J. Ignacio Mancilla*
Quiero
ocuparme, esta ocasión, de alguien y algo que me atañe sobremanera:
de un librero muy singular y de los libros que ha puesto en mis
manos. Estoy hablando de Juan Flores, el de los libros del CUCSH
(Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades) de la
Universidad de Guadalajara. Al tiempo que, también, rindo un
homenaje modesto pero sincero a otro librero de ese mismo ámbito, ya
fallecido; me refiero a Ángel Junco (1958-2014), que descanse en
paz.
Este
año Juan cumple 27 años de librero en el CUCSH, se instaló por
primera vez allá por el año de 1991; en números globales, ha
movilizado alrededor de 50 mil libros. Él nació en lo que hoy es la
Ciudad de México, la que oficialmente antes se denominó Distrito
Federal. Actualmente tiene 57 años y fue Juan Sánchez Chong, de
origen chino, personaje ya fallecido, quien lo introdujo en el mundo
de los libros. Recuerda haber leído a Anton Makarenko, el más que
famoso Poema
pedagógico
y La madre,
de Máximo Gorki, precisamente a instancias de tan importante sujeto
en su vida.
Juan
conoce su oficio y sabe de libros; ha leído lo suficiente para
mantener una conversación alrededor del mundo de las letras. Leyó
al brasileño Jorge Amado y al mexicanísimo José Revueltas,
conocido personalmente por Juan Sánchez Chong, quien, de alguna
manera, fungió como su tutor y lo recuerda, siempre, con mucho
respeto y gratitud.
Lo
que sabe del marxismo se lo debe también a ese singular personaje
que tanto le trasmitió y que él no duda en reconocer lo que
aprendió a su lado; aunque no deja de ver lo que pese a las
importantes “enseñanzas” del chino, él no ha podido corregir y
que considera como sus “errores”; que de vivir “el chino”,
dice, lo regañaría por esas sus inconsecuencias.
En
cuanto a libros, dice que los que más le compran son los profesores
de Filosofía y los de Letras; y que lo mismo ocurre con los
estudiantes. Que también son los de Letras y los de Filosofía los
que más se acercan, ven y adquieren los libros que él día con día
exhibe y pone a su disposición. Lo mismo ocurre con los de Historia.
Profesores y alumnos.
Sostiene
que no hay diferencias sustantivas, en cuanto a la compra de libros,
entre mujeres y hombres. Que en caso de haberlas, serían
prácticamente insignificantes.
¿Qué
ocurre, nos preguntamos nosotros, con los demás profesores y
estudiantes? ¿Acaso los de las otras especialidades no leen? ¿Leen
menos? ¿No les interesan los libros? Son preguntas que no vamos a
responder y que dejaremos abiertas.
Fue
en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (Universidad
Nacional Autónoma de México) donde vio la exhibición y venta de
libros, al tiempo que acudía a las conferencias que se organizaban
en el Auditorio “Che Guevara”; experiencia que, aunada al
contacto y enseñanzas de Juan Sánchez Chong determinó lo que desde
ya casi tres décadas hace para ganarse la vida.
Son
varios los libros que Juan Flores ha puesto en mis manos y que de no
ser por él, estoy seguro que no los habría leído. Recuerdo con
mucho agrado, por todo lo que me aportó sobre uno de los temas más
significativos del cristianismo, el de Geza Vermes, La
resurrección,
editado por Crítica. También viene a mi mente un libro poco común,
La materia
oscura. Historia cultural de la mierda,
de Florian Werner, editado por Tusquets. Y, recientemente, texto que
estoy disfrutando sobremanera, el de Peter Watson, La
edad de la nada. El mundo después de la muerte de Dios,
también publicado por Crítica y tan significativo para el tema de
Dios en la Modernidad.
Por
supuesto que no son los únicos, pero son los que traigo a la memoria
para así darle un lugar a esa labor tan importante que Juan Flores
ha desempeñado ya casi por treinta años, la de difusor de la
cultura y la de facilitador de los libros, mismos que son tan
indispensables en un mundo en el que la cultura será nuestra
salvación o no será.
Juan
Flores, con su presencia, ha hecho lo que quizás muchos de nosotros,
los profesores, no hemos sabidos hacer de la mejor manera: fomentar
la lectura y el amor a los libros.
P.
D.
Los
que puedan, no dejen de ir con Juan Flores. Seguramente encontrarán
más de alguna libresca sorpresa.
*J. Ignacio Mancilla.
[Ateo, lector apasionado,
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]
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