Inés M. Michel*
Cada periodo de elecciones, un evento
en particular se presta para todo tipo de opiniones serias y chuscas,
se trata de la ley seca que entra en vigor un día antes de las
votaciones, “ya hemos votado sobrios y miren lo que ha pasado” se
replica por toda la red.
Creo que esta ley se suma a una
parafernalia electoral que defienden a capa y espada las
instituciones del país, con una incongruencia sin límite, pues son
ellas mismas las que no hacen más que quebrantar una y otra vez las
leyes, y amoldarlas a las necesidades de los grandes poderes de
México. Así que la ley seca, igual que el famoso alcoholímetro, no
son más que estrategias de control que han sido instauradas en el
marco de un discurso paternalista de protección a los ciudadanos,
papá gobierno dice cuándo y qué debe hacerse, pues las ciudadanas
y ciudadanos mexicanos no somos capaces de discernir por nuestra
propia cuenta sobre cosas como el consumo de alcohol y los excesos en
torno a él. Y por supuesto también papá gobierno puede brincarse
sus propias reglas cuando le venga en gana, como ha sucedido ya con
el Operativo Salvando Vidas de Jalisco: Ver Nota Suspenden 'Torito' por Posada
Más allá de eso, la disyuntiva sobre
votar o no votar (o anular), ya ha sido planteada en muchos medios y
espacios, con mayor y menor tino, Denisse Dresser, ha defendido la
validez del voto nulo como una expresión de hartazgo ciudadano, a la
par que fue muy difundido el video del experto en derecho electoral
Roberto Duque Roquero, quién explicó que los votos nulos no tienen
un impacto real en los resultados, y se quedan en una especie de
limbo por la naturaleza de nuestra legislación electoral.
Al respecto en el blog El rastro de
los sueños, se abordaron las diversas opiniones encontradas
sobre el tema, y dejo un par de puntos que me parecen importantes de
transmitir sobre la votación de este 7 de junio:
“Si usted simpatiza con algún candidato, como por ejemplo Pedro Kumamoto, sea cuidadoso al transmitir en redes sociales la propuesta por el voto nulo. Como electores, los mexicanos tendemos a simplificar, y entre una figura pública y un candidato desconocido, las personas tenderán a identificarse con la figura pública. Así de fácil. Los candidatos ciudadanos dependen absolutamente de los votos indecisos. Si apoyas a un candidato como Kumamoto, promuévelo con claridad. […] Por ningún motivo identifique su voto nulo con la abstención. Es una rara ocasión el que un día, cada tres años, los políticos y los gobernantes les importe (hasta tengan miedo) de lo que hacemos los ciudadanos. Me consta, porque en este mismo momento un grupo de funcionarios de casilla se capacita en mi domicilio, que la elección queda totalmente en manos de los ciudadanos. Los políticos temen a las votaciones copiosas. No se conforme con estar en desacuerdo. Tómese un tiempo para ir a votar. Vaya tempranito. O vaya después del partido de la selección. Pero vaya a votar.” Ver Blog Ppbustamante
Así que no, el panorama no es muy
alentador y quizá puedan creer que ir a votar es unirse a un circo
mediocre y lamentable, instalado en el medio de un desierto falto
principalmente de democracia, pero aún así decidí unirme, y no por
la inconsciencia de que sea un circo sino porque me niego a quedarme
impávida en la arena, mientras la lucha descarnizada barre con todo
a su paso. Votaré consciente de que no es ni por mucho, lo que
solucionará las cosas, votaré convencida de que podemos sacar al
PRI (ya lo hicimos una vez), y acudo al voto como un frente más que
hay que cubrir, sin poner demasiados huevos en esa canasta, como reza
el conocido refrán; y sobre todo, acudo a ese ejercicio, sin dejar
mi labor cotidiana desatendida, en la que creo más que nada, la del
arte como motor de transformación social.
*La Otra I
[atea, vegana, feminista,
lectora irredenta
a la espera del apocalipsis zombi
que dará sentido a mi existencia]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario