martes, 13 de marzo de 2018

La marcha de las mujeres: el 8 de marzo de 2018 en Guadalajara



J. Ignacio Mancilla*






Ya sólo tenemos los cuerpos sin vida
de nuestras hijas que siguen hablando
y pidiendo que no nos callemos. Ellas
amaban la vida, ellas no eligieron morir”.

Araceli Osorio (madre de Lesvy Berlín Rivera Osorio).




El jueves pasado se conmemoró una vez más el Día internacional de la mujer, que este año, en México, aunque no solamente, adquirió tintes dramáticos, por el considerable aumento de feminicidios en el país todo y particularmente en algunos estados de la República. Es el caso del Estado de México, de Colima y Jalisco, tristemente.

Las mujeres tapatías, como en muchos lados, salieron a la calle a manifestarse. La marcha partió de la emblemática Plaza Universidad (en pleno centro histórico), subió por avenida Juárez y dobló por avenida Chapultepec, hasta llegar al Monumento a Los niños héroes.


Marcha 8 de marzo, 2018, Guadalajara, Jal., Méx.
Foto: J. Ignacio Mancilla.


Fue una marcha de muchos gritos y consignas. Muchas de rabia y coraje y fueron sobre todo mujeres jóvenes; aunque también pocos hombres.

Una de las grandes heridas que deja la administración de Enrique Peña Nieto (EPN), que por fortuna está por terminarse, es precisamente la de los dolorosos feminicidios; muchos de ellos sumamente cruentos, como el de Lesvy Berlín Rivera Osorio que se dio en pleno campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el más reciente, acá en Jalisco, el de la universitaria del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), Karina González, a quien asesinaron frente a su pequeña hija.

No cabe duda que en lo tocante a la justicia, la administración peñista deja un boquete todavía más grande que el del famoso socavón del Paso Exprés Tlahuica, en el que murieron dos personas; no obstante ello, el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Gerardo Ruiz Esparza sigue tan campante…

Y no debemos olvidar la afrenta de los 43 de Ayotzinapa; quizás la parte más reconocida del desastre humanitario que nos ha dejado la “guerra contra el narcotráfico” de Felipe Calderón Hinojosa (FECAL) y que Enrique Peña Nieto simplemente prosiguió, sin ningún otro sentido más que el de continuar con la política de miedo y terror de su antecesor.

Las cifras, por demás siniestras, casi hablan por sí mismas. Y en lo tocante a las mujeres, podemos afirmar, junto con Silvia Federici (Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, Traficantes de sueños, Madrid, 2017), que lo que está en juego, en el actual contexto de Globalización neoliberal, es una “guerra contra las mujeres” y su capacidad de “reproducción” de la fuerza de trabajo y de la vida misma; todo en aras del “trabajo muerto” o capital según lo dejó en claro Karl Marx, de quien este año se conmemora el 200 aniversario de su nacimiento (el próximo 5 de mayo).


Cartel del filme El joven Marx.


Van, pues, algunos aterradores datos. De cada 12 feminicidios que se perpetran en América Latina, 7 corresponden a México. Y en la caso de las violaciones, de cada 10 violaciones que se cometen en la Ciudad de México, 7 se dan en el seno de las familias y en el 90% de los casos la mamá lo sabía y no pudo hacer nada por intimidación o amenazas.

Y, en ese terrorífico contexto, no obstante de que ya han pasado 11 años desde que la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia fue promulgada y a 7 años desde su última reforma, lejos de aminorarse tan degradante fenómeno social, éste ha ido en aumento, lamentablemente.

En el caso concreto de la Universidad de Guadalajara, muchos son los pendientes, pero ahora, en la presente situación destacamos la equidad de género y el acoso que se da dentro de sus instalaciones; fenómenos sobre los que las autoridades universitarias no tienen nada mejor que ofrecer que la retórica tradicional de la clase política más rancia y anacrónica. Con razón andan de “chapulines”, a pesar de que no contestan las cartas que los interpelan.

Algo de esto se refleja en el Cartel pegado en los muros del CUCSH y del que en este espacio aparece una foto, tomada por un servidor y subida a mi muro del FB.


Cartel pegado en CUCSH.
Foto: J. Ignacio Mancilla.


En fin... queda mucho por hacer, sobre todo a las mujeres, aunque es tarea de todos, en lo tocante a estos temas que no hacen otra cosa que evidenciar el machismo y hasta la misoginia reinante en nuestra cultura. Y que se incrusta, según el decir de Mercè Rius (Contra filósofos. O ¿en qué se diferencia una mujer de un gato?, Biblioteca Nueva, Madrid, 2014), hasta en lo más sofisticado de la cultura: el discurso filosófico.

Pues a… deconstruir, ya que, como dice Guillermo del Toro: “Lo que realmente me asusta son las macroestructuras construidas para que sean una molienda humana a escala mundial. Por ejemplo, los valores que tenemos y celebramos son profundamente temporales; no tienen permanencia ni continuidad, eso asusta más que cualquier monstruo” (La Jornada nacional, 12/03/18).



Marcha 8 de marzo, 2018, Guadalajara, Jal., Méx.
Foto: J. Ignacio Mancilla.









*J. Ignacio Mancilla.

[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]













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