martes, 17 de julio de 2018

Tiempo de esperanza



Inés M. Michel*





En la calle de Chihuahua de la colonia Roma se encuentra la que fuera la casa de campaña del ahora virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, que con el triunfo de AMLO fue renombrada como casa de transición. El domicilio se encuentra a pocas cuadras de donde estoy viviendo ahora por lo que seguido transito por ahí y me he percatado de la presencia continua de personas que llegan con la intención de felicitar a Andrés Manuel o llevarle alguna petición. Algunas de estas personas vienen de otros estados y todos comparten una característica, la esperanza de que López Obrador sí va a interceder por ellos, dando solución a problemas que en algunos casos se remontan a bastante tiempo atrás.

Muchas personas, acostumbradas a que sus quejas nunca eran resueltas, ven con gran entusiasmo la llegada de un presidente que durante todos estos años que precedieron a su triunfo, se ha mantenido cercano a la gente, escuchándola y brindándole la certeza de que va a resolver sus reclamos.



Casa de transición de López Obrador. Tomada de: noticieros.televisa.com


Es pertinente señalar que la victoria de Andrés Manuel se trata de un triunfo histórico, ya que llegará al cargo como el presidente más votado de la historia, con más de treinta millones de votos. Esto le otorga una legitimidad que sus antecedentes, Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa, no tuvieron. Por supuesto, esta legitimidad es solo el comienzo para un gobierno que promete cambiar las cosas de raíz, parte de las propuestas para lograrlo ya ha salido a la luz en días pasados mientras Obrador se prepara para tomar posesión el primero de diciembre.

Me parece claro que estamos ante un parteaguas, en muchos sentidos, y los efectos podremos ponderarlos una vez que acabe el próximo sexenio. Una de las tareas más importantes y que comprende un gran reto tiene que ver con la recuperación de la confianza de la ciudadanía en las instancias gubernamentales; la figura de López Obrador no será suficiente para garantizar un cambio profundo, es necesario que la legitimidad de la que ahora goza AMLO sea trasladada a todos los niveles de gobierno, cámaras de diputados y senadores, gobernantes, instancias jurídicas y policiacas. Todo ello para que la ciudadanía pueda acercarse a la instancia correspondiente con la certeza de que recibirá un trato digno y eficiente.

Es tarea de todos como ciudadanos, informarnos sobre lo que podemos exigir a las autoridades y dónde corresponde hacerlo, no todo lo va a resolver el presidente, tenemos que acudir al lugar que compete según el asunto que buscamos arreglar. Tenemos que cambiar todos aquellos vicios que venimos arrastrando y, sobre todo, dejar de lado la indiferencia, conocer a nuestros diputados locales y federales para exigirles que hagan el trabajo que les atañe, saber quiénes son los servdores públicos locales y dónde podemos encontrarlos; es crucial retomar nuestro compromiso ciudadano, siendo personas críticas y observadoras. También será de suma importancia la organización de la sociedad civil, para proponer y orquestar soluciones de forma paralela a los gobiernos, generando así alternativas que no dependan solamente de las instancias gubernamentales.

Como ya había compartido en la primera entrada de este mes, estoy viviendo esta etapa esperanzada, creyendo que México se acerca a una importantísima transformación. Las calles de la colonia Roma son testigo de esa esperanza, también el resto del país.




[Sugiero leer la columna de opinión de Rodrigo Peña González, titulada Visita al presidente legítimo, que se publicará el próximo jueves 19 de julio en El Semanario].




Inés M. Michel.
@inesmmichel
I: inmichel

Ciudad de México, julio de 2018.

 *[Atea, vegana, feminista,
lectora irredenta,
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia.]








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