martes, 17 de abril de 2018

Un hogar propio



Inés M. Michel*




La semana próxima este proyecto cumple tres años, concretamente el 23 de abril, fecha en que en 2015 se hizo la inauguración de Cuerdas Ígneas con un texto de mi autoría titulado La tercera fue la vencida, donde hago una crónica sobre mi huída de la Universidad de Guadalajara.

Ante el umbral del tercer aniversario de un espacio que se ha ido construyendo con palabras, me veo haciendo una retrospectiva de lo que he vivido, repasando algunas de las inquietudes que compartí aquí; las circunstancias son distintas de cuando inicié este intercambio con mi papá, donde siempre se ha buscado el diálogo, las ideas cruzadas y la exposición de posturas que nos permitan acercarnos entre nosotros y a quienes nos leen. Un cambio importante acontecido durante este periodo de tiempo tiene que ver con mi decisión de vivir en Ciudad de México, un lugar al que le debo mucho sentimentalmente pues, aunque originaria de Guadalajara, desde muy pequeña vine con mi madre y mi padre a esta ciudad, creciendo y siendo parte de ella desde los dos años hasta los catorce cuando decidí volver a mi lugar de origen.

Retornar a radicar en la capital era una decisión postergada por varios años, los planes fueron tomando forma y mutando hasta que finalmente me decanté por inscribirme a un diplomado en Estudios Literarios en la Universidad Iberoamericana, lo que me llevó a mudarme y reiniciar en este ritmo de vida frenético por el que es conocida esta urbe, a la par que marcó mi regreso y reconciliación con los espacios universitarios, la Ibero fue un sitio que me maravilló.

Quizá uno de los retos que se presentaron con mayor fuerza fue la tarea de encontrar dónde vivir. Alojados temporalmente con una amiga de la familia, nos enfrentamos a la búsqueda de departamento y a las terribles inmobiliarias, a la necesidad de contar con un aval, a la realidad relacionada con el encarecimiento de la vivienda, a la incertidumbre que se presenta cuando no encuentras nada acorde a tus gustos/presupuesto.

Toda la experiencia del cambio me llevó a renunciar a ciertas comodidades a cambio de obtener algunas libertades. Pude cursar el diplomado, que finalizó el mes pasado, y nuevamente me enfrento a un panorama en el que tengo que reacomodar mis actividades, planificar otros caminos. Por segunda vez me mudé, y busqué otro espacio aquí en la misma ciudad y estoy en una exploración nuevamente, que a grandes rasgos se afinca en la necesidad de construir un hogar propio junto a la persona con la que estoy compartiendo mi vida.

En este trayecto me he enfrentado sobre todo a mí misma, a mis miedos e inseguridades, a mi carácter y a mi manera de entender el mundo. Lejos de la casa familiar, aunque siempre contando con su apoyo tenaz que me fortalece y me nutre, me he cuestionado a mí misma, teniendo como horizonte aquellos sueños y deseos que se me presentan como imprescindibles. La lejanía de ciertos espacios y también de personas, amigos y familiares con quienes compartí trabajo, ideas y compromisos tanto personales como profesionales tiene su costo, no soy indemne a él. Por otro lado, conocer gente nueva y abrirse un camino propio en una ciudad que presenta tantas ventajas y posibilidades resulta un aliciente. Las dificultades están y han estado a la orden del día, las vamos sorteando conforme aparecen, la promesa para mí misma es hacer aquello que me mueva a levantarme cada día sin remordimientos, haciendo lo que me gusta, formar ese deseado hogar propio, que no tiene qué ver solo con un espacio físico sino sobre todo con dónde se afincan tus anhelos.

Son tres años, seguimos aquí...


Nueva habitación en CdMx. Roma Sur.






Inés M. Michel.
@inesmmichel
I: inmichel

Ciudad de México, abril de 2018.


 *[Atea, vegana, feminista,
lectora irredenta,
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia.]










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