miércoles, 15 de marzo de 2017

Reflexiones (im)políticas a balón parado



J. Ignacio Mancilla*



Algo inusitado ha sucedido en México; el fútbol, quizá el deporte más popular y el negocio más redituable en el mundo del espectáculo nacional, ha sido parado por una huelga de árbitros que exigen respeto y que se cumpla con la normatividad de la propia Federación Mexicana de Fútbol (FMF) en lo referente a los castigos por agresión a los árbitros.


Un poco de historia

La violencia ha tomado las riendas en todos los ámbitos del país (210 mil muertos y 30 mil desaparecidos en 10 de años de guerra al narcotráfico y el territorio nacional convertido en un gran cementerio clandestino), lamentablemente; y el fútbol no tenía por qué ser la excepción.

Todo empezó (es un decir, porque en realidad el fenómeno viene de más lejos y no solamente es coyuntural; recordemos el famoso grito homofóbico sobre el que prácticamente no se hace nada, por parte de las autoridades, aparte de tolerarlo) con el juego entre Tigres de la UniversidadAutónoma de Nuevo León y el Veracruz (en peligro de descender de categoría) y la tibieza de la Comisión Disciplinaria, perteneciente a la propia FMF, con un partido de castigo; luego vienen las lesiones provocadas a Renato Ibarra (del América), Hirving Lozano (del Pachuca) e Isaac Brizuela (del Guadalajara) y las castigos blandengues dictaminados por la misma Comisión.



Tomada de: infobae.com

Finalmente, la violencia tuvo como centro a los propios árbitros (las mentadas de madre eran el pan de cada partido); la más visible y escandalosa fue la del jugador del América (Pablo Aguilar, tenía que ser el América) contra el árbitro: cabezazo, pechazo y pisotón; además de improperios. Lo mismo hizo Enrique Triverio, jugador del Toluca, éste ya se disculpó, por lo menos.


El otro no ha dicho esta boca es mía.





El castigo que arruinó el espectáculo y el negocio, este fin de semana

La Comisión Disciplinaria, que había dado muestras fehacientes de ignominia e indignidad (algo muy común en México), se lució, al extremo, al modificar el reporte arbitral y no ver lo que todo el mundo vio claramente, la agresión de Pablo Aguilar y considerar, dicha agresión, solamente como un “intento de agresión”, castigándolo 8 partidos y 2 más por los insultos, cuando el Reglamento establece un año de suspensión, claramente.

En todo eso estábamos hasta el domingo 12 de marzo, que se supone se resolvería el conflicto; pero sea el desenlace que tenga, este paro ya hizo historia en el país; pues por primera vez no se ha jugado toda una jornada, porque los árbitros se negaron a silbar como protesta por unos castigos ridículos, seguramente por presión de los equipos involucrados.

¿Será esto el inicio de cambios de fondo en el fútbol mexicano, tan inclinado al negocio y menos al deporte mismo, o todo seguirá igual?

O, ¿se irán contra los árbitros, malamente, como los responsables de esta crisis?

Esta es la gran cuestión de fondo que pronto, más allá de que el lunes 13 haya quedado resuelto el conflicto dándole a Pablo Aguilar y a Enrique Triverio un año de castigo, que en menos de lo que rueda un balón lo veremos. 

El grave problema de México lo representan los poderes meta institucionales, cosa que acontece en todos los ámbitos de la vida nacional; desde la presidencia de la República (recuérdese lo de la Casa Blanca, se castiga a los periodistas que denuncian la corrupción y no a los que violentan la ley) hasta las Universidades (en la Universidad de Guadalajara esto es más que patente); lo mismo se pretenderá hacer con el fútbol; en lugar de castigar a los jugadores que han violentado el reglamento, se querrá hacer pagar los negocios rotos a los silbantes.  


Finalmente…

Bien, todo indica que este round lo ganaron los árbitros, pues el castigo se modificó, otra vez, pues Pablo Aguilar y Enrique Triverio, ya lo dijimos, serán castigados por un año y que los árbitros, ya es oficial, regresan a las canchas para el martes 14 para que se puedan llevar a cabo los cuartos de final de la Copa MX.

Esto anunció un Decio de María sin ningún rubor, haciendo, otra vez, el papelón de su vida, pero, ¿el sueldo lava cualquier indignidad e ignominia?

Una última reflexión, Salinas Pliego (de TV Azteca) habló de secuestro, cuando todo mundo sabe que los únicos que han controlado, de facto, el fútbol son las televisoras (TV Azteca y TELEVISA), que son hasta dueñas de más un equipo. Son ellos los que infringen la legalidad y luego quieren presentarse como inocentes, en este juego poco limpio del fútbol, ja, ja, ja.

México, México, ra, ra, ra.

   
  *J. Ignacio Mancilla



[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]








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