Inés M. Michel*
Sala 3 Caligari Café. Boceto: Inés M. Michel, Dibujo final: David A. Becerra
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Utilizando el espacio
físico ya analizado (Caligari Café), como un puente para llegar a este otro
filme, retomaremos el aspecto gótico que une a nuestros tres objetos; por un
lado está la propuesta icono del expresionismo alemán, homenajeada en un café
tapatío y por el otro un referente cultural de nuestros tiempos, emblema del
estilo gótico traído a la modernidad.
La película de Nolan
recrea a Ciudad Gótica volviéndola más realista y otorga otro sentido a la
percepción espacial y a la atmósfera oscura, alejándose de las también
referencias indiscutibles, Batman (Estados
Unidos, 1989) y Batman Returns (Batman Regresa, Estados Unidos 1991),
ambas de Tim Burton.
El elemento gótico
vuelve, atenuado en los aspectos arquitectónicos, acentuado en el personaje de
Batman, oscureciendo al personaje, otorgándole aún más misterio del que ya
poseía y reivindicando el espíritu antiheroico del mismo.
No es casual la
interpretación del director ni la selección de estos elementos para construir
otra historia sobre Batman, distinta pero magistralmente acertada.
Es pertinente
preguntarnos aquí, sobre la herencia gótica que permanece en esta y otras obras
cinematográficas, recordando las formas, las estructuras y las pasiones
despertadas por filmes como El gabinete
del doctor Caligari.
Lo es también,
adentrarnos en lugares poco comunes, que inmersos en nuestra realidad
cotidiana, y en ocasiones pasando un poco desapercibidos, nos recuerdan que el
pasado permanece, en forma de homenaje, de recuerdo, o incluso de ausencia que
silenciosa regresa de cuando en cuando.
La gran catedral se
encuentra ausente en este análisis, a cambio presento el interés despertado por
un espacio que conjuga cine, estética y misterio, con toques de surrealismo que
se escapa por esa diminuta puerta que lo alberga, una que un día cualquiera
podría engullirnos sin previo aviso, para dar paso a ese otro mundo en el que
seremos extraños, enfrentados a nuestros temores, a esa otra realidad que se presenta excéntrica, delirante, distinta.
Elegir un filme que
funciona como referente cultural de una época y de una corriente de pensamiento
tuvo la intención de buscar la espacialidad presente en el séptimo arte,
enlazarla con un punto real, cercano, para utilizarlo como eslabón para
nuevamente aterrizar en otra producción audiovisual.
Lo actual recuerda a lo
pasado, los espacios retornan a un origen que pareciera inalcanzable, y sin
embargo, lo alcanzan, lo alcanzamos de la mano de soñadores que plantean un
espacio para imaginar.
Tomando café, comiendo
una pasta, o simplemente conversando en Caligari, su atmósfera se condensa
frente a nuestros ojos, deja de ser ajena, rodea nuestras palabras, y hace lo
que solo el arte puede, traernos otra
realidad tan palpable que dudaremos de la autenticidad de la nuestra.
VER: De Caligari a Batman (Parte 1)
VER: De Caligari a Batman (Parte 1)
Fachada Caligari Café. Fotografía por: Inés M. Michel
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*La Otra I
[atea, vegana, feminista,
lectora irredenta
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia]
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