J. Ignacio Mancilla*
Ya
sólo tenemos los cuerpos sin vida
de
nuestras hijas que siguen hablando
y
pidiendo que no nos callemos. Ellas
amaban
la vida, ellas no eligieron morir”.
Araceli
Osorio (madre de Lesvy Berlín Rivera Osorio).
El
jueves pasado se conmemoró una vez más el Día internacional de la
mujer, que este año, en México, aunque no solamente, adquirió
tintes dramáticos, por el considerable aumento de feminicidios en el
país todo y particularmente en algunos estados de la República. Es
el caso del Estado de México, de Colima y Jalisco, tristemente.
Las
mujeres tapatías, como en muchos lados, salieron a la calle a
manifestarse. La marcha partió de la emblemática Plaza Universidad
(en pleno centro histórico), subió por avenida Juárez y dobló por
avenida Chapultepec, hasta llegar al Monumento a Los niños héroes.
Marcha 8 de marzo, 2018, Guadalajara, Jal., Méx. Foto: J. Ignacio Mancilla. |
Fue
una marcha de muchos gritos y consignas. Muchas de rabia y coraje y
fueron sobre todo mujeres jóvenes; aunque también pocos hombres.
Una
de las grandes heridas que deja la administración de Enrique Peña
Nieto (EPN), que por fortuna está por terminarse, es precisamente la
de los dolorosos feminicidios; muchos de ellos sumamente cruentos,
como el de Lesvy Berlín Rivera Osorio que se dio en pleno campus de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el más
reciente, acá en Jalisco, el de la universitaria del Centro
Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), Karina
González, a quien asesinaron frente a su pequeña hija.
No
cabe duda que en lo tocante a la justicia, la administración peñista
deja un boquete todavía más grande que el del famoso socavón del
Paso Exprés Tlahuica, en el que murieron dos personas; no obstante
ello, el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes
(SCT), Gerardo Ruiz Esparza sigue tan campante…
Y
no debemos olvidar la afrenta de los 43 de Ayotzinapa; quizás la
parte más reconocida del desastre humanitario que nos ha dejado la
“guerra contra el narcotráfico” de Felipe Calderón Hinojosa
(FECAL) y que Enrique Peña Nieto simplemente prosiguió, sin ningún
otro sentido más que el de continuar con la política de miedo y
terror de su antecesor.
Las
cifras, por demás siniestras, casi hablan por sí mismas. Y en lo
tocante a las mujeres, podemos afirmar, junto con Silvia Federici
(Calibán y
la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria,
Traficantes de sueños, Madrid, 2017), que lo que está en juego, en
el actual contexto de Globalización neoliberal, es una “guerra
contra las mujeres” y su capacidad de “reproducción” de la
fuerza de trabajo y de la vida misma; todo en aras del “trabajo
muerto” o capital según lo dejó en claro Karl Marx, de quien este
año se conmemora el 200 aniversario de su nacimiento (el próximo 5
de mayo).
Cartel del filme El joven Marx. |
Van,
pues, algunos aterradores datos. De cada 12 feminicidios que se
perpetran en América Latina, 7 corresponden a México. Y en la caso
de las violaciones, de cada 10 violaciones que se cometen en la
Ciudad de México, 7 se dan en el seno de las familias y en el 90% de
los casos la mamá lo sabía y no pudo hacer nada por intimidación
o amenazas.
Y,
en ese terrorífico contexto, no obstante de que ya han pasado 11
años desde que la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia fue promulgada y a 7 años desde su última
reforma, lejos de aminorarse tan degradante fenómeno social, éste
ha ido en aumento, lamentablemente.
En
el caso concreto de la Universidad de Guadalajara, muchos son los
pendientes, pero ahora, en la presente situación destacamos la
equidad de género y el acoso que se da dentro de sus instalaciones;
fenómenos sobre los que las autoridades universitarias no tienen
nada mejor que ofrecer que la retórica tradicional de la clase
política más rancia y anacrónica. Con razón andan de
“chapulines”, a pesar de que no contestan las cartas que los
interpelan.
Algo
de esto se refleja en el Cartel pegado en los muros del CUCSH y del
que en este espacio aparece una foto, tomada por un servidor y subida
a mi muro del FB.
Cartel pegado en CUCSH. Foto: J. Ignacio Mancilla. |
En
fin... queda mucho por hacer, sobre todo a las mujeres, aunque es
tarea de todos, en lo tocante a estos temas que no hacen otra cosa
que evidenciar el machismo y hasta la misoginia reinante en nuestra
cultura. Y que se incrusta, según el decir de Mercè Rius (Contra
filósofos. O ¿en qué se diferencia una mujer de un gato?,
Biblioteca Nueva, Madrid, 2014), hasta en lo más sofisticado de la
cultura: el discurso filosófico.
Pues
a… deconstruir, ya que, como dice Guillermo del Toro: “Lo que
realmente me asusta son las macroestructuras construidas para que
sean una molienda humana a escala mundial. Por ejemplo, los valores
que tenemos y celebramos son profundamente temporales; no tienen
permanencia ni continuidad, eso asusta más que cualquier monstruo”
(La Jornada nacional, 12/03/18).
Marcha 8 de marzo, 2018, Guadalajara, Jal., Méx. Foto: J. Ignacio Mancilla. |
*J. Ignacio Mancilla.
[Ateo, lector apasionado,
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]
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