo de cambio de los 30 millones de votos que llevaron a Andrés Manuel a la presidencia.

P. D.
El mismo lunes 1 de julio fue publicada una entrevista que hizo La Jornada a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) por parte de Roberto González Amador, Luis Hernández Navarro, Pedro Miguel, Alonso Urrutia y Miguel Ángel Velázquez. En ella el presidente no contestó varias de las cuestiones formuladas por La Jornada, precisamente aquellas que tienen que ver con las grandes contradicciones en las que se mueve el régimen de la 4 T, es decir, la Guardia Civil, el Tren Maya y, sobre todo, el todavía sensible tema de la seguridad en la que poco, muy poco, se ha avanzado. Lamentablemente. Esto mientras la “loca pasión” del presidente apuesta por afianzar todo hacia el fin de año. ¿Será? ¿Y nosotras y  nosotros qué hacemos y qué haremos al respecto?     


J. Ignacio Mancilla.
FB: Juan Ignacio Mancilla Torres 


[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]
        






    
  




[1] A la memoria de Carlota Botey (1943-2011), legisladora excepcional de la LVI Legislatura (1994-1997).

[2] Cf. La entrevista a Ricardo Monreal por parte de Álvaro Delgado, José Gil Olmos, Arturo Rodríguez y Neldy San Martín en Proceso No. 2226 (30 de junio de 2019). Ahí Ricardo Monreal  habla de la “soledad” del presidente al respecto y dice que el gabinete no está a su altura.

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